viernes, 26 de abril de 2013

Capitulo 168 ♥


 Hacia el medio día el cielo se había ido cubriendo de nubes, el ya sol no les pegaba directamente sino que a través de estas, pero aun así podía sentirse su calor, por lo que los que andaban cerca de la parrilla se animaron a sacarse las camperas y quedar solo en remera.
El resto de la familia ya había llegado: la mamá de Pau, sus hermanos, su tio (el dueño del campo) había ido a buscar a su tia y prima, también estaban sus abuelos y tios por parte materna.
Delfina entretenía a su prima menor jugando con Moro que corría al rededor de toda la casa mientras esperaban que la comida estuviera lista.

Pau: Por favor te pido Delfina que vigilen bien a Morito, eh. Porque pasa por el alambrado y ya lo veo nadando en el estanque de allá atrás (señaló hacia la parte trasera de la casa, donde un alambrado dividía el patio de la casa del resto del campo en el cual pastaban las vacas y había un estanque al lado de un molino, donde los animales bebían) o corriendo a las vacas.
Delfi: ¡No hinches Paula! Solo está jugando con nosotras un rato. Después de correr así seguro que duerme todo el día el chancho fiaca.
Pau: (riendo) si, eso es verdad. Después de jugar tanto, palma.

Pau ayudo a su tía junto con su mamá, a poner platos, vasos y cubiertos en una mesa que habían armado afuera, cerca de la parrilla. Colocó el último cuchillo en su lugar y se acerco hacia donde estaba Pedro, lo abrazó por la espalda y él enseguida se dio vuelta para abrazarla también.

Pau: Hola mi amor.
Pedro: Hola Pau, ¿todo en orden? (le sonrió)
Pau: Si, ya está la mesa puesta.
Pedro: Buenísimo.
Pau: ¿Acá les falta mucho?
Pedro: No, tu papá dijo que 15 minutitos más y ya podemos empezar a comer.
Pau: Bien, porque tengo hambre.
Pedro: Que raro Paulita con hambre (él rió y ella le pegó en el hombro). ¡Agresiva! (volvió a reír y ella esta vez se acoplo a las risas) Che, me dijo tu tío que tiene muchos caballos, además de las vacas.
Pau: Ajam. Re lindos son, de chiquita andaba un montón. Ahora hace muchísimo que no me subo a uno, me quede con miedo desde la última vez que anduve.
Pedro: ¿Por qué? ¿Qué paso?
Paula: Íbamos al trote con Gonza y mi primo, y de repente mi caballo, se ve que se asustó con algo y  empezó a galopar muy fuerte, yo era chiquita y tenía poca fuerza por eso me caí… Me lastime bastante, me tuvieron que pegar la frente con la gotita (se corrió un poco el pelo y señalo una pequeña cicatriz que casi ni se notaba ya), y la verdad que me quedó bastante miedo y nunca me volví a subir.
Pedro: Y bueno, hoy puede ser el día para volver a intentar, ¿no? ¡Tengo muchísimas ganas de andar! Y te iba a decir que me acompañes.
Pau: Ay no sé, me da miedo (agachó la mirada).
Pedro: Dale, no va a pasar nada.
Pau: Mmm, no sé. En serio, no me quiero lastimar.
Pedro: No te va a pasar nada, fue un accidente esa vez (sonrió para darle confianza y le levanto la cara tomándola por la mandíbula para que vuelva a mirarlo a los ojos). Porfa.
Pau: Hacemos el intento… (Pedro sonrió triunfante) pero no te prometo nada.

“¡A comer!” llamó el tío de Pau y todos se fueron acercando a la mesa, la rodearon ubicándose en sus lugares y Miguel fue pasando con una bandeja para que cada uno se sirviera lo que deseaba comer. La charla de mantuvo muy animada durante el almuerzo, y así como Pedro se había puesto contento al ver la buena relación de su novia con su familia ahora era Paula la que estaba contenta por verlo relacionándose tan bien con los suyos. A todos les caía genial y Pepe poco a poco se iba soltando y mostrando su lado cómico de la personalidad, Miguel no podía dejar de reírse de las ocurrencias de su yerno, Alfredo, el tío de Pau que era un poco más serio, también estaba muy tentado. Pau disfrutaba viendo esa relación.
A medida que la sobre mesa se extendió el cielo se iba cubriendo más y más de nubes, las cuales eran cada vez de un color más oscuro por lo que decidieron juntar las cosas y seguir la charla dentro de la casa. Pau propuso tomar un cafecito para entrar en calor y la mayoría de los presentes aceptaron, por lo que se puso a prepararlos.
Pedro, Miguel, Alfredo y el primo de Pau ahora hablaban de fútbol, ya no se reían tanto porque eran todos de equipos diferentes y opinaban como si fueran técnicos profesionales, no se les podía discutir mucho.
Pau esperó que el agua se calentara, batió con ayuda de Delfi y su primo más grande el contenido de cada taza y los repartió a quienes le habían hecho el pedido de un café.

Delfi: ¡Que rico olor tiene ese café! (Comento Delfi mientras todos habían comenzado a beber) Pau, ¿me haces uno? Pero con leche. Porfi.
Pau: (ya se estaba sentando y se detuvo para volver a la alacena y buscar otra taza) ¡que rompe nena! Me hubieras dicho cuando le hacía a todos.
Delfi: (sonriendo) bueno, me dieron ganas ahora.
Pau: ahí te hago (le devolvió la sonrisa).

Mientras los grandes terminaban sus cafés la pequeña prima de Pau se había despedido para ir a dormir la siesta y junto con Moro, que la seguía a todas partes, se adueñaron de una de las habitaciones. Poco a poco el resto de los familiares también se habían ido yendo para las habitaciones para descansar un rato, menos el tío de Pau que tenía que ir a charlar con los caseros, que vivían en su campo y se lo cuidaban, para ver como andaba todo. Pedro y Paula lo acompañaron, ella le quería mostrar el lugar a su novio y qué mejor oportunidad que esa… Mientras el casero le contaba a Alfredo cómo iban las cosas, cuál era la vaca que había quedado preñada, por dónde andaban los conejos y cómo había podido espantar a la comadreja que quería comerse los huevos de las gallinas, paseaban por gran parte del campo. Cuando llegaron a las caballerizas Alfredo recordó el interés de Pedro por los caballos y le pidió al casero que le ensille dos para que los chicos fueran a recorrer, Paula no estaba muy convencida de querer volver a andar pero ante la insistencia de su novio y de su tío termino accediendo.

Paula: Si me caigo me lastimo va a quedar en la conciencia de ustedes dos.
Alfredo: ¡No seas exagerada nena! Además Pedro me dijo que sabe andar, cualquier cosa él te rescata.
Pedro: Obvio gorda, no te va a pasar nada. Además te traen el más mansito.

Paula suspiró resignada y cuando el casero trajo los caballos se quedó un rato “amigándose”, haciéndole caricias y hablándole al que iba a montar ella. Cuando se sintió más segura se subió con ayuda de su tío y Pedro que ya estaba montado en el suyo comenzó a andar para que el caballo de su novia lo siguiera.

Paula: (mirando el cielo) mmm, tío, ¿no se está por largar a llover?
Alfredo: No, no pasa nada, hasta la noche no creo que llueva. Bueno Pau, vos conoces bien el campo, disfruten.
Paula: ¡Gracias tío! Nos vemos en un rato.

Al principio Pau andaba muy insegura y despacito pero con el transcurso del tiempo, a medida que se alejaban más de la casa, recorriendo todo el campo, iba entrando en confianza.

Pedro: Dale. Trotemos un poquito.
Paula: No Pepe.
Pedro: ¡Dale! No pasa nada (se adelantó y apuró a su caballo y el de Pau lo siguió)
Paula: ¡Basta Pedro! (gritaba entre risas y miedo) dale, para que sino el mío no para.
Pedro: Bueno (le contestó y aminoró el ritmo). ¿Viste que no pasaba nada?
Paula: No, no pasó nada pero me dio miedo.
Pedro: Relaja.

Anduvieron un rato más, el cielo seguía oscureciéndose cada vez más y en el horizonte se podía ver como en algún lugar no muy lejos de ahí caían rayos y llovía. Pau, al ver eso, propuso volver, se habían alejado bastante de la casa y a pesar de que estaban abrigados el frío se sentía más y el agua amenazaba con llegar de un momento a otro.
Pegaron la vuelta y a mitad de camino Pedro sintió que una gota le caía, no dijo nada para no asustar a su novia, que encima era muy miedosa con las tormentas, pero le propuso aumentar el ritmo de la cabalgata.

Paula: Me parece que mi tío le pifio con el pronóstico del tiempo (comentó luego de que una gota le cayera a ella). Espero que aguante hasta que llegamos. ¿Viste esos rayos? (preguntó demostrando el miedo en su cara y señalando para detrás de ellos, que era de donde venia la tormenta)
Pedro: Si, pero no pasa nada. Tranqui.
Paula: Que horror gordo.

Las gotas ya caían con más constancia y todavía les faltaba un tramo bastante largo para llegar a la casa….

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Anoche iba a subirla y me quedé dormida... Perdón. Mis jueves son a mil...

Muy feliz cumple Candi ♥ Este capitulo es mi humilde regalo para vos en tu día. Disfruta mucho! Te quiero!

lunes, 22 de abril de 2013

Capitulo 167 ♥


A pesar de que faltaban dos semanas para el comienzo del invierno, el frío ya se hacía sentir, la temperatura no superaba los 7 grados de sensación térmica por la mañana y tenían que dormir con la calefacción encendida. Pau lo sufría bastante, esa semana le costó horrores levantarse para asistir a su trabajo ya que prefería quedarse en su cama calentita hasta que el sol con sus rayos hiciera calentar un poco más el aire, pero sus obligaciones no las podía dejar por más que el frío la acobardara a la hora de salir. Pedro amablemente cada mañana le llevó el desayuno a la cama para entre en calor allí y la llevaba e iba a buscar a su oficina ya que el auto de ella lo habían vendido. No tenía mucho sentido estar pagando nafta y seguro de dos autos si la mayoría del tiempo se movilizaban juntos.
A la mitad de la semana, que fue el día de los más fríos, Pedro fue a buscar a su novia a su trabajo, como ya se estaban acostumbrando a hacer y por mensaje le había prometido una sorpresa por lo que a pensas se subió al auto, Paula comenzó a atacarlo a preguntar para que le entregara su sorpresa.

Pau: ¡Dale gordo! Me dijiste que cuando me buscabas me la dabas (le reprochaba mientras se sacaba la bufanda, ya que en el auto con la calefacción no la necesitaba).
Pedro: En casa (le sonrió).
Pau: Ufa (se enfurruño y no hablo mas en todo el camino)

Pedro agradeció el silencio de su novia ya que sabía que ansiosa e intrigada se podía poner muy insoportable y terminar esa sorpresa en una discusión. Cuando llegaron a la casa, Pau noto que antes de haberla ido a buscar a la oficina su novio había estado por allí, la calefacción ya estaba encendida y una caja de chocolates muy grande se encontraba en la mesa rodeada de algunas golosinas más que a Pau le encantaban.

Pau: ¡Ay! ¡Que linda y rica sorpresa! (Le dijo a Pepe mientras estiraba su mano para tomar un bombón)
Pedro: No toque señorita (la retó). ¿Va a empezar por el postre usted?
Pau: Perdón señor, sabe usted que los chocolates me pueden.
Pedro: (sonriéndole) lo sé, pero anda a bañarte y te espero en la cocina. Yo ya me bañé, como veras (revolvió su pelo que brillaba de limpio)
Pau: (Le sonrió) okey. ¿Sabías que sos lo mas? (Le dijo mientras ponía las manos de Pedro sobre su cintura y ella le rodeaba el cuello con las suyas. Pedro negó con la cabeza) ¿no? Bueno, sabe que sos lo más de lo más. Sos perfecto mi amor.
Pedro: Y vos sos una exagerada (sonrió). Dale, anda a bañarte.

Paula lo beso durante unos cuantos segundos para luego separarse, dejarle un beso en su nariz y encaminarse hacia el baño. Pedro, sabía que tenía más o menos una hora para terminar de preparar su cena pero antes de dedicarse a eso, recordó que tenía que hablar con Rocío, su prima. Tomo su celular, marcó el número y esperó que lo atendieran.

Rocío: ¿Hola?
Pedro: ¡Hola Ro!
Rocío: ¡Primo! ¿Cómo andas?
Pedro: Todo bien, ¿vos?
Rocío: Bien, muy bien. Al fin ya terminamos de acomodar toda la casa. Bueno, casi, siempre algunas cajas armadas quedan que ya iremos acomodando.
Pedro: Yo todavía tengo dos cajas armadas de cuando me mude (rió), así que te entiendo completamente.
Rocío: Me imagino (rió también), ¿Qué me contas?
Pedro: Acá estoy, en lo de Pau esperando que termine de bañarse y preparándole una sorpresita.
Rocío: Que tierno. ¿Qué sorpresa? Si se puede saber.
Pedro: Nada, le compre golosinas que le encantan y alquile una peli que queremos ver hace rato  y le pedí a Luciana que me venga a ayudar a hacer unas ricas pastas antes de que busque a Pau del trabajo.
Rocío: Ah, fue con trampita.
Pedro: Y bueno, preferible esa trampita a que la intoxique con algo cocinado por mi (confesó entre risas)
Rocío: Eso es cierto.
Pedro: Che Ro, te iba a avisar otra cosa… Me apuro porque ya debe estar por salir Pau, me parece.
Rocío: Si, decime primo.
Pedro: Lamentablemente no vamos a poder ir este invierno. Yo no tengo dramas de tomarme días en el trabajo porque trabajo con papá pero Pau no cree que le den más vacaciones porque ya se tomó los días que le correspondían para el viaje a Europa.
Rocío: Uh, bueno primo… No te hagas drama igual. Ya habrá oportunidad.
Pedro: Si, esperamos en verano poder ir.
Rocío: Si, ¡sería genial! Encantada los recibo en casa eh.
Pedro: Gracias Ro, sos una genia.
Rocío: De nada. Los espero de verdad eh. Nos hablamos primo, anda a atender a tu novia.
Pedro: Si, voy a calentar todo lo que preparamos con Lu.

Pepe terminó de acomodar todo para la cena, sacó los chocolates y acomodó los cubiertos, platos y vasos para los dos justo a tiempo para cuando Pau aparecía en la cocina.

Pau: Ah, de verdad era completa la sorpresa (le dijo sonriendo y se sentó para cenar con su novio)
Pedro: Me agarraste inspirado hoy (le guiñó un ojo).
Pau: Se nota. ¡Qué rico está! (Le dijo después de probar las pastas)

Terminaron de cenar y Pedro la guió a Pau hasta la habitación, donde se acomodaron en la cama, se taparon bien para no sentir frío, dejando los chocolates y demás golosinas a mano y bien acurrucados se pusieron a ver la película que Pedro había alquilado.
Tal vez a otra mujer estas acciones le parecían una pavada, o las tenían como cosas cotidianas, para Pau no era de ninguna de las dos formas: le encantaban estos momentos de romance con su novio y todas las iniciativas que tomaba por ejemplo para pasar una noche fría acurrucados, comiendo chocolates y mirando una película, pero tampoco le gustaría que todos los días de su vida sean así, por lo cual sentía que Pedro le daba lo que necesitaba en la dosis justa. En fin, creía a Pedro su hombre perfecto, la cantidad exacta de romance, la cantidad perfecta de diversión, la cantidad justa de peleas para tener unas buenas reconciliaciones. Cada día que pasaba con él estaba más segura que era el hombre de su vida.
Pedro acariciaba la cabeza de su novia, que estaba apoyada sobre su hombro mientras miraban la película y sonreía. No sonreía por algo que pasara en la película sino de la felicidad que le provocaba tener a tan linda persona, a tan bella mujer a su lado, día a día confirmaba cuan enamorado estaba y lo perfecto que podía resultar todo, mientras ocurriera con ella a su lado… Cuidándolo, conteniéndolo, amándolo cada vez que la necesitaba.

 Al llegar el fin de semana, a pesar del frío que seguía insistente, helando cada mañana y cada noche, Pau y Pedro se subieron a su auto y se encaminaron hacia el campo de un tío de Paula. Durante la semana, Miguel le había hecho saber a Pau de la invitación de su tío Alfredo a pasar todos juntos en familia en su campo, obviamente tuvieron en cuenta a Pedro en la invitación y muchos integrantes de la familia de Pau estaban ansiosos por conocerlo.
Al llegar, Paula le indicó a Pedro cuál era el lugar, se encontraron frente a una tranquera con un cartel en el que decía “Dos molinos”.

Pau: Acá es gordo. Esperame que bajo a abrir la tranquera.

Pedro atravesó la entrada y volvió a esperar que Pau cierre la tranquera, una vez que lo hizo se subió de nuevo al auto y siguiendo un angosto camino de tierra, costeado por arboles muy grande y al parecer  muy antiguos llegaron hasta una casa ni muy grande, ni muy pequeña, toda revestida con maderas, muy bonita.

Pedro: ¡Que hermoso lugar!
Paula: Si, lo amo. Viví miles de momentos hermosos acá, con primos, familia y ahora seguro quedará un lindo recuerdo con vos.
Pedro: Espero lo mismo entonces.

Estacionaron, entre la camioneta del papá de Pau y el auto de su tío que al parecer habían llegado hace un rato, seguramente para comenzar a preparar un rico asado como solo ellos sabían hacerlo.
Pau presentó a Pedro a su tío y él enseguida se puso a colaborar con los hombres mientras que Pau entraba en la casa para saludar a su tía y primos que estaban tomando unos mates y charlando mientras esperaban al resto de la familia. 

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Capitulo dedicadisimo a la cumplañera del día!! Agos, mi tocaya, que la quiero montones y a pesar de que somos muy distintas tenemos también miles de cosas en común y sabemos balancear todo para llevarnos bien. Al menos yo, disfruto mucho mis charlas con vos. :) Te quiero y espero seguir conociéndote y viéndote más! Que disfrutes mucho de tu día!! FELICES 19! Perdón!!! Felices 15 (? jajajaa 

LES AVISO A TODOS QUE FALTAN APROXIMADAMENTE 10 CAPITULOS Y VUELTEROS LLEGA A SU FIN! ♥

jueves, 18 de abril de 2013

Capitulo 166 ♥


Domingo, día para levantarse a la hora que uno quiere, a no ser que haya algún compromiso al que asistir por la mañana. Para la suerte de Pedro y Pau, Luciana, la hermana del primero, los había invitado a su cumpleaños ese domingo pero después de las 17 horas. Así es que sin horario límite para dormir pretendían descansar por lo menos hasta las 11 de la mañana, 12. Pero Pau no pudo ganar en la lucha contra su “reloj biológico” y a las 9 am ya no podía volver a pegar un ojo. Por este motivo, se levantó saludó con cariño a Morito, a quien había extrañado muchísimo durante su viaje a Europa, lo sacó al patio para que haga sus necesidades y aprovecho para llevarse el mate a la mesa del patio y desayunar allí.
Dos mates llegó a tomar y tuvo que mudarse a la cocina para continuar con su desayuno ya que era tanto el frío que hacía que no resistía ni un minuto más en el patio, solo estando con una remera de mangas cortas.  

Pau: Brr, ¡pero por favor! ¡Si en Mayo estamos así no me quiero imaginar en Julio!

Acomodó el equipo de mate en la mesa de la cocina y luego de poner música en su notebook, en volumen muy bajo ya que Pedro seguía durmiendo, continuó con su desayuno.
Estaba tan entretenida mirando las fotos del viaje a Europa en su computadora que la hora se le pasó rapidísimo, cuando miró al reloj ya eran las 11 por lo que se levantó de su silla y después de esquivar a Moro que estaba durmiendo al lado de sus pies se dirigió hacia la habitación para despertar a su novio. Levantó las persianas y corrió las cortinas con la intención de que la luz del sol despertara a Pedro, pero ante la claridad en sus ojos no hizo más que darse la vuelta y taparse hasta la cabeza.
Paula, al verlo se rió y se acercó a él.

Paula: ¡Dale gordo! ¡Arriba! Me desperté tan temprano que ya estoy aburrida sola… (Corrió un poco las sabanas para ver si abría los ojos) dale Pepe, que tenemos que comprarle el regalo de cumple a Lu.

Pedro gruñó un poco e hizo trompita con la boca, Pau al verlo no pudo evitar largar una carcajada y se acercó a él, se quedó unos segundos mirándolo, puso una mano sobre la mejilla que no tenía apoyada en la almohada y apoyó sus labios contra los de él, antes de que pueda enderezarse sintió como le pasaban una mano por la cintura y la tiraban en la cama.

Paula: ¡Pedro! (Lo retó riendo) Dale nene, ¡arriba! (Amagó a levantarse y  Pedro la tiró nuevamente hacia la cama)
Pedro: Unos mimitos más y vamos. (Le sonrió para comprarla, cosa que consiguió ya que Paula enseguida se le tiró encima para besarlo)

Ya en la cocina, mientras Pedro tomaba unos mates y Pau lavaba las cosas de la cena de la noche anterior, charlaban pensando qué podrían comprarle a Luciana. Estaban entre dos opciones: ropa o un CD. El dilema era que ropa tenía bastante porque era una fanática de comprarse prendas y siempre tenía algo para estrenar y en cuanto a los CD’s, sabían qué tipo de música le gustaba pero no estaban seguro si ya tendría o no los que a ellos se les ocurrían.

Pedro: Para mí el CD de Ciro le va a gustar.
Paula: ¡Pedro! Ese te gusta a vos.
Pedro: Y a mí nadie me lo regaló todavía.
Paula: Ay, pobrecito él… (Le dijo cargándolo mientras guardaba en la alacena los últimos platos que había secado)
Pedro: Tonta. ¿Querés un mate? (Le extendió la mano con el mate)
Paula: No, ya tome un montón yo. Para mi le tenemos que comprar el último de Abel Pintos, le va a gustar seguro.
Pedro: Si, puede ser… Escucha música de él pero nunca tuvo un CD.
Paula: ¡Genial! Yo creo que ese sería el indicado (sonrió satisfecha y se sentó en la silla que había junto a su novio).

Una vez que terminaron de desayunar, salieron hacia el shopping más cercano en busca de una disquería abierta.

Pedro: Que suerte que los shopping abren los domingos. (Comentó mientras estacionaba frente al mismo)
Paula: Si, tal cual. (Rió)

Luego de caminar un rato, mirar vidrieras y de que Paula se comprara algunas cositas (aritos, collares), entraron en uno de esos locales que vendían libros y CD’s, pidieron a una empleada el último de Abel Pintos y con el disco en sus manos envuelto para regalo salieron del local, Pedro la invitó a su novia a almorzar en algún local de comida rápida de los que estaban en el patio de comidas del shopping, por supuesto que Paula no dudo en aceptar y eligió comer en Mc Donalds, su local favorito.

Paula: Mmm, que rico es esto. Lástima que no es más sano.
Pedro: ¿Vivirías a Mc combos, no? (rió)
Paula: Tal cual.
Pedro: Y bueno, hacelo.
Paula: No, hace mal. Además terminaría rodando.
Pedro: Pero serías una gordita feliz.
Paula: Eso seguro (comentó entre risas). Bueno, dale, terminaste esas papitas así vamos a cambiarnos y nos preparamos para el cumple.
Pedro: Si, mamá.

Pau rió nuevamente, lo tomó a su novio de la mano y luego de llevarse las bandejas para tirar los restos de su almuerzo en el cesto de basura más cercano a la mesa donde habían comido. Llegaron al estacionamiento y Pedro se quedó parado en la puerta, con un gesto pensativo.

Pau: ¿Qué pasa gordo?
Pedro: Te tengo que confesar algo.
Pau: Ay, decime. Me preocupas.
Pedro: No me acuerdo donde deje el auto.
Pau: ¿Posta me decís? (Sonrió)
Pedro: ¿Vos te acordas?
Pau: Mmm, ay no sé, no preste atención. ¿Cómo no te vas a acordas?
Pedro: No sé gorda, es gigante este lugar encima. Y tres pisos son.

Paula se empezó a reír a carcajadas y Pedro se contagió enseguida, una señora que pasó por al lado de ellos los miró con mala cara y siguió su camino, por ellos los chicos se tentaron peor y comenzaron a caminar por uno de los pasillos del estacionamiento con la esperanza de encontrar su auto.
Media hora después y tras haber caminado un piso y medio del estacionamiento encontraron su vehículo y todavía riéndose a carcajadas se subieron en él para volver a la casa de Pau. Allí se bañaron y se cambiaron, una vez listos volvieron al auto y se encaminaron hacia la casa de Luciana.

Cuando llegaron, golpearon la puerta y quien los recibió primero que nadie fue Delfina, la sobrina de Pepe que, apenas su mamá abrió la puerta, corrió hacia los brazos de Pedro y se colgó de su cuello para que la levante, luego de un fuerte abrazo se estiró hacia Pau, pasándose a sus brazos y también la abrazó.

Delfi: ¡Los extrañaba!
Paula: Y nosotros a vos preciosa. ¿Cómo andas?
Delfi: Bien, contenta porque mamá me dejó estrenar el vestidito que me trajo el tío de europa.
Paula: ¡Te queda hermoso! (Le dijo sonriéndole)
Luciana: Pau seguro que ayudó a elegirlo, no lo veo al tío con tan lindo gusto (rió). Pasen chicos.
Pedro: Si, ella fue mi consejera (admitió Pedro mientras entraban a la casa de su hermana)
Delfi: ¡Gracias a vos también entonces! (Volvió a abrazar a Pau que todavía la llevaba en brazos)
Pau: No es nada.
Luciana: Pasen al quincho que ya están papá, Fede, Sonia y unas compañeras mías del trabajo.
Pepe: Dale.
Pau: ¿Te ayudo a llevar algo? (Le preguntó a Luciana ya que vió que se dirigía a la cocina antes que al quincho)
Luciana: No, gracias Pau. Solo falta una gaseosa que ahí la llevo.

Pedro estaba muy contento. Ver a su novia interactuar tan fácilmente con su familia y que ellos la aceptaran y quisieran lo dejaba muy tranquilo. Pau se sentía muy comoda y charlaba con todo el mundo mientras él desde un rincón, en el cual se encontraba con Fede hablando de futbol, la observaba.

Fede: Te tiene embobado, eh. Ni para hablar de River le sacaste los ojos de encima.

Pedro se sonrojó cuando su hermano lo dejó en evidencia de su amor por Paula, solo le sonrió y cambió de tema. Para no ser centro de más cargadas trato de concentrarse en lo que su hermano le decía y no mirar tanto a su novia.
Cuando el sol ya se estaba ocultando y Fran ya se había quedado dormido en el sillón los invitados decidieron que era momento de retirarse, los chicos debían ir al otro día al colegio y ya se los notaba cansados. Pau y Pedro fueron unos de los últimos en irse porque Paula estaba muy entretenida charlando con Sonia, organizando para juntarse a tomar mates un día las tres hermanas Alfonso con ella, Pedro estaba encantado con esa buena relación por lo que hacía tiempo mirando los cuadernos de su sobrina quien le mostraba sus buenas notas orgullosa de ella misma.

Pedro: ¡Muy bien Delfi! Qué buena alumna sos, así me gusta. No salgas a tu tío (rio)
Luciana: Más le vale que no salga a vos. ¡Me muero!
Pedro: ¡Bueno che! Era un poco rebelde pero tampoco la pavada…
Luciana: Mejor dejémoslo ahí (comentó con humor).
Pedro: ¡Que graciosa estas! (Le saco la lengua) Pau, ¿vamos yendo?
Pau: Si, vamos gordo. (Saludo a Sonia con un beso y se levantó de su lugar tomando su cartera)
Delfi: ¡Pau!
Pau: ¿Qué pasa linda?
Delfi: ¿Te puedo hacer una pregunta?
Pau: Si, obvio. Decime. (Se agacho para quedar a su altura)
Delfi: ¿Te puedo decir tía?
Pau: (tratando de ocultar un poco la emoción que la niña le había generado y con una sonrisa de oreja a oreja le respondió) ¡Ay mi vida! ¡Pero obvio! Me encantaría.
Delfi: Bueno, nos vemos tía Pau. (Le besó y se puso a guardar sus cosas del colegio que todavía estaban por toda la mesa)

Se despidieron de las personas que quedaban y emprendieron el camino hacia la casa de Pau.

Pedro: Che, tía Pau… (Le dijo para sacar el tema de lo que le había preguntado Delfi, que a él también le había dado ternura. Le encantaba que la aceptara como parte de su familia)
Pau: Ay es una divina tu sobrina… (Comentó mordiéndose el labio inferior)
Pedro: Nuestras sobrina (sonrió).
Pau: ¡Qué lindo! Me encanta ir acercándome más a tu familia.
Pedro: A mi también me encanta que así sea. Ellos y vos son lo más importante que tengo.
Pau: (mordiéndose otra vez el labio inferior a causa de la ternura que le daba lo que su novio le decía) sos un dulce. Vos sos muy pero muy importante para mí también. No te beso como tengo ganas de hacer porque chocaríamos.
Pedro: Menos mal que ya llegamos a casa. (Comentó con picardía y le guiñó un ojo)

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Otra vez debo disculparme por mi ausencia, sé que había prometido subir más seguido pero tuve un inconveniente con mi BB, se me rompió y por lo general la mayor parte de los capítulos los escribo ahí mientras espero en algún lado o cada vez que me surge una idea... Creo que ésta semana ya me lo arreglan.

Buenas noches para todos y gracias por leer ♥

Ah, antes que me olvide... Si a alguien le pasaba la nove y ya no le pasó (porque hace poco renové la lista), y quiere que le siga pasando avisen no más :) Sin miedo (? jajajaa
Besos!

miércoles, 10 de abril de 2013

Capitulo 165 ♥


Unos días ya habían pasado desde la vuelta al país y tanto Paula como Pedro tenían los bolsos aún sin desarmar, ambos habían vuelto a sus habituales actividades al día siguiente de haber llegado a Buenos Aires, por lo que no habían tenido mucho tiempo de ordenarse.
Viernes al fin, la semana ya estaba terminando y podrían aprovechar el fin de semana para reacomodarse en sus casas y descansar. Paula estaba en su oficina terminando de organizar, coordinar y arreglar los últimos detalles de una producción que estaba a su cargo para la revista. Para suerte de ella, a pesar de haber estado bastante desaparecida de su trabajo por casi dos semanas enteras, su jefe seguía confiando en ella y le otorgaba la oportunidad de producir las mejores notas con las más importantes modelos.
“Dos llamados más y creo que termino con todo por hoy. Vos por donde andas?” le escribió a su novio en BBm y la respuesta le llegó enseguida: “Yo ya terminé acá pero lo acompaño a mi viejo hasta su casa que quiere mover unas cosas pesadas y necesita mi ayuda. Cuando termino voy a tu casa.”
Pau leyó la respuesta y redacto otra al instante para después sí terminar de realizar los llamados que debía hacer. “Te espero con la cena entonces. Te amoooo!!!”
Realizó los llamados, ordeno su oficina ya que todo estaba por cualquier lado, apagó su computadora y avisó a su jefe que ya había terminado con todo, al parecer el también ya había concluido con sus quehaceres ya que tomo su portafolios y salió junto a Pau del edificio.
Antes de llegar a su casa se detuvo en un almacén y compró las cosas necesarias para prepararle a su novio la receta que Luciana le había dicho que siempre le hacía Ana cuando era chico y a él tanto le gustaba, quería mimarlo un poco, sin tener ningún motivo en especial.

Pedro esperó que su papá ordene los papeles de su oficina y juntos emprendieron camino hacia la casa donde había vivido toda infancia y adolescencia. Al llegar pusieron manos a la obra enseguida, trasladaron un sillón desde el living hacia el quincho nuevo que habían construido recientemente en el fondo de la casa.

Horacio: ¡Gracias Pepe! Si espero a Fede me hago más viejo de lo que ya soy antes de terminar de mover las cosas.
Pedro: ¡No seas malo! (Rió) Es colgado el pibe, pero nunca tiene drama en ayudar.
Horacio: Pero tendría que ser más responsable para su edad.
Pedro: Y bueno, a veces la edad no tiene nada que ver la edad con la madurez, ya va a encontrar la minita que lo haga poner los pies en la tierra.
Horacio: Eso espero. Como te puso Pau a vos (sonrió). Me alegra mucho que en el viaje se hayan arreglado.
Pedro: A mí también (también le sonrió)

El sonido del celular de Pedro interrumpió la conversación y luego de mirar quién era el que lo llamaba, atendió.

Pedro: ¡Hola Ro! ¿Cómo andas prima?
Rocío: Todo bien, acá, llamándote. Porque si espero que lo haga mi primo…
Pedro: Uh. ¡Perdón che! Sabes que estuve por Europa además.
Rocío: Si, ya se tonto. Te cargaba. ¿Qué me contas? ¿Estás con Pau?
Pedro: No, estoy de mi viejo ahora, lo vine a ayudar con unas cosas.
Rocío: ¡Ay! ¡Don Horacio! Mandale un beso enorme al tío.
Pedro: Le mando (le hace señas a su papá). Te manda otro.
Rocío: ¡Los extraño!
Pedro: Y bueno, sabes que acá sos bienvenida cuando quieras.
Rocío: Si, pero ahora les toca a ustedes, eh (río). Además ahora ando corta de efectivo. ¡Me estoy mudando!
Pedro: ¿Si? ¿Te vas de Bariloche?
Rocío: No pibe (rió). Me mudo con Matías, mi novio… El que te comenté cuando anduve por allá.
Pedro: ¡Qué bien! ¡Felicidades!
Rocío: Gracias primo. Si queres para las vacaciones de invierno te espero acá con Pau, por suerte es amplia la casa, los puedo recibir con comodidad.
Pedro: Dale, se lo comento. ¡Gracias por la invitación!
Rocío: De nada, primo. Bueno, te dejo que tengo que seguir acomodando muebles.
Pedro: Dale, saludos a tu pareja y decile de mi parte que te cuide bien porque acá tenes un primo guardabosques.
Rocío: (Rió a carcajadas) ¡Callate aparato! Nos hablamos, un beso. Hablando con vos me acordé que mañana tengo que volver a llamar a Lu, recién corte con ella también.
Pedro: ¿Por qué? ¿Te olvidaste de decirle que te mudaste?
Rocío: ¡¿Cómo por qué?! ¡Es el cumple de tu hermana!
Pedro: Uh, es verdad. Qué colgado soy con esos temas. Gracias prima. Me salvaste.
Rocío: (Rió) ¡Bobo! Nos hablamos. Avisame si vienen con Pau, eh.
Pedro: Si, obvio. Yo te aviso. ¡Gracias! Nos hablamos después. Beso.
Rocío: Besos y saludos.

Al finalizar la llamada lo puso al tanto a su papá de la mudanza de su prima, luego de trasladar una mesita más hacia el quincho emprendió camino a la casa de su novia, estacionó en la puerta de la misma. Al bajar y acercarse a la puerta pudo sentir un olorcito a comida cacera que hizo que las tripas le sonaran, hasta ese momento no se había dado cuenta del hambre que tenía. Sonrió, contento porque su novia, a pesar del cansancio de la semana, estaba dedicando tiempo de su día cocinando para ellos… para él. Golpeó la puerta y a los pocos minutos Pau le abrió abalanzándose en sus brazos y dándole un lindo y sentido beso antes de dejarlos pasar.

Pedro: ¡Que recibimiento! (Sonrió y siguiendo con el abrazo la hizo levantar sus pies del suelo e ingreso a la casa)
Paula: ¿Cómo andas amor? ¿Qué tal tu día? (Cerró la puerta y empezó a caminar hacia la cocina)
Pedro: (Siguiéndola) Movido mi día. Pero terminándolo de la mejor manera (la abrazo por la espalda y siguió caminando hacia la cocina pegado a ella) ¡Qué olorcito!
Paula: Yo te avise que te esperaba con la cena lista (sonrió satisfecha). Voy aprendiendo, creo que te va a gustar.
Pedro: Ya veremos… (Le dijo en un tono desafiante)
Paula: ¡Malo! (Sonrió y corrió una de las sillas para que su novio se siente). Sentate que ya sirvo.
Pedro: Genial. Servicio completo.

Se ubico en su lugar y enseguida Pau sirvió la cena. Pedro la miró sorprendido por la producción del plato y más sorprendido por el delicioso sabor que tenía, realmente no le tenía mucha fe en la cocina a su novia pero se dio cuenta de que estaba equivocado, ésta noche había hecho un manjar y se lo hizo saber.
Comieron tranquilos, sin hablar demasiado ya que ninguno soltaba los cubiertos más que para beber algo.

Pedro: ¡Delicioso! Me encantó. Y esta receta me parece conocida.
Paula: Creo que me la contó un pajarito.
Pedro: Un pajarito hermana mía me parece. Gracias amor, hermosa y riquísima cena.
Paula: De nada. ¿Viste que no cocino mal? Solo que no siempre tengo ganas.
Pedro: Casi nunca (dijo riendo).
Paula: ¡Tarado! Ahora por eso no te cocino otra vez en dos meses. (Juntó los platos ya vacios y se puso a lavarlos)
Pedro: No te enojes tonta. Era chiste. (La siguió y abrazó por la espalda)
Paula: Bueno, igual tampoco te voy a cocinar todos los días, ¡eh!
Pedro: (Riendo) ¡sos lo más!

Lavaron y secaron los platos entre los dos y luego se dirigieron a la habitación, ambos estaban muy cansados.

Pedro: Ah, antes que me olvide (comenzó a decirle a su novia mientras bajaba la persiana y acomodaba las cortinas)…
Paula: ¿Qué gordo? (Corrió las sabanas de la cama y se metió bajo ellas) Agrega la frazada antes de venir, que ya hace frío.
Pedro: Dale (agarró las sabanas de la parte alta del armario y las extendió sobre la cama, arropando a su novia). Hoy hable con Rocío y me contó que se mudó con el novio.
Paula: ¡Que genial! Me alegro muchísimo por ella. ¡Qué bueno!
Pedro: Si, es genial y nos invitó para que vayamos a visitarla en las vacaciones de invierno (siguió contándole mientras también se metía bajo las sabanas y frazada).
Paula: Uh gordo. Pero creo que se va a complicar, ¿no?
Pedro: ¿Por qué? Creí que ibas a tener ganas.
Paula: Si, ganas tengo. ¡Muchísimas ganas! Tu prima es lo más y Bariloche es hermoso pero en el trabajo me matan si pido más días.
Pedro: Uh, es cierto… Este año viajamos bastante ya... (Se quedó pensativo, mirando el techo y acariciando un brazo de su novia) Bueno, capaz en el verano podemos ir, ¿no?
Paula: ¡En el verano seguro! Lo que no puedo pedir son más días durante el año.
Pedro: Bueno, después le digo que nos espere para el verano entonces.
Paula: Mejor (contestó casi en un susurro, ya casi durmiéndose)
Pedro: Ah, otra cosa antes de dormirnos…
Paula: ¿sí? (preguntó mientras un bostezo se le escapaba)
Pedro: Mañana es el cumple de Lu. Obvio que me acompañas, ¿no?
Paula: Dale. Si, obvio. ¿Le compraste algo?
Pedro: ¡Uh! ¡No! Es más… Rocío me hizo acordar que era el cumple.
Paula: Sos un colgado (rió). Antes de ir te ayudo a elegir algo para ella.
Pedro: Gracias amor. Estas en todas, sos lo más. ¡Te amo!
Paula: ¡Yo te amo más! (Volvió a bostezar)
Pedro: estas muerta de sueño. Vamos a dormir hermosa. Buenas noches.
Paula: Buenas noches gordo.

Pau lo abrazó, Pedro le besó la cabeza y se acomodó cerca de ella. Así se entregaron al mundo de los sueños. El cansancio acumulado de toda la semana de vuelta al trabajo se estaba haciendo notar. 

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Perdón de nuevo por mi un poco extensa ausencia peor no se preocupen que no las voy a abandonar, ya queda poco para el final...

Muchas gracias a Sandri (@Sandri_py) que me ayudó (muchísimo) a ordenar mis ideas y me tiró más. Sos lo más! ♥

Buenas noches. Nos leemos lo más pronto que pueda.

jueves, 4 de abril de 2013

Capitulo 164 ♥


Al día siguiente del paseo por Venecia, conocieron la ciudad de Florencia, viajaron desde la mañana hasta la tarde, cuando el sol ya estaba bajando regresaron al hotel. Esta ciudad es considerada una de las cunas mundiales del arte y de la arquitectura por lo que se pasaron el día de museo en museo, de plaza en plaza, de iglesia en iglesia, conociendo todos los puntos turísticos de la ciudad. Disfrutaron, conocieron, aprendieron pero principalmente se divirtieron como en cualquier paseo que hacían todos juntos.
Luego del paseo a Florencia, les quedaban dos días antes de volverse, el primero, aprovechando que el clima los acompañaba, lo dedicaron a pasar el día en las playas de Roma, a orillas del Mar Tirreno.
Averiguaron como llegar hasta allí preguntándole al conserje del hotel y luego de almorzar emprendieron el camino, solo les hizo falta tomarse un colectivo (el mismo que luego tendría que tomar para volver ya que allí finalizaba y empezaba de nuevo el recorrido) por lo que no podían perderse.
Al bajar del colectivo, luego de cruzar una calle se encontraron una hermosa playa, no muy amplia pero con una arena muy clara y llena de piedritas, lo primero que hicieron fue descalzarse y mojar los pies en el agua, luego caminaron un poco por la orilla, buscaron un lugar donde poder sentarse, encontraron unas piedras que usaron como respaldo y pasaron la tarde charlando y disfrutando del sol. Pedro y Hernán tenían ganas de meterse al agua pero la temperatura los acobardaba un poco.

Pedro: ¿Nos metemos Hernán? Total traje toalla, salimos y no envolvemos (rió).
Hernán: Y dale… Aprovechemos. Anda a saber cuándo volvemos a estas playas.
Paula: Por favor no vayan a resfriarse.
Pedro: Callate, ¡si vos estas en bikini!
Paula: Pero porque estamos tomando sol (las chicas también estaban con sus trajes de baño puestos y tiradas en la arena).
Jose: No seas guarda bosque Pedro… Que no hay nadie en la playa.
Pedro: No digo por eso, sigo porque me dice a mí que no me resfríe y ella anda en bolas.
Pau: Ah, bueh… Hace lo que quieras Pedro (continuó tomando sol, mirando para otro lado y se dispuso a ignorar a su novio)

Pedro se rió por el enojo de su novia porque él solo estaba peleándola en chiste, así es que se acercó despacio sin que ella lo escuchara y se tiró encima besándole el cuello.

Paula: ¡¿Qué haces nene?! ¡Salí!
Pedro: Te abrazo… Enojona…

En un rápido movimiento la levantó del suelo y cargándola empezó a correr hacia el mar.

Paula: ¡No Pedro! ¿Qué haces? ¡BAJAME! (pataleaba)

Pedro solo reían y le hacía seña a sus amigos para que lo acompañen, sin dudarlo mucho Hernán levanto a Valen y Santi a Jose, todos terminaron en el agua. No pasaron frío ya que el agua tenía una temperatura bastante agradable, estuvieron largo rato metidos, salpicándose, jugando y riendo… Cuando salieron se secaron y buscaron en la costa algún lugar donde poder merendar. Terminaron en un barcito con vista al mar, ambientado muy lindo con caracoles, piedras y demás cosas extraídas del mar.
Cuando terminaron la merienda se dirigieron otra vez hacia la parada del colectivo, el día siguiente a esa hora tendrían que estar en el aeropuerto por lo que era mejor si empezaban a ordenar la ropa de las valijas esa noche, encima volvían con más cosas de las que habían llevado… Muchos regalitos para sus familias habían comprado.

 Al llegar al hotel Pau se duchó primera porque por volverse con el pelo mojado ya le estaba agarrando frío y realmente no quería enfermarse. Pedro esperó su turno acomodando su valija, y apenas salió su novia entro a bañarse él. Pau se vistió y se dispuso a ordenar sus cosas pero antes de que pueda empezar escuchó que golpeaban la puerta de su habitación. Dejó la remera que había llegado a agarrar y se dirigió hacia la puerta, la abrió y se encontró con Jose.

Pau: ¿Qué pasó?
Jose: Valen me pidió que te venga a buscar, que nos necesitaba para algo.
Pau: Ah, dale. Vamos… ¿Pero la viste triste? (Preguntó medio preocupada, mientras caminaba por el pasillo con su amiga rumbo a la habitación de las chicas)
Jose: No, triste no. Pero rara, no sé. Ahora le sacamos información (rió).

Juntas ingresaron en la habitación y Valen las esperaba sentada en su cama, les hizo seña para que se sienten junto a ellas y se quedó con la mirada perdida, Jose y Pau esperaban que empezara a contarles que le pasaba.

Pau: ¿Y? ¿Nos querías decir algo?
Valen: Ay sí, es que no sé por dónde empezar…
Jose: ¿Por el principio? (preguntó y rió, intentando descontracturar)
Valen: Bueno, ustedes seguro ya notaron que con Herni… que con él hay…
Pau: ¡¿Qué?! Dale, ¡largá!
Jose: ¡Pará que la pones más nerviosa!
Pau: Perdón.
Valen: No pasa nada (les sonrió) bueno, vieron que con Hernán… Pasa algo. Bah, él me empezó a tirar onda y yo no quería saber nada…
Pau: ajam…
Valen: Y... Bueno, creo que me gusta…
Jose: ¡Ay!
Valen: Bastante me gusta…
Pau: ¡Ay que amor! Dale para adelante entonces.
Valen: Pero me da miedo…. Él ya esta re creído de que le voy a dar bola, pero… ¿y la amistad?
Pau: Miranos a Pedro y a mí. No pasa nada. Bueno, no va a pasar nada si se quieren de verdad y se la juegan con todo. Si no es arruinar una amistad por nada y no da.
Valen: Por eso tengo miedo…
Jose: Relajá, y anda viendo.
Valen: Bueno… Voy a ir viendo, como vos decís. ¡Muchas gracias amigas!
Pau: De nada.
Jose: Sabes que contas siempre con nosotras.
Valen: ¡Son las mejores!

Luego de charlar un rato más bajaron a cenar junto con los chicos, se quedaron hasta tarde utilizando la sala de juegos del hotel, divirtiéndose un rato. Luego todos fueron a dormir y al día siguiente se levantaron casi al medio día. Almorzaron y terminaron de organizar sus bolsos. La melancolía de tener que irse los invadía, pero las ganas de estar de nuevo en sus casas y ver a sus familias eran más fuertes.
Caminaron hacía la fuente de Trevi, para despedirse de ella aprovechando que la tenían cerca. Compraron algunos recuerdos más, con lo último de dinero que les quedaba por gastar, en el paseo comercial que estaba cercano al hotel, y volvieron para terminar de empacar las cosas y esperar a los taxis que habían reservado para que los vayan a buscar al hotel y los dejen en el aeropuerto.

Al igual que en el viaje de ida, tuvieron que sentir algunas turbulencias durante el vuelo pero no fueron tan fuertes, por lo que, los que estaban durmiendo ni las sintieron.
Llegaron bien, y todos descansaron la mayor parte del viaje.
En el aeropuerto los esperaban Miguel, el papá de Paula y Federico, el hermano de Pedro.
Pau, apenas vio a su padre, soltó a Pedro, a quien tenía tomado de la mano, y corrió hacia él para abrazarlo.

Pau: ¡Hola pa! ¡Te extrañé!
Miguel: Yo también, hijita. (La abrazó con fuerza y en el oído le susurró) ¿Qué onda? ¿No se habían ido peleados con Pedro?
Pau: (rió) si, pero ya está, todo bien.
Miguel: Mejor, tu mamá estaba preocupada, porque lo quiere a Pedro como si fuera un hijo más.
Pau: ¡Es lo más mamá!
Miguel: ¡Ey! ¿Y yo?
Pau: Obvio que vos también, celoso.
Miguel: (rió) Vamos, busquemos los bolsos de todos, así vuelven a sus casas.

Todos esperaron sus valijas, Federico y Miguel se encargaron de repartirlos a todos en sus casas, dejando en último lugar a Pedro y Paula, quienes prometieron prontas visitas a sus respectivas familias.

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PERDÓN por mis desapariciones, pero bueno, ando con problemitas de concentración... 

Quería dedicar este capitulo a la cumplañera de la fecha: Cint (@LOSAMOR_PYP) espero que todos tus deseos se cumplan y pases un hermoso día juntos a tus seres queridos ♥

También se lo dedico a Vann!! Que es la Valen de esta historia... A ver si e pasa lo mismo! Jajajaja! Te quiero mucho!! Sabes que estoy para hacerte de doc amor cuando lo necesites (? jajaja ♥

Buenas noches a todos! Que tengan un buen mes de abril!!!!!!