Unos
días ya habían pasado desde la vuelta al país y tanto Paula como Pedro tenían
los bolsos aún sin desarmar, ambos habían vuelto a sus habituales actividades al
día siguiente de haber llegado a Buenos Aires, por lo que no habían tenido mucho
tiempo de ordenarse.
Viernes
al fin, la semana ya estaba terminando y podrían aprovechar el fin de semana
para reacomodarse en sus casas y descansar. Paula estaba en su oficina
terminando de organizar, coordinar y arreglar los últimos detalles de una
producción que estaba a su cargo para la revista. Para suerte de ella, a pesar
de haber estado bastante desaparecida de su trabajo por casi dos semanas
enteras, su jefe seguía confiando en ella y le otorgaba la oportunidad de
producir las mejores notas con las más importantes modelos.
“Dos
llamados más y creo que termino con todo por hoy. Vos por donde andas?” le
escribió a su novio en BBm y la respuesta le llegó enseguida: “Yo ya terminé
acá pero lo acompaño a mi viejo hasta su casa que quiere mover unas cosas
pesadas y necesita mi ayuda. Cuando termino voy a tu casa.”
Pau
leyó la respuesta y redacto otra al instante para después sí terminar de
realizar los llamados que debía hacer. “Te espero con la cena entonces. Te amoooo!!!”
Realizó
los llamados, ordeno su oficina ya que todo estaba por cualquier lado, apagó su
computadora y avisó a su jefe que ya había terminado con todo, al parecer el
también ya había concluido con sus quehaceres ya que tomo su portafolios y
salió junto a Pau del edificio.
Antes
de llegar a su casa se detuvo en un almacén y compró las cosas necesarias para
prepararle a su novio la receta que Luciana le había dicho que siempre le hacía
Ana cuando era chico y a él tanto le gustaba, quería mimarlo un poco, sin tener
ningún motivo en especial.
Pedro
esperó que su papá ordene los papeles de su oficina y juntos emprendieron
camino hacia la casa donde había vivido toda infancia y adolescencia. Al llegar
pusieron manos a la obra enseguida, trasladaron un sillón desde el living hacia
el quincho nuevo que habían construido recientemente en el fondo de la casa.
Horacio:
¡Gracias Pepe! Si espero a Fede me hago más viejo de lo que ya soy antes de
terminar de mover las cosas.
Pedro:
¡No seas malo! (Rió) Es colgado el pibe, pero nunca tiene drama en ayudar.
Horacio:
Pero tendría que ser más responsable para su edad.
Pedro:
Y bueno, a veces la edad no tiene nada que ver la edad con la madurez, ya va a
encontrar la minita que lo haga poner los pies en la tierra.
Horacio:
Eso espero. Como te puso Pau a vos (sonrió). Me alegra mucho que en el viaje se
hayan arreglado.
Pedro:
A mí también (también le sonrió)
El
sonido del celular de Pedro interrumpió la conversación y luego de mirar quién
era el que lo llamaba, atendió.
Pedro:
¡Hola Ro! ¿Cómo andas prima?
Rocío:
Todo bien, acá, llamándote. Porque si espero que lo haga mi primo…
Pedro:
Uh. ¡Perdón che! Sabes que estuve por Europa además.
Rocío:
Si, ya se tonto. Te cargaba. ¿Qué me contas? ¿Estás con Pau?
Pedro:
No, estoy de mi viejo ahora, lo vine a ayudar con unas cosas.
Rocío:
¡Ay! ¡Don Horacio! Mandale un beso enorme al tío.
Pedro:
Le mando (le hace señas a su papá). Te manda otro.
Rocío:
¡Los extraño!
Pedro:
Y bueno, sabes que acá sos bienvenida cuando quieras.
Rocío:
Si, pero ahora les toca a ustedes, eh (río). Además ahora ando corta de
efectivo. ¡Me estoy mudando!
Pedro:
¿Si? ¿Te vas de Bariloche?
Rocío:
No pibe (rió). Me mudo con Matías, mi novio… El que te comenté cuando anduve
por allá.
Pedro:
¡Qué bien! ¡Felicidades!
Rocío:
Gracias primo. Si queres para las vacaciones de invierno te espero acá con Pau,
por suerte es amplia la casa, los puedo recibir con comodidad.
Pedro: Dale, se lo comento. ¡Gracias por la invitación!
Rocío:
De nada, primo. Bueno, te dejo que tengo que seguir acomodando muebles.
Pedro:
Dale, saludos a tu pareja y decile de mi parte que te cuide bien porque acá tenes
un primo guardabosques.
Rocío:
(Rió a carcajadas) ¡Callate aparato! Nos hablamos, un beso. Hablando con vos me
acordé que mañana tengo que volver a llamar a Lu, recién corte con ella también.
Pedro:
¿Por qué? ¿Te olvidaste de decirle que te mudaste?
Rocío:
¡¿Cómo por qué?! ¡Es el cumple de tu hermana!
Pedro:
Uh, es verdad. Qué colgado soy con esos temas. Gracias prima. Me salvaste.
Rocío:
(Rió) ¡Bobo! Nos hablamos. Avisame si vienen con Pau, eh.
Pedro:
Si, obvio. Yo te aviso. ¡Gracias! Nos hablamos después. Beso.
Rocío:
Besos y saludos.
Al
finalizar la llamada lo puso al tanto a su papá de la mudanza de su prima,
luego de trasladar una mesita más hacia el quincho emprendió camino a la casa
de su novia, estacionó en la puerta de la misma. Al bajar y acercarse a la
puerta pudo sentir un olorcito a comida cacera que hizo que las tripas le
sonaran, hasta ese momento no se había dado cuenta del hambre que tenía. Sonrió,
contento porque su novia, a pesar del cansancio de la semana, estaba dedicando
tiempo de su día cocinando para ellos… para él. Golpeó la puerta y a los pocos
minutos Pau le abrió abalanzándose en sus brazos y dándole un lindo y sentido
beso antes de dejarlos pasar.
Pedro:
¡Que recibimiento! (Sonrió y siguiendo con el abrazo la hizo levantar sus pies
del suelo e ingreso a la casa)
Paula:
¿Cómo andas amor? ¿Qué tal tu día? (Cerró la puerta y empezó a caminar hacia la
cocina)
Pedro:
(Siguiéndola) Movido mi día. Pero terminándolo de la mejor manera (la abrazo
por la espalda y siguió caminando hacia la cocina pegado a ella) ¡Qué olorcito!
Paula:
Yo te avise que te esperaba con la cena lista (sonrió satisfecha). Voy aprendiendo,
creo que te va a gustar.
Pedro:
Ya veremos… (Le dijo en un tono desafiante)
Paula:
¡Malo! (Sonrió y corrió una de las sillas para que su novio se siente). Sentate
que ya sirvo.
Pedro:
Genial. Servicio completo.
Se
ubico en su lugar y enseguida Pau sirvió la cena. Pedro la miró sorprendido por
la producción del plato y más sorprendido por el delicioso sabor que tenía,
realmente no le tenía mucha fe en la cocina a su novia pero se dio cuenta de que
estaba equivocado, ésta noche había hecho un manjar y se lo hizo saber.
Comieron
tranquilos, sin hablar demasiado ya que ninguno soltaba los cubiertos más que
para beber algo.
Pedro:
¡Delicioso! Me encantó. Y esta receta me parece conocida.
Paula:
Creo que me la contó un pajarito.
Pedro:
Un pajarito hermana mía me parece. Gracias amor, hermosa y riquísima cena.
Paula:
De nada. ¿Viste que no cocino mal? Solo que no siempre tengo ganas.
Pedro:
Casi nunca (dijo riendo).
Paula:
¡Tarado! Ahora por eso no te cocino otra vez en dos meses. (Juntó los platos ya
vacios y se puso a lavarlos)
Pedro:
No te enojes tonta. Era chiste. (La siguió y abrazó por la espalda)
Paula:
Bueno, igual tampoco te voy a cocinar todos los días, ¡eh!
Pedro:
(Riendo) ¡sos lo más!
Lavaron
y secaron los platos entre los dos y luego se dirigieron a la habitación, ambos
estaban muy cansados.
Pedro:
Ah, antes que me olvide (comenzó a decirle a su novia mientras bajaba la persiana
y acomodaba las cortinas)…
Paula:
¿Qué gordo? (Corrió las sabanas de la cama y se metió bajo ellas) Agrega la
frazada antes de venir, que ya hace frío.
Pedro:
Dale (agarró las sabanas de la parte alta del armario y las extendió sobre la
cama, arropando a su novia). Hoy hable con Rocío y me contó que se mudó con el
novio.
Paula:
¡Que genial! Me alegro muchísimo por ella. ¡Qué bueno!
Pedro:
Si, es genial y nos invitó para que vayamos a visitarla en las vacaciones de
invierno (siguió contándole mientras también se metía bajo las sabanas y
frazada).
Paula:
Uh gordo. Pero creo que se va a complicar, ¿no?
Pedro:
¿Por qué? Creí que ibas a tener ganas.
Paula:
Si, ganas tengo. ¡Muchísimas ganas! Tu prima es lo más y Bariloche es hermoso
pero en el trabajo me matan si pido más días.
Pedro:
Uh, es cierto… Este año viajamos bastante ya... (Se quedó pensativo, mirando el
techo y acariciando un brazo de su novia) Bueno, capaz en el verano podemos ir,
¿no?
Paula:
¡En el verano seguro! Lo que no puedo pedir son más días durante el año.
Pedro:
Bueno, después le digo que nos espere para el verano entonces.
Paula:
Mejor (contestó casi en un susurro, ya casi durmiéndose)
Pedro:
Ah, otra cosa antes de dormirnos…
Paula:
¿sí? (preguntó mientras un bostezo se le escapaba)
Pedro:
Mañana es el cumple de Lu. Obvio que me acompañas, ¿no?
Paula:
Dale. Si, obvio. ¿Le compraste algo?
Pedro:
¡Uh! ¡No! Es más… Rocío me hizo acordar que era el cumple.
Paula:
Sos un colgado (rió). Antes de ir te ayudo a elegir algo para ella.
Pedro:
Gracias amor. Estas en todas, sos lo más. ¡Te amo!
Paula:
¡Yo te amo más! (Volvió a bostezar)
Pedro:
estas muerta de sueño. Vamos a dormir hermosa. Buenas noches.
Paula:
Buenas noches gordo.
Pau
lo abrazó, Pedro le besó la cabeza y se acomodó cerca de ella. Así se
entregaron al mundo de los sueños. El cansancio acumulado de toda la semana de
vuelta al trabajo se estaba haciendo notar.
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Perdón de nuevo por mi un poco extensa ausencia peor no se preocupen que no las voy a abandonar, ya queda poco para el final...
Muchas gracias a Sandri (@Sandri_py) que me ayudó (muchísimo) a ordenar mis ideas y me tiró más. Sos lo más! ♥
Buenas noches. Nos leemos lo más pronto que pueda.
♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥
que lindo,me encanto!!!
ResponderEliminarDe vuelta a la rutina!!! se te extraña cuando no subís! pero también debes estar con tus rutinas! jajaja a esperar el próximo!
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