Los espero en mi nuevo blog con una nueva historia que quise compartir con ustedes. Espero les guste. Besos a todos ☺♥
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Vuelteros ♡
martes, 25 de febrero de 2014
lunes, 17 de junio de 2013
Epílogo. ♥
Un año y 3 meses después...
Pedro
acomodaba unas carpetas con archivos en su escritorio, mientras murmuraba y
tarareaba con alegría partes de la canción "Me gusta" de Ciro y Los
Persas… Ese tema ya había pasado un poco de moda pero él nunca dejaba de cantarla,
era una de sus favoritas.
Pedro: si
pudiera herir tu cuerpo de amor, lo estoy meditando, no habría nada mejor...
Nanaaanan...
Estaba muy
contento porque ese mismo día era su aniversario de casamiento con Paula,
parecía ayer cuando muerto de nervios le había hecho la propuesta en Bariloche,
más específicamente en el bello Bosque de Arrayanes. En tres meses habían
organizado todo y concretado la unión con sus familias y amigos de testigos,
ante la justicia y ante Dios. Ahora todo marchaba viento en popa en la relación
y esta sería una noche de festejo junto a su esposa... Lo único que le faltaba
era pasar a buscar el regalo al salir de la oficina. Tenía una linda sorpresa
preparada para ella, estaba seguro de que no se lo esperaría.
No pudo evitar
repasar el hermoso momento del casamiento en su mente mientras terminaba de
acomodar sus papeles.
Una iglesia de barrio muy bonita, adornos con flores
blancas que mostraban la pureza del acto que iba a ocurrir en ella, los
invitados emocionados esperando, el novio ansioso y sin poder dejar de moverse
a causa de los nervios, acomodándose el moño negro que completaba su look con
el smoking… De un momento a otro la música comienza a sonar: la clásica marcha
nupcial llena el ambiente con su melodía. La novia aparece en la puerta con una
sonrisa radiante, los ojos brillantes, y cumpliendo con todas las costumbres,
ideas, tabúes, creencias que aseguraban un matrimonio feliz: vestida de blanco
con fino lazo azul en su cabello adornando el peinado recogido, con unos aros
colgantes brillantes prestados por su tía, con unas medias de lycra sanas pero
que no estrenaba ese día... Algo azul, algo nuevo, algo viejo y algo prestado.
Lista para su GRAN paso.
Con pasos lentos, y aferrada al brazo de su padre se
acerca al altar.
El novio, también ahora con los ojos brillantes,
tratando de retener las lágrimas que se querían escapar, lágrimas que
reflejaban la mezcla de alegría y nostalgia que sentía en ese momento: alegría
por estar a minutos de unirse de por vida a la mujer que más amaba y de
nostalgia porque deseaba que su mamá
pudiera estar ahí. Recibe a su prometida, la toma de la mano y comienzan a
escuchar al Padre. Escuchan atentos, emocionados, felices.
Cura:
Pedro Alfonso, ¿aceptas a
Paula Chaves como tu esposa? ¿Prometes serle fiel en lo próspero y en lo
adverso, en la salud y en la enfermedad, amarla y respetarla todos los días de
tu vida?
Pedro:
Si, acepto (responde en seguida y bastante emocionado).
Cura:
Paula Chaves, ¿acepta usted a
Pedro Alfonso como tu esposo? ¿Prometes serle fiel en lo próspero y en lo
adverso, en la salud y en la enfermedad, amarlo y respetarlo todos los días de
tu vida?
Paula:
(deja escapar una lágrima, mira a su marido con una sonrisa y asintiendo dice)
si, acepto.
Luego de esto el cura bendice los anillos y los
novios se los intercambian. La misa continua, el cura les da permiso de sellar
la unión con un beso y ante los aplausos de sus familiares y amigos que estaban
ese día allí, se besan, se abrazan y al escuchar la música que indicaba su
salida, avanzan por el pasillo para salir del templo como esposos, unidos ante
Dios. Para toda la vida.
Pedro: Como me
gustaría repetir las emociones que viví ese día... (Comenta en voz alta
recordando el día en que se casó)
Horacio: Pepe,
¿decías algo?
Pedro: (se
gira sobre sí mismo, sobresaltado ya que no había oído llegar a su padre) Pa,
¿qué haces? (Se ríe) pensé que estaba solo. Fue un pensamiento en voz alta...
Horacio: ¿qué
día querías revivir?
Pedro: Mi
casamiento. Hoy se cumple un año, ¿sabes? (Horacio asintió) y me puse
nostálgico. Todos los días soy feliz junto a Paula pero las emociones que viví
ese día fueron únicas, increíbles.
Horacio: Con
el tiempo vas a ir encontrando más días que te marquen tanto como ese (le
sonrió con franqueza a su hijo). Si querés anda yendo. Ya no hay mucho que
hacer.
Pedro: Dale
Pa. Gracias.
Tomo las
llaves de su auto del escritorio, su chaqueta que estaba colgada en el perchero
junto a la puerta y salió hacia la calle, para terminar de armar la sorpresa
para su esposa y luego ir a su casa.
Mientras se
acomodaba en el auto para salir en busca del regalo su celular comenzó a sonar
y atendió con una sonrisa ya que se trataba de su esposa.
Pedro: Amor,
¿Cómo andas?
Pau: Bien,
¿vos?
Pedro: Bien,
por buscar tu regalo.
Paula: ¡Basta!
Porque no me queres decir qué es y me pongo ansiosa.
Pedro:
(riendo) sos terrible. Solo te digo que te va a encantar.
Paula: ¿No
será la perrita que hace rato te pido que me compres y vos no queres, no? (preguntó
poniendo voz de inocente, deseaba mucho ese regalo y su novio no estaba
dispuesto a tener dos perros pero nunca perdía las esperanzas).
Pedro: No,
Pau. Ya te dije que con Moro tenemos suficiente. Ya vas a ver, te va a gustar.
Paula: Bueno,
¿ya saliste?
Pedro: Si, estoy
en el auto.
Paula:
¡¿Manejando?! Te dije que no me atiendas mientras manejas.
Pedro:
¡Tranquila! Estoy en el estacionamiento todavía.
Paula: Bueno,
mejor. ¿A qué hora llegas? Así yo preparo mi sorpresa.
Pedro: Para
cenar estoy ahí.
Paula: genial, nos vemos gordo. te amo.
Pedro: Bueno,
nos hablamos después gorda. Porque si no ya veo que llego tarde. ¡Te amo más!
Paula, había
salido del trabajo una hora antes de lo normal ese día y la estaba aprovechando
para hacer algunos quehaceres de la casa, y esperando a su hermana con la que
había intercambiado unos mensajes en cuanto salió de la oficina y habían
quedado en verse un ratito.
En realidad
todo lo que hacía Pau en su casa era para tratar de no pensar en otra cosa que
la tenía muy nerviosa esos últimos días. Había aprovechado que Delfi iba a su
casa y le había pedido una cosa que necesitaba... Ahora la esperaba muy pero
muy ansiosa mientras planchaba, doblaba la ropa, caminaba por toda la casa
ordenando y buscaba hacer lo que sea para calmarse.
Pau: "No le
cuentes a nadie lo que te pedí, eh."
Le envió ese
mensaje a su hermana y siguió pasando una franela por un mueble que había en el
living aunque este ya brillaba de tan limpio que estaba.
Al rato
alguien toco el timbre y muy segura de que se trataría de Delfi la abrió, mientras
decía: "Más te vale que no le hayas dicho a nadie..." Pero dejó la
frase inconclusa al ver que no se trataba de su hermana menor.
Jose: ¿qué
cosa no le tengo que decir a nadie?
Pau: ¡Ay Jo!
¿Cómo andas? Pasa (se movió hacia un lado del umbral para dejar pasar a su fiel
amiga).
Jose: (entró
al instante y cerró la puerta detrás de sí) todo bien... Pero no me
respondiste.
Pau: No, es
que... Pensé que era Delfi (respondió algo nerviosa)
Jose: ¿en qué
andarán las hermanitas Chaves? ¡Miedo!
Pau: (rió)
¡qué mala! ¡Nada malo! ¿Te quedas a tomar unos mate conmigo y con Del?
Jose: Y bueno,
dale. Venía a traerte la remera que me prestaste (le da una bolsa), te la lavé,
eh (agregó sonriendo)… pero me quedo ya que estoy.
Pau: ¿Pongo la
pava o esperamos a Delfi?
Jose: Como tú
quieras amiga.
Pau: Vamos a
la cocina, ya vamos poniendo el agua.
Cinco minutos
después de que Jose había tocado el timbre éste volvió a sonar. Esta vez Pau se aseguró de que era alguien conocido quien
llamaba antes de abrir y al ver que era Valen, otra de sus fieles amigas, la
dejó entrar.
Valen le contó, mientras caminaba con ella hacia la cocina
donde estaba Jose, que había estado haciendo los últimos trámites con los de la
inmobiliaria y pronto estaría conviviendo con Hernán, y ya que pasaba por allí
y su novio se iba a trabajar quiso saludarla.
Delfina no
tardó en llegar y se unió a la reunión de las chicas. Paula le pidió discreción
frente a sus amigas con respecto al secreto que tenían entre ellas...
Pedro, en
cuanto salió de su oficina viajó bastante en auto ya que la casa del criador de
perros estaba en una localidad un poco lejana a la suya… Y si, finalmente le
compraría la perrita que tanto deseaba, seguramente sería una sorpresa muy
grande y la dejaría muy feliz. En cuanto tuvo a la cachorra en su poder viajó
hasta la casa de su hermana Sonia en la que había dejado lista una bolsa de
papel madera con un gran moño rosa en la que había guardado los platos para el
agua, la comida, un collar con su correa y la comida. También él estaba muy
ansioso por ver el regalo que su novia le había prometido así es que una vez
que tuvo todo listo partió hacia su hogar, no sin antes agradecerla a su
hermana por la complicidad con él.
Hacía una hora
que sus amigas se habían ido de su casa y media hora de que su hermana lo había
hecho, no sin antes ayudarla con lo tenían pactado hacer desde un principio… Aunque
había evaluado la posibilidad, no había tenido totalmente asumido ese cambio a
último momento que había tenido que realizar en el regalo por el aniversario
para Pedro en aquel día. Por suerte había podido contar con su hermana quien le
había sido de mucha ayuda para preparar todo. La cena ya estaba en el horno,
cocinándose, el living ordenado y ambientado para la ocasión, música suave de
fondo para calmar su ansiedad.
El timbre sonó
y se apresuró a ver de quien se trataba. Su ansiedad, sus nervios ya eran
incontrolables: Ahora deseaba más que nada darle su regalo a su novio que
recibir el que él seguramente le traería.
Observando por
la mirilla de la puerta, y viendo que el que había tocado el timbre era Pedro,
le abrió y lo abrazó.
Pedro: ¡Hola!
Que recibimiento efusivo (sonrió). ¿Cómo andas amor?
Pau: Todo
bien, ¿vos? ¿tu día?
Pedro: Todo
tranqui… Pero espera (la detuvo cuando ella estaba por cerrar la puerta). Tengo
el regalo en el auto… Vos sentate acá (la acompañó hasta el sillón) y cerrá los
ojos que yo ahí vengo... Pero no hagas trampa, eh.
Pau: Bueno,
está bien. ¡Qué nervios! (comentó mientras se acomodaba con los ojos ya
cerrados)
Pedro fue
hasta el auto, levanto a la perrita con un brazo y con el otro levantó la bolsa
con las cosas de la cachorra, volvió a cerrar el auto, entró en su casa y cerró
la puerta detrás de sí. Caminó hasta su novia y le dejó la bolsa en las manos.
Pedro:
¡Todavía no abras los ojos!
Pau: Ufa.
¡Dale!
Pedro se sentó
a su lado y sostuvo a la perrita frente a ella, la fue acercando de a poco y
ésta empezó a lamerle la cara a Pau.
Paula que no
entendía nada al principio se asustó y se corrió, al hacerlo también abrió sus
ojos… Se quedó por unos segundos observando a la perrita sin decir nada hasta
que pudo reaccionar, la tomó en sus brazos y la abrazó: perrita blanca, bulldog
francés, tal cual ella quería.
Paula: ¡Ay!
Gracias gordo. ¡¡Sos lo más!! (Dejó a la cachorrita a un lado y se abalanzo
sobre su marido). Es hermosa. Justo la que quería. Gracias… gracias… gracias
(repitió entre los besos que le dejaba en la boca a Pedro). Menos mal que no la
querías, eh. Ya se la quiero presentar a Moro y que se hagan amigos… Pero por
ahora lo dejo afuera, no sé cómo reaccionará.
Mientras
hablaba y le agradecía a su marido sus ojos fueron llenándose de lágrimas… En
cuanto dejó de agradecerle con palabras siguió haciéndolo con besos y sus
lágrimas empezaron a recorrer sus mejillas.
Pedro: Ey,
gorda. ¿Por qué lloras? ¿Hay algo que no te gusta?
Paula: No. Si
sabes que éste era el regalo que mas anhelaba (le respondió mientras se
limpiaba las húmedas mejillas con el torso de su mano). Es que estoy media
llorona hoy.
Pedro: ¿Hoy no
más? (comentó riendo)
Paula: Hoy más
que nunca.
Pedro: ¡No
seas maricona! Y reí que somos muy felices y encima te cumplí el deseo de la
perrita.
Paula: Todos
mis deseos me cumplís vos. ¡Gracias! (Al agradecerle de nuevo, las lagrimas
volvieron a escapársele pero se las limpio rápido y se levantó del sillón). Voy
a buscar mi regalo para vos. Aunque es medio para los dos (agregó pensativa)…
Ahí vengo.
Salió del living por la puerta que llevaba al
pasillo que dirigía a las habitaciones y al baño, tardó unos minutos en los
cuales Pedro, que comenzó a ponerse ansioso, acariciaba a la perrita y le ponía
agua. Pero cuando su mujer volvió, él ya estaba de nuevo sentado en el sillón,
esperándola.
Traía en sus
manos una caja del tamaño en las que vienen normalmente las zapatillas pero
como estaba envuelto con un papel brillante bordó y adornado con un moño blanco
no estuvo completamente seguro de que fueran zapatos… Esperó con paciencia que
ella se sentara a su lado y en cuanto le paso la caja la miró buscando la
aprobación para abrirla. Pau le sonrió y él comenzó a romper el papel… Debajo
de este había una caja de cartón, color marrón, bien común, de las que se
compran en cualquier casa de artística. Aún más intrigado buscó la solapa de la
misma y la abrió.
Dentro de la
caja se encontró con otra caja más pequeña, ésta forrada con un papel azul
oscuro. Pero ahora no había moño sino un papel doblado: lo tomó en sus manos,
lo desdobló y leyó su contenido que estaba escrito con la letra de su mujer.
“Te amo desde
lo más profundo de mi ser… “
Sonrió, miró a
Paula quien le devolvió la sonrisa y volvió a concentrarse en su regalo. Rasgo
el papel azul y se encontró con la misma caja de cartón color marrón, tomó la
solapa y la abrió. Dentro se encontró con otra caja más pequeña, esta vez
forrada de color amarillo pastel. Se rió y miró a Paula otra vez.
Pedro: ¿Qué
tipo de juego es este?
Paula: Era
para ponerle más suspenso… Pero, ¡dale! Que me muero de ansiedad yo.
Pedro pudo notar
que las manos de su mujer temblaban ligeramente, ¿Qué sería aquel regalo que la
tenía tan ansiosa y nerviosa?
Sobre la caja
de color amarillo había otro papel. Lo tomó y lo leyó…
“Este no era
el regalo original, hubo un cambio de último momento pero creo que igual te va
a gustar… Feliz años de casados… ¡Y por muchos más!”
Dejó el papel
a un lado, rompió el envoltorio y se quedó en sus manos con otra caja de cartón
color marrón… Tiró de la solapa y la abrió de una vez…
Cuando pudo
ver lo que había adentro no estaba seguro de que sus ojos le estuvieran
funcionando bien. Tomó el pequeño “artefacto” blanco en el cual se veían
claramente dos rayitas… ¿Un test de embarazo? La información le llegó de golpe
a su cerebro y en cuanto volvió a reaccionar pudo observar a su esposa a su
lado llorando, y con una sonrisa en los labios.
Pedro: (con
voz temblorosa le preguntó) ¿vamos a ser papás, mi amor? (sus ojos se le
llenaron de lágrimas: poner en palabras la pregunta que vagaba por su mente
hizo que todo fuera mucho más real)
Paula: Si
(dijo a la vez que asentía).
Pedro no aguantó más las lagrimas y dejo que estas
corrieran por su rostro a la vez que se sentaba en el suelo para quedar a la
altura de la panza de su novia, le levantaba la remera y decía: “hola bebe”.
Paula no pudo
contener las ganas de abrazarlo ante la ternura que le dio lo que acababa de
hacer. Sabía que su novio era la persona más tierna del mundo pero nunca había
pensado que reaccionaría con esa ternura. Lo levantó del suelo mientras ella también
se levantaba y se quedaron abrazándose y besándose durante unos cuantos
minutos, en los cuales Pedro no dejaba de acariciar la panza de su mujer, donde
día a día crecía el fruto del amor tan puro que ellos se tenían.
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Agradecimientos.
Quiero agradecerles a todos
los que se bancaron las VUELTAS de estos muchachos desde el primer hasta el
último capítulo, a los que me comentaban, a los que me leían en silencio, a los
que me ayudaban cuando pedía ayuda por twitter o por privado a mis más
allegadas.
Querría agradecerles a uno por uno de los que me
dieron ánimos de subir la novela, de los que me tiraron ideas, me destrabaron
cuando no sabía cómo avanzar pero sería una lista bastante larga porque por
suerte muchos me ayudaban, y seguramente me olvidaría de alguien y no quiero
que eso pase…
Además
a las que me ayudaron o hicieron bellos comentarios siempre les agradecí en
forma pública y privada, les dedique los capítulos y les sigo totalmente
agradecida…Ustedes saben quienes son: GRACIAS ♥
viernes, 7 de junio de 2013
Capitulo 175 ♥ - ♡Final♡
El
día se mantenía soleado desde la mañana por lo que el calor se hacía sentir
bastante en Bariloche, Rocío y Paula habían abierto todas las ventanas para
dejar que el calor y el aire puro de montaña impregnara en la casa. Matías, el
novio de Rocío, había llegado a las tres de la tarde de trabajar y luego de
almorzar lo que su novia le había dejado preparado en la cocina, se unió a las
chicas en los preparativos: acomodó las mesas, las sillas, corrió los muebles
que molestaban... El trabajo pesado lo habían dejado para él.
Pau
estaba muy indignada porque su novio también tendría que haber estado allí para
ayudar, y aunque Rocío y Matías le decían que no pasaba nada cada vez que ella
se disculpaba por la falta de colaboración de Pedro, estaba molesta... Le
parecía muy desubicado que se hubiera ido por ahí en vez de ayudar a las
personas que los estaban alojando en su propia casa en esas vacaciones.
Llegadas
las cinco de la tarde Rocío, Matías y Paula comenzaron a vestirse para asistir
a la ceremonia del bautismo en una iglesia del centro de Bariloche. Mientras se
preparaban, Pau le envió un mensaje a Pedro para ver por donde andaba ya que
aún no había vuelto y en unos minutos tendrían que partir hacia la iglesia.
Que
se demorara hacia que su enfado crezca, no entendía qué le pasaba. ¿De repente
había vuelto a la adolescencia y prefería un partidito de futbol que estar
presente en un momento importante para su familia? ¿Era de nuevo un pendejo
inmaduro que ni miraba su celular para responder un mensaje? ¿A caso el primo
que había ido con él a jugar a la pelota no tendría que estar también
preparándose?
Suspiró
con fuerza como si haciendo eso un poco de la bronca que sentía saliera de su
cuerpo... Se abrochó las sandalias que acababa de ponerse y se miró por última
vez al espejo que había en su habitación antes de salir. En el living ya estaba
sentado en un sillón y totalmente listo: Matías, quien al ver a Pau se quejó de
que su novia no había sido tan rápida como ella.
Pau:
(riendo) bueno, pero Ro es la madrina, tiene que prepararse más, ¿no?
Mati:
si, pero como es la madrina... ¡no podemos llegar tarde!
Pau:
eso es cierto. Igual hay tiempo todavía (acotó mientras miraba la hora en su
celular). Los que vamos a llegar tardísimo somos Pedro y yo, ¡no aparece este
pibe! No me respondió los mensajes ni atendió mis llamadas...
Mati:
igual nosotros, los hombres, en dos minutos estamos listos.
Pau:
si, puede ser. Igual Pedro es bastante vueltero para vestirse... ¡Para todo en
realidad!
Mati:
(riendo) no te enojes, va a llegar.
Pau:
voy a ver si Ro necesita algo.
Mientras
subía la escalera hacia la habitación de Rocío un mensaje le llegó:
"gorda, anda yendo con Ro y Mati a la iglesia que yo me traje la ropa
porque suponía que se me iba a hacer tarde. Nos vemos allá. Besos amor."
La
bronca que la embargó en ese momento no se le pasaría así no más… Terminó de
subir la escalera y justo se encontró con Rocío saliendo de su habitación, ya
lista. Ella le sonrió pero noto que a Paula le pasaba algo así que la tomo de
la mano y la metió en la habitación con ella.
Rocío:
Vení para acá. ¿Qué te anda pasando Pauli? Desde hoy que estas re seria.
Paula:
Tu primo me pasa (soltó la frase y a la vez el aire contenido en un gran
suspiro).
Rocío:
(comenzó a excusar a su primo) Ya va a llegar...
Paula:
(la interrumpió) no, no llega. Me mandó un mensaje recién diciéndome que vaya
con ustedes y nos vemos allá.
Rocío
no sabía que responderle pero Pau en vez de notarla preocupada la notaba casi
divertida. En ese momento el celular de Rocío sonó y al leer el mensaje sonrió.
Rocío:
No te hagas drama Pauli. Anda medio colgado pero te ama de corazón mi primo.
Paula:
Pero no me molesta que no esté conmigo… Me molesta que no ayudara nada acá hoy
y que sea el bautismo de su sobrino y él va a llegar tarde…
Rocío:
(interrumpiéndola) no te hagas drama, todos lo vamos a perdonar (le sonrió para
transmitirle confianza y la tomó de la mano). En serio, no te preocupes. Y
vamos que Matías nos va a matar.
Juntas
bajaron la escalera de la casa para encontrarse en el living con Matías
moviendo los pies con impaciencia, las chicas se disculparon por la demora y
los tres partieron hacia la iglesia. Llegaron justo a tiempo, en cuanto se
ubicaron en sus lugares la ceremonia dio comienzo y a los 5 minutos llegó
Pedro.
“Tan
lejos no estaba, podría haber ido a buscarme” pensó Paula pero trato de poner
total atención en la ceremonia para no comenzar a pelear en susurros en medio
del silencio que dominaba en el lugar con Pedro que acababa de sentarse a su
lado.
Al
finalizar el bautismo Matías, Rocío y la mamá de ésta última se fueron
rapidísimo hacia la casa donde sería la reunión para así terminar con lo
últimos detalles, mientras el resto de los invitados se tomaban fotos o charlaban
en la iglesia. Paula, para no tener que volver con Pedro con el que seguía
bastante molesta e intentaba evitarlo como sea, se ofreció para acompañar a
Matías, Rocío y su mamá a preparar las cosas.
Durante
lo que quedaba de la tarde y la cena que celebraron en honor al recién
bautizado, Pedro intentó acercarse varias veces a su novia pero esta lo
esquivaba como podía… Sabía que un poco se iba a enojar por su ausencia y sobre
todo por su demora al llegar a la iglesia pero nunca había pensado que el enojo
llegaría a tal punto como para evitar hablarle. En una ocasión, durante la
sobremesa luego de la cena, Pau estaba hablando muy animadamente con Rocío,
Julieta (la otra prima de Pedro, la madre del recién bautizado) y la mamá de
estas dos, Mayra; y en cuanto Pedro se acerco, se sentó al lado de su novia e
intento darle un beso, ésta se levantó excusándose con un “voy al baño, ya
vengo”. Pero nunca regresó mientras Pedro siguió allí. A partir de ese momento
decidió dejar de intentar hablar con ella mientras estaba su familia, antes de
ir a dormir intentaría calmarla un poco o “de última, seguramente, mañana se le
pasaba todo enojo…” pensó y sonrió satisfecho de sí mismo.
Cuando
los invitados comenzaron a irse Pau se extrañó de que Pedro no le estuviera encima
intentando hacerla hablar o intentando ver que le pasaba. ¿Tan fácil de rendía?
¿Desde cuándo? Siempre que se enojaba lo tenía encima reclamándole atención…
“Creo que estoy muy perseguida, ¡basta Pau!” se dijo a sí misma y comenzó a
llevar a la cocina algunos de los vasos sucios que quedaban en la mesa.
Entre
los 4 limpiaron la mayoría de las cosas, guardaron la comida que había sobrado
y tiraron lo que era basura, la limpieza más profunda y el acomodado de los
muebles a su lugar de siempre lo harían al día siguiente, ahora estaban todos
cansados y necesitaban dormir, sobre todo Pedro y Paula que al otro día tenían
su última excursión al bosque de arrayanes que ya habían reservado desde el día
que llegaron a Bariloche.
Paula
subió a la habitación mientras Pedro charlaba un poco con Matías de futbol, los
dos eran fanáticos hinchas de River por lo que esa conversación podía extenderse
bastante, así que se desvistió, se duchó y se acostó para dormir. A penas se
terminó de acomodar en la cama escuchó que Pedro llegaba, sintió que se acercó
a ella pero decidió hacerse la dormida, sabía que se hablaban ahora iban a
terminar discutiendo, lo presentía.
Pedro:
Pau (dijo en un susurro). Gorda, ¿estás despierta? (no recibió respuesta) Se ve
que no…
Se dio
por vencido y entró a bañarse, al terminar se acostó al lado de su novia y
enseguida se durmió, estaba cansado porque había tenido una tarde movida… No había
jugado al fútbol como Pau creía pero había sido una tarde atareada.
Como
estaban tan cansados ninguno de los dos escucho el despertador que habían dejado
programado ya que la excursión comenzaba por la mañana, por suerte Rocío se despertó
temprano para desayunar con Matías antes de que éste se fuera a trabajar y como
vio que ni Paula, ni Pedro bajaban decidió despertarlos. Golpeo con fuerza la
puerta para que la escucharan y Paula dio un salto en la cama del susto que se
pegó, corrió a abrir todavía asustada y Rocío se rió de su cara.
Rocío:
Son dos morsas eh. Los vine a despertar porque ya escuche el despertador
sonando y ustedes ni se mosquearon.
Pau:
(bostezando y desperezándose) ¿Qué hora es?
Rocío:
nueve y medio. ¿No tiene que estar a las diez y medio en el muelle?
Pau:
Si. ¡Gracias Ro! Ahí lo levanto a Pepe y bajamos. Gracias de verdad.
Rocío:
De nada. Dale, métanle que es cerca pero el catamarán se va puntual eh.
Rocío
desapareció por el pasillo y Pau abrió la ventana para que la luz del sol
despertara a su novio, mientras ella fue al baño y se aseó un poco. Al salir
encontró a Pedro tapado hasta la cabeza, seguramente se había puesto así para
que el sol no lo molestara y seguir durmiendo.
Paula:
¡Pedro! Dale nene. Que se nos hace tarde para la excursión.
Pedro:
(se destapo de repente y se levantó muy sobresaltado) ¿Qué? ¿Qué viste? ¿Qué
paso?
Paula:
(sin podes evitarlo se rió de la reacción de su novio) Nada vi. ¿Qué tenía que
ver? (preguntó con intriga)
Pedro:
(más tranquilo y ubicándose en tiempo y espacio le respondió) Nada, nada. ¡¿Qué
hora es?! No sonó el despertador, ¿o si?
Paula:
Rocío dijo que si pero se ve que no lo escuchamos… Son las 10 menos cuarto así
que dale, levantate porque no llegamos.
Con
la mayor rapidez que pudieron se vistieron y alistaron para la excursión,
bajaron las escaleras casi corriendo y para suerte de ambos Rocío los esperaba
con dos tazas grandes de café con leche para que se terminen de despertar y
unas ricas tostadas recién hechas untadas con mermelada de frambuesa.
Pedro:
Sos lo más prima. Muchísimas gracias.
Los
dos salieron casi corriendo de la casa y todavía agradeciéndole a Rocío, quien
los despedía desde la puerta de su casa, por el desayuno y por despertarlos.
En
el camino Pau terminó de acomodar la mochila que llevaba ya que habia metido
las cosas así no más para hacer rápido; Pedro trataba de entender el mapa para
llegar rápido al muelle.
Paula:
Deja Pedro. Ahí me fijo yo.
Pedro:
Pero dale, que no llegamos.
Paula:
(soltó la mochila y agarró el mapa) A ver (lo observó por unos segundos). Seguí
por esta derecho, agarra la ruta que bordea el lago y ahí tenemos que ver el
muelle.
Pedro:
Gracias. Allá vamos.
Por
suerte no se perdieron y llegaron justo cuando el capitán estaba haciendo el último
llamado a los que tenían boleto para ese catamarán.
Se
sentaron en los banquitos que había dentro y respiraron con tranquilidad por
primera vez desde que se habían levantado.
Pedro: ¡Llegamos!
Paula:
Si, menos mal.
Pedro:
Que lindo día nos toco, ¿no?
Paula:
Ajam (volvía a tratarlo de manera distante y seca)
Pedro:
Pau, ¿te pasa algo?
Paula:
Nada (desvió la mirada). Voy a ver el paisaje afuera.
Se
levantó y salió a la parte del catamarán que te dejaba estar al aire libre
disfrutando del hermoso paisaje de montañas que comenzaban con una base verse y
llena de flores de muchos colores
terminaban en una punta blanca a causa de la nieve que allí se mantenía
por la diferencia de temperatura.
Pedro
la dejó un rato sola pero luego la siguió, se paró a su lado y sin hablarle le
hizo compañía. Allí quedaron hasta que llegaron al puerto del Bosque de
Arrayanes.
Recorrieron
el lugar siguiendo a un guía que les contaba la historia del lugar, caminando
por las tarimas de madera que indicaban el camino a seguir para poder ver todo
lo que había en ese lugar. Llegado el medio día el guía los dejó en el
restaurant que estaba en medio del bosque donde almorzaron tranquilos. Luego, tenían
la tarde libre para recorrer el parque por los lugares que más les gustara.
Pedro:
Pau, vení. Cuando recorríamos pasamos un lugar que quiero ver mejor. ¿Me
acompañas?
Paula:
Pará que le quería preguntar algo al guía.
Pedro:
No, dale. Vení (la tomó de una mano). Después le preguntas.
Paula:
Pero… ¿Qué apuro tenes Pedro? Espera un minuto (intentó soltarse).
Pedro:
No, ahora. Porque si no me agarran los nervios mal.
Paula:
No te entiendo, pero vamos. A ver… ¿Qué lugar?
Pedro:
Seguime.
Tomados
de la mano comenzaron a caminar por uno de los caminos construidos con madera,
en un punto del camino había una escalerita que te permitía salir de la tarima
y acercarte al lago y una elevación de piedras, una mini montaña. Caminaron
cerca del lago por un rato, Pau miraba intrigada a su novio a quien le
transpiraban las manos, se acercaron a la elevación de rocas y Pedro empezó a
subirla por una zona que no era muy empinada pero Pau se le soltó de la mano.
Paula:
¿Qué haces? ¿A dónde vas?
Pedro:
Veni. Dale (le sonrió con franqueza)
Pau
lo alcanzó y siguieron metiéndose en un lugar donde la elevación y los arboles
estaban muy juntos. Pau no entendía nada pero sabía que su novio tenía un espíritu
aventurero muy a flor de piel, lo único que esperaba era que ningún bicho raro
apareciera.
Luego
de unos cuantos pasos más entre los árboles y la elevación Pau empezó a escucha
ruido a agua, siguió caminando detrás de su novio un poco más y llegaron a un
pequeño manantial que formaba un arroyito muy chico que llevaba su agua rumbo
al lago Nahuel Huapi.
Pau:
¡Qué lindo lugar! (Comentó sonriendo)
La luz
del sol no llegaba mucho a ellos ya que se encontraban rodeados de arboles muy
frondosos pero llegaba la suficiente para que pudieran ver el manantial y el
arroyo.
Pedro:
¿Viste? Es hermoso.
Pau:
Bueno, volvamos. Se nos va a ir el grupo (contestó ella recordando su enojo).
Pedro:
No, pará. ¿Por qué estas enojada? (Tomó a su novia por la mano y se pudieron a
hablar cara a cara parados al lado del arroyito)
Paula:
¿Hace falta que te responda? Ayer desapareciste todo el día por jugar a la
pelota, no ayudaste a preparar la casa de Rocío para el bautismo (el calor de
sus mejillas empezó a subir y estas se pusieron coloradas a causa del enojo que
volvía a florecer en Paula), después no viniste a buscarme para ir juntos, como
corresponde, llegaste solo y tarde…
Pedro:
Pará… (La interrumpió) Te juro que tengo una explicación para todo…
Paula:
Si, ya sé… Que hace años que no ves a tu primo, que no podías negarte a jugar
un partido…
Pedro:
(Volvió a interrumpirla) Pau, no fui a jugar a la pelota ayer…
Paula:
(ahora lo interrumpió ella) Ah, encima me mentiste. Más razones para estar
enojada tengo (soltó las manos de su novio y quiso volver por donde habían llegado
hasta allí).
Pedro:
Pau, pará… En serio… Tenía algo mucho más importante que hacer y Matías y Rocío
lo saben y me cubrieron.
Paula:
(detuvo su andar y se volvió hacia su novio) ¿Qué? No entiendo.
Pedro:
Veni (ella camino de nuevo hacia él). Tenía que comprar una cosa que hace rato
que tengo ganas de comprar… Y la traje acá… (Tomó aire con fuerza, metió la
mano en su bolsillo y miró a los ojos a su novia) Sabes que te amo con toda mi
alma, sabes que te elijo día a día y te volvería a elegir cada uno de los días
que me quedan por vivir y como yo también lo sé… (se quedó unos segundos en
silencio repensando cada palabra que quería decir) Sé que quiero que seas la
madre de mis hijos, la que me espere cada día del resto de mis días cuando
vuelvo de trabajar o de jugar a la pelota, la que me rete como una madre, me de
consejos como una amiga y me ame como la mejor amante…
Paula
estaba anonada, entendía y no entendía lo que estaba pasando, ella estaba tan
enojada y él venía con una declaración de amor. De repente su enojo quedaba de
lado y sus manos comenzaban a transpirar al igual que las de Pedro. Todo le
cerraba de repente y se sentía mal por haberse enojado tanto… Miles de cosas
pasaban por su mente, quería decirle que lo amaba como él a ella y más, que
ella deseaba también que fuera el padre de sus hijos, su hombre para toda la
vida pero las palabras no le salían de la boca.
Pedro:
Paula, (se arrodilló frente a ella) ¿te querés casar conmigo? (Mientras
realizaba esa pregunta sacó de su bolsillo un estuche de terciopelo negro y lo
abrió dejando a la vista un hermoso anillo de oro blanco con algunos pequeños
brillantes incrustados)
Paula
seguía sin podes recuperar el habla y ahora algunas lagrimas rodaban por sus
ojos. Tanto había soñado con ese momento, de tantas maneras diferentes, pero
nunca tan especial como estaba siendo. Quería responder a Pedro, hablar pero
sentía que si abría la boca ninguna palabra podría salir debido al nudo que se
le había formado en la garganta por la emoción.
Tenía
que hacerle entender que su respuesta era “si” sin hablar, por lo que lo tomó
de las manos e hizo que se levantara. Pedro se asustó, ¿no querría casarse con
él? ¿No sería el momento adecuado para la propuesta?
En
cuanto lo tuvo de nuevo de pie, frente a ella lo rodeo por el cuello con sus
brazos y comenzó a besarlo con desesperación, con amor, con ternura, con pasión,
con todos los sentimientos que pasaban por su cuerpo en ese momento, con todos
juntos.
Por
varios minutos estuvieron entrelazados en ese beso hasta que necesitaron
separarse en busca de aire para sus pulmones y en ese momento fue cuando Paula sintió
que debía hablar, que ahora si podía hablar.
Paula:
Si, claro que quiero casarme con vos. ¡Te amo mi amor! (Le respondió entre nuevas
lagrimas de emoción)
Pedro:
Te amo con mi vida (También las lagrimas inundaron sus ojos)
Volvieron
a besarse quién sabe cuánto tiempo más, sellando ese perfecto momento tan
soñado por dos personas que se aman puramente como ellos lo hicieron, lo hacen
y lo harán…
domingo, 2 de junio de 2013
Capitulo 174 ♥
Pasaban
los días, las semanas. cada vez estaban más cómodos y felices con la decisión
que habían tomado de convivir. Pasar tanto tiempo juntos era lo que más habían
deseado y seguían deseando. Estaban re mimosos y pegotes, sus amigos no paraban
de cargarlos por ello, y a veces hasta algunas peleas habían surgido cuando los
tortolitos preferían quedarse encerrados en su casa, solos, antes que salir a
bailar o juntarse con el resto de los chicos. Pedro y Paula les respondían
"¿qué tiene de malo? Si estamos en nuestro mejor momento. Déjennos
disfrutar". Obviamente sus amigos terminaban entendiéndolos y además los
chicos sabían hasta que punto estaba bien aislarse y cuándo era conveniente
salir por separado: él con sus amigos, ella con sus amigas o cada uno con sus
respectivas familias, para no hacer enojar a nadie.
Los
cumpleaños de ambos, en los meses de septiembre (ella) y octubre (él) los
habían celebrado en su nuevo hogar, aprovechando la parrilla y el amplio
parque, rodeados de las personas que más los querían. Hasta habían recibido la
visita de la prima de Pedro, Rocío, con su novio, quienes habían viajado hacia
Buenos Aires por algunos trámites que debían hacer. Estaban más unidos entre
ellos, pero así también con sus familias y con sus amigos. Realmente estaban
pasando un momento genial en lo personal. Y en cuanto a lo profesional se
podría decir que también el momento que transitaban era muy próspero: a Pedro y
su padre les iba muy bien con su negocio, por suerte la gente no dejaba de
casarse o celebrar cumpleaños de 15 o fiestas por el estilo, y Pau estaba
realmente muy feliz con el asenso que le habían otorgado en la revista para la
cual trabajaba. En el mes de noviembre, un día como cualquier otro su jefe
había entrado en la oficina y le había pedido que junte todas sus cosas, Pau
muy preocupada y temiendo que la despidan hizo lo que le pedía, cuando estuvo
lista, lo fue a buscar a su oficina y éste, al ver su cara de preocupación, con
una sonrisa en el rostro le informó que le había pedido que junte todo ya que
se mudaba a una oficina más grande ya que la ascendían de puesto, ahora no solo
produciría una de las entrevistas que salían en la revista semanal sino que
sería la encargada de supervisar todas las producciones antes del lanzamiento
de la revista, semana a semana.
Llegó
diciembre y con ese mes, las fiestas. Navidad la pasaron separados, al menos en
principio cada uno con su familia y luego se juntaron con sus amigos como
hacían cada año desde que se conocían. Para año nuevo quisieron estrenar su
casa para reunir a toda la familia y así lo hicieron, fue una noche muy alegre
y divertida.
Al
llegar enero Pau y Pepe terminaban de planear sus primeras vacaciones juntos y
solos. Saldrían el 15 de enero hacia Bariloche, le habían prometido a la prima
de Pedro que irían a su casa por lo que iban a cumplir su promesa.
Pau
terminaba de meter ropa en los bolsos y arreglaba los últimos detalles de lo
que llevaría en su cartera, mientras Pedro estaba en el mecanico dejando a
punto el auto para el largo viaje que emprenderían en día siguiente. Podrían
haber ido en avión para hacer mas rápido pero los pasajes no eran baratos y
preferían gastar ese dinero para conocer lugares, hacer excursiones en
Bariloche y comprarles recuerdos allí a sus familias.
De
un momento a otro, mientras se aseguraba de no olvidarse la cámara de fotos, ni
el cargador de ésta, se celular comenzó a sonar indicando una llamada entrante.
Pau: ¿Hola?
Pedro:
Hola amor. ¿Cómo va todo?
Pau:
¡gordo! Todo bien. Ya tengo los bolsos listos, igual cuando venís te fijas si
queres llevar algo mas (mientras hablaba cerraba el bolso)... ¿En el mecánico
todo bien?
Pedro:
Si, solo falta hacerle el cambio de aceite. En cuanto lo tienen listo voy a la
estación de servicio a inflar las gomas.
Pau:
Buenísimo. ¿A Moro ya lo llevaste de papá?
Pedro:
Si, no se quería quedar. ¡Pareciera que sabe que lo dejo por 15 días!
Pau:
¡ay pobre mi chancho! Obvio que se da cuenta, es re vivo.
Pedro:
cuando quiere es vivo (dice riendo). Bueno, te dejo que ahí me llama el
mecánico. En media hora o menos estoy ahí.
Pau:
Dale gordo. Besos.
Tal
como había dicho, en menos de media hora pudo llegar a su casa: cuando colgó
con Paula porque el mecánico lo llamaba, éste le informó que el auto ya estaba
listo. En seguida la pagó y se encaminó hacia la estación de servicios que
quedaba cerca de su casa, allí controló el aire en las gomas y las emparejó.
Luego de esto tomó comino a su casa donde su novia lo esperaba con la
merienda... Como el calor que hacia ese día a mediados de Enero se sentía
bastante, Pau había preferido preparar unos ricos licuados antes que tomar
mates como habían hecho esa mañana.
Pedro:
¡Qué rico amor!
Paula:
Si, estaba tentada de licuado de banana desde el finde.
Pedro:
(riendo) está bien, con este calor no da para mates…
Una
vez que terminaron de merendar Pedro fue hacia la habitación para ver si estaba
de acuerdo con lo que su novia había puesto en el bolso, agregó una camiseta de
futbol más, sin que Pau se dé cuenta, para así cerrar el bolso definitivamente.
Lo cargó en el auto y dejó todo listo para la mañana siguiente.
Esa
tarde se les pasó rápido y se fueron a dormir temprano ya que al día siguiente
saldrían a las 6 de la mañana para estar por la ciudad de Neuquen en la noche,
donde se quedarían a dormir en algún hotel para atravesar el camino más “peligroso”
siendo de día y Pedro ya descansado. Igualmente manejarían entre los dos para
no cansarse tanto, así habían acordado.
Por
la mañana, cuando el despertador sonó Pau se levantó preparo el mate para tomar
en el auto y Pedro aseguró bien todas
las ventanas y puertas. Se aseguraron una vez más de no olvidarse nada y
subieron al auto para emprender camino, arrancó manejando Paula.
Pau
había puesto en su memoria USB muchísimas canciones por lo que el viaje se
pasaba muy entretenido mientras iban cantando y tomando mates, nada mejor que
el genial estado de ánimos que tiene uno cuando sale de vacaciones por fin,
luego de un año de arduo trabajo.
Hicieron
solamente una parada en Trenque Lauquen y otra más pasando Santa Rosa, La
Pampa, solo para ir al baño, comer algo y volver a cargar el termo con agua
caliente para poder seguir tomando mates. En La Pampa Pedro tomo posesión del
volante y continuo manejando él hasta llegar a la cuidad de Neuquen. Allí
buscaron por el centro algún hotel y reservaron una habitación pero como eran
las 9 de la noche recién y querían comer algo, comenzaron a caminar por una
calle llena de negocios donde enseguida encontraron varios restaurant. Entraron
a uno cenaron algo livianito ya que habían estado todo el día sentados en el
auto y todavía les quedaba al menos 6 horas más de viaje en la mañana
siguiente.
Descansaron
cómodamente en el hotel, sin abrir bolsos ni nada y al otro día temprano pero
no tanto como el día anterior, siguieron camino. Alrededor de las tres de la
tarde estaban entrando a San Carlos de Bariloche.
Felices,
llamaron a Rocío para avisarle que ya estaban cerca. Ella les volvió a
confirmar la dirección de su casa que los chicos ya tenían puesta en el GPS como
era correcta siguieron avanzando y Rocío los esperaba muy contenta en la puerta
de su casa, que estaba un poco alejada del centro cívico pero a solo 2 cuadras
del lago.
Rocío:
¡Bienvenidos chicos! Qué alegría me da tenerlos acá (les dijo mientras se
acercaba al auto que recién habían terminado de estacionar en la vereda).
Pedro:
¡Prima! Gracias por recibirnos (bajó del auto y se acercó a su prima para abrazarla).
¿Cómo andas?
Rocío: Todo bien, ¿ustedes? ¿Tranquilo el viaje?
Paula: Si, la verdad que vinimos re tranquilos por
suerte. ¡Qué hermosa tu casa! (comentó mientras miraba la edificación que
estaba a espaldas de Rocío)
Rocío: Gracias Pauli. Fue una gran adquisición la
que hicimos con Mati al comprar esta casa, es muy cómoda.
Paula: Y linda, me encanta.
Rocío: Pasen chicos. Si quieren vayan bajando los
bolsos, así ya dejan el auto bien cerrado.
Paula: Dale, si. Buena idea.
Entre los tres bajaron las cosas que habían llevado
Pedro y Paula, Matías no estaba aun en la casa porque él trabajaba como guía de
turismo en la cuidad y esa mañana había tenido una excursión, según les contó Rocío
a las 4 de la tarde ya estaría en la casa.
Rocío los guió a una habitación en el 2do piso de la
casa que había preparado para ellos. Era pequeña pero entraba justo una camita
de dos plazas, un silloncito y contaban con un placar para ellos solos así que
por las 12 noches que iban a dormir allí estarían muy cómodos. Lo más linda que
tenía esa habitación era la espectacular vista desde la única ventana que había.
Se veía el hermoso y amplio lago Nahuel Huapi, y detrás de éste las gigantes
montañas que, a pesar de ser verano, estaban blancas por la nieve en los puntos
más altos.
Pau: ¡Que hermosura es este lugar! Mira la vista que
tenemos… (Comentó Pau mientras miraba por la ventana)
Pedro: Es un paisaje de cuentos, ¿no? (se acercó a
ella y la tomo abrazó por la cintura apoyándole su pera en el hombro)
Pedro y Pau se llevaban muy bien con Rocío y Matías
por lo que los almuerzos o cenas entre todos eran muy divertidas. Algunas
noches salían también a cenar afuera, paseaban todos por el centro, pero
durante las tardes por lo general Matías trabajaba y Pedro y Paula se dedicaban
a pasear, hacer excursiones, conocer lugares. Por su parte Rocío se había
tomado esos días de vacaciones así que se quedaba en su casa o visitaba a sus familiares
y amigos.
Pedro también aprovecho el viaje para presentar a
Pau ante sus tíos y demás primos barilochenses, todos la aceptaban con rapidez y
les deseaban lo mejor.
Al octavo día de esas vacaciones asistirían al
bautismo del hijo de una de las primas más grandes de Pedro por lo que no
programaron excursiones, la ceremonia sería por la tarde en la iglesia y luego
se juntarían a comer todos en la casa de Rocío, que ella se la había ofrecido a
su hermana por contar con un comedor más grande y además porque era la madrina
del niño al que bautizaban.
Matías también se había pedido el día en su trabajo,
así que Pau pensó que se quedarían todo el día los cuatro en la casa acomodando
las cosas para la reunión de esa noche pero se sorprendió cuando después de
comer Pedro se apareció en el living donde ella estaba con Rocío charlando y
tomando un té, vestido con la ropa deportiva.
Pau: ¡Gordo! ¿Qué haces así vestido?
Pedro: Mi primo me invito a jugar un picadito con
los amigos de él. ¿No te molesta, no? (Preguntó con la mejor cara de inocente
que le salió pero notaba que su novia no estaba muy feliz con su idea)
Pau: Hace lo que te parezca Pepe (le respondió y
siguió hablando con Rocío sobre lo lindo que eran los centros de mesas que habían
comprado).
Realmente le parecía muy desubicado que se fuera por
ahí cuando faltaban solo horas para tener que ir a la iglesia y más cuando
todavía faltaba acomodar cosas en la casa de su prima. Encima que los estaba
alojando, ella creía que correspondía que ayudaran en todo lo posible. Pero
bueno, no quería ponerse a discutir frente a Rocío.
Pedro: Pau. Veni, quiero mostrarte una cosa en la habitación
(Le pidió, aún parado en el mismo lugar).
Pau: Ah, creí que ya te habías ido. ¿Qué necesitas?
Pedro: Veni y te digo.
Pau: Bueno.
Pedro subió hacia la habitación con Pau siguiéndolo y
cuando entró la miró preocupado.
Pedro: Pau, ¿te pasa algo? Me hablaste re cortante.
Pau: No, deja. ¿No se te hace tarde? Anda (Le dijo y
se dio vuelta para salir de la habitación y volver con Rocío al living)
Pedro: Ey, pará. En serio (la tomó del brazo y la
hizo retroceder). A vos te pasa algo. ¿Me decís?
Pau: (Volvió a donde estaba antes pero se soltó del
agarre de Pedro) Que la verdad que me parece re desubicado que te vayas ahora
que estamos terminando de ordenar todo.
Pedro: Pero si no queda casi nada que ordenar, ¿o
no? Es un partidito… Un rato. Que nunca puedo jugar con mis primos de acá.
Pau: Ya te dije que hagas lo que quieras.
Volvió a darse vuelta para irse y esta vez Pedro no
la detuvo, bajó las escaleras y siguió ordenando en una mesa los suvenires
juntos con Rocío. Pedro, ignorando la queja de su novia, igualmente salió, tomo
las llaves del auto y se marchó.
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Hoy solo quiero decirles: GRACIAS...
... Por la paciencia.
... Por leer las locuras que se me ocurren.
... Por apoyarme a que siga con mi hobbie.
... Por disfrutar junto conmigo de esta historia que un día de la nada apareció en mi cabeza.
GRACIAS, gracias y miles de gracias ♥
Agos.
Ya solo queda uno.
sábado, 25 de mayo de 2013
Capitulo 173 ♥
Era
uno de los días más fríos del año (hasta los noticieros de la televisión así lo
afirmaban), el cielo se mantenía cubierto por una espesa capa de nubes entre
blancas y grises, y soplaba bastante viento. Por suerte la lluvia parecía no tener
intenciones de hacerse presente. Nada de esto, ni el clima ni nadie, iba a
detener a Pedro y Paula que habían elegido ese día para comenzar la mudanza.
A
pesar de ser sábado ambos se levantaron temprano. Pedro fue hacía su casa y
comenzó a limpiar su habitación y hacer lugar para que Paula pudiera llevar sus
pertenencias. Paula, por su parte guardó su ropa en todos los bolsos y valijas
que encontraba para luego pasárselos a Pedro por la medianera, también alistó
su almohada, las sabanas, las frazadas y acolchados ya que estaba en la
habitación también ya los llevaba. Habían decidido comenzar por esas cosas que
eran las que necesitaría Pau si o si al mudarse, demás cosas como los muebles o
cortinas, utensilios de cocina, podrían esperar; era obvio que en un solo día
no finalizarían con la mudanza.
Ambos
estaban muy felices y ordenaban con energías, con ganas.
Al
llegar al final del día la habitación de la (por ahora) casa de Pau ya estaba
casi vacía, solo quedaban la cama y el ropero que no los iban a trasladar
porque no los necesitaban; también había trasladado su shampoo, cremas y demás
pertenencias que tenía en el baño, al igual que las toallas. También se llevó
su cortina de la ducha, que no era totalmente necesaria ya que Pedro tenía una
pero Pau se había encaprichado con que quería la suya, era como algo esencial
para ella, la hacía sentir en su casa y Pedro, entre risas, acepto cumplir con
su capricho.
Pasaron
la primer noche oficial como concubinos pero no hubo muchos festejos ya que
estaban cansados por haber estado todo el día ordenando, encima el día
siguiente tendrían que seguir con lo más pesado. Por suerte Miguel, Horacio,
Gonza y Fede se habían ofrecido para
terminar de trasladar los muebles y dejar la casa de Pau en condiciones ya que
la pondrían en alquiler.
El
domingo comenzaron a trabajar otra vez ellos solos, pasaron una de las
televisiones, algunos muebles pequeños, lo que podían trasladar pasando por
encima de la medianera entre ellos dos. Después del medio día llegaron los
ayudando y pudieron terminar con lo más pesado.
Al
concluir con todo se sentaron en los sillones a descansar un rato y Pau les
cebo unos mates.
Pau:
Gracias pa, gracias todos por la ayuda. Si no íbamos a tener que seguir el
finde que viene también.
Miguel:
De nada hija. ¡No es molestia! Quedo re linda la casa Pedro. No la había visto
yo.
Pedro:
Si, la verdad que el albañil trabajo muy bien y cumplieron con lo que les había
pedido.
Horacio:
Encima les queda genial para ustedes dos… Y para alguien más que después puede
llegar (añadió guiñando un ojo a su hijo).
Pedro:
¡Viejo! No vengas a apurar.
Miguel:
Eso, que soy joven para ser abuelo.
Paula:
¡Papá! ¿No queres ser abuelo? (preguntó con preocupación, ella se sentía lista
para ser madre)
Miguel:
Obvio hija, pero no hay apuro. ¿O sí?
Gonza:
Sos terrible viejo (comentó riendo). Yo si quiero ser tío eh.
Pau:
Bueno, igual por ahora no está en los planes, ¿no gordo?
Pedro:
No, pero si llega bienvenido será.
Paula:
Obvio (le sonrió y dejó un beso en sus labios).
Federico:
Bueno, los dejamos así si quieren lo van encargando.
Paula:
¡¡Federico!!Que cuñado atrevido.
Pedro:
(riendo) te pasas hermano. Quédense un rato más si quieren, no hay problema.
Paula:
Igual el finde que vienen están todos invitadísimos, tenemos que hacer una reunión
familiar para estrenar la casa.
Horacio:
Buenísimo. Encantado, si queres te ayudo con el asado hijo.
Pedro:
Si, porfa, todavía no o domino.
Paula:
Más te vale que aprendas pronto Alfonso. Porque a mí me encantan los asados.
Pedro:
Te prometo que antes del verano aprendo.
Durante
esa semana en la que ya convivían total y formalmente siguieron acomodándose y acostumbrándose
el uno al otro. Por suerte fue sin muchos inconvenientes, alguna que otra peleíta
surgió pero nada muy grave, todas se arreglaban a lo largo del día, eran típicas
peleas de los principios de convivencia. Pedro ahora tenía que acostumbrarse a
que ya no era solo su casa sino que ahora los “jefes” del hogar eran dos,
también le costaba dejar a Moro que subiera al sillón, el perro estaba
acostumbrado y Paula lo dejaba, a él no le gustaba mucho pero la dejaba con la condición
de que cada tanto pudiera juntarse con sus amigos a jugar a la Play. Pau tenía
que acostumbrarse a vivir en una nueva casa, debía tomarla como propia, a veces
se sentía media extraña pero el lugar le encantaba y más le gustaba compartirlo
con su amor. Moro parecía ni haberse dado cuenta de la mudanza, en cualquier
rinconcito que encontraba se acostaba a dormir una siestita, con el parque
estaba feliz porque era más grande que el que tenía Pau antes y corría por
todos lados. A lo que Pau le tenía miedo era a la pileta, le daba terror que se
cayera ahí por correr a algún pajarito distraído.
Pedro:
No le va a pasar nada. Saben nadar los perros.
Paula:
Ay no gordo, pero ¿cómo sale? Tendríamos que ponerle unas rejitas alrededor.
Pedro:
No le puse por mis sobrinos no le voy a poner por el perro Paula. Además cuando
nosotros no estamos él se queda adentro.
Paula:
Bueno, sí, eso es verdad. Pero vigilalo cuando lo dejas salir eh.
Pedro: Si, gorda. No te preocupes.
La
mayoría de los muebles que habían quedado en la ex casa de Paula se los llevó
Gonzalo que hacía poco se había mudado con un amigo a un departamento y les hacían
falta, los otros los apilaron en la casa de Pedro, en la habitación vacía. Una
de los televisores les sobraba y Pau había encontrado hacia un tiempo un
comedor y hogar de niños a unas 20 cuadras de su casa así es que decidieron
donarlo allí, también llevaron un equipo de música y un colchón, los niños lo
recibieron felices y les hicieron un montón de dibujitos en forma de agradecimiento.
Los dos se fueron de allí llenos de amor y felices de haber colaborado en una
buena causa.
Llegado
el fin de semana, más precisamente el sábado, la casa ya estaba lista para
alquilar, solo faltaba que el pintos viniera al lunes siguiente para dejarla
más linda ya que el martes pasaría la gente de la inmobiliaria para ponerle el
cartel.
Pau:
Guau. Mi casita… (Comentó suspirando, parada en el living vacio de su antigua
casa mirando hacia todos los rincones, repasando los recuerdos que tenía en
cada uno de ellos) No puedo creer el gran cambio que es esto, no viví mucho
tiempo acá, solo 2 años y meses pero fue mi paso hacia la independencia.
Pedro:
Si, la verdad. Pero me encanta este nuevo cambio, ¿no?
Pau:
Obvio, a mi también. Esa independencia por la que tanto luchamos en la
adolescencia nos guía hacia nuestra nueva familia, que no reemplaza a la
anterior sino que complementa de la forma más hermosa eso que a todos nos
falta. A veces siento que nacemos incompletos y todos tenemos por ahí nuestra otra
mitad esperándonos, y tarde o temprano, estando cerca o lejos yo creo que
siempre llega.
Pedro:
Que romántica estas amor (rió y la abrazó de costado). ¿Cómo la media naranja?
Paula:
Claro, algo así… (Se quedó pensativa y volvió a hablar) creo que me fui a la
mierda en filosófica, ¿no? (comenzó a reírse con fuertes carcajadas que resonaban
en la habitación vacía)
Pedro:
(se acoplo a las risas de su novia) no, no lo creo que así. Estoy seguro de que
es tal cual vos dijiste.
Paula:
No sé cómo será pero por suerte yo te encontré a vos y siento que me
complementas… que me completas a la perfección (lo abrazó con fuerza y susurro
a su oído dos palabras más). Te amo.
Pedro:
¡Yo más!
Paula:
¡No! ¡Yo más!
Pedro:
(riendo) no sé, ya vamos a ver.
Paula: Peleador.
Pedro:
Vos empezaste.
Paula:
Bueno, basta (sonrió). Che, la escalerita… Tendríamos que sacarla, ¿no?
Pedro:
¡Uh cierto! Si, vamos a sacarla. Ahora ya no necesitamos pasar por la medianera
para estar juntos.
Entre
los dos desamuraron las escaleritas de la pared que dividía los patios de las
casa pero no las tiraron, las guardaron como recuerdo del primer paso que dieron
para sentirse más cerca uno del otro.
Esa
noche sus amigos cayeron de sorpresa con varias cajas de pizza recién comprada
y unas ricas cervezas bien frías.
Valen:
Hay que estrenar el nidito de amor con amigos, ¿o no?
Herni:
Claro. ¿Pensaban dejarnos afuera?
Pedro:
Son terribles. Igual saben que están invitados siempre.
Jose:
Más les vale.
Santi:
más le vale a Paula que nos siga dejando juntarnos para los torneos de Play.
Valen:
¡Que pesados con la Play!
Herni:
Ey, yo estoy jugando menos ahora… Mi novia me mantiene ocupado.
Paula:
¡Ayyyy! ¡Me muero que se pusieron de noviooooooooos!
Valen:
(se ruborizó) si, hoy.
Jose:
¡Qué amor! ¡Felicitaciones!
Pedro:
¡Grande Herni!
Santi:
Ufa. Me están dejando solo.
Pau:
Vas a tener que sentar cabeza.
Santi:
Na, ni ahí (riendo). Al menos por ahora no encontré a nadie que me haga desear
hacerlo.
Jose:
Ya va a legar.
Pedro:
¿Y vos Jo? ¿Qué onda?
Jose:
Bien, conociendo a alguien (sonrió).
Cenaron
entre risas y chistes como cada vez que se juntaban, la pasaron muy bien y
acordaron que se podrían juntar allí para algunos toneos de Play pero también
para tomar mates y chusmear las chicas.
El
domingo las familias de ambos comenzaron a llegar a partir de las 11. El
primero que llegó fue Horacio quien iba a encender el fuego para el asado con
su hijo, él fue el encargado de despertarlos, al haberse juntado con sus amigos
la noche anterior se habían acostado tarde y del sueño que tenían ni escucharon
el despertador que sonó a las 10 am.
Horacio:
Perdón chicos que los desperté.
Paula:
No, está bien Horacio, nos teníamos que levantar. Lo que pasa es que como
anoche nos cayeron los chicos de sorpresa nos acostamos tarde y hoy ni
escucharon el despertador.
Horacio:
Claro, me imagino. Bueno, los dejo que se terminen de despertar tranquilos y
voy a empezar a encender el fuego.
Pedro:
Dale pa. Al lado de la parrilla deje el carbón y bastante papel de diario. En
la cocina hay fósforos.
Horacio
y Morito salieron al patio mientras Pedro y Paula aprovecharon para lavarse las
caras, cambiarse y preparar unos mates.
Enseguida
llegó el resto de la familia y continuaron la ronda de mates mientras preparaban
ensaladas de lechuga y tomate, también de papá y huevo, y una rica ensalada de
frutas para el postre. Los chicos corrían por el patio jugando con una pelota
que Fran había llevado y Moro corría detrás de ellos intentando sacárselas.
Todos estaban felices y se integraban con rapidez. Parecía que serían una gran
familia y muy unida.
Todos
los felicitaban y los apoyaban en su unión como pareja, con la nueva
convivencia. Pero Pedro y Paula sus familias eran muy importantes y que les
demuestren tanta aceptación a sus decisiones, tanto apoyo, los dejaba felices y
contentos.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
Tururururuuu ♥ Todo tan amor ♥ jajajaja!
Que tengan todos un hermoso fin de semana, no se olviden de reír y sonreír, de abrazar, amar y disfrutar... ♥
A dejar de fruncir el entrecejo que trae arrugas!!! Jajaja!
Cuenta regresiva: ♥..........2 capitlos.........♥
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