Las
gotas ya caían con más constancia y todavía les faltaba un tramo bastante largo
para llegar a la casa.
…
Todo
se oscurecía a causa de las densas y negras nubes que se amontonaban en el
cielo y Pau se estaba poniendo muy nerviosa, su miedo a las tormentas, sumado a
su primera cabalgata después de haberse lastimado la última vez que anduvo a
caballo, no ayudaba a que pudieran avanzar más rápido y llegar bajo techo lo
más rápido posible, se distraía y el caballo no le hacía caso.
Pedro
aminoro la marcha para ponerse a la altura de su novia que iba detrás de él.
Estaba tranquilo, mantenía la calma porque para él era solo agua cayendo del
cielo, nada que pudiera dañarlos con mucho más que un resfriado, pero sabia el
miedo que tenia Pau y lo exagerada que era por lo que trataba de no burlarse o
reírse de ella.
Pau:
¡Dale gordo! No frenes que se esta largando más fuerte.
Pedro:
¿Y si nos quedamos debajo de los arboles un rato? Esos de ahí que están tan
juntitos que casi no pasa el agua (le señaló los arboles que crecían a corta
distancia del camino por el que transitaban).
Pau: ¿Vos decís?
Pedro: Si, dale. Ya no se ve nada de tanta agua que cae.
En
dos minutos estaban al resguardo de los arboles juntos con los caballos,
desmontaron, los ataron a uno de los arboles dejándolos obviamente al resguardo
también y con la campera de Pedro se sentaron en el suelo para no mojarse ni
embarrarse. El agua no dejaba de caer y las hojas que todavía estaban en los
arboles caían también por la fuerza con
que las golpeaba la lluvia.
Pau:
Solo a nosotros se nos ocurre salir a andar a caballo con el día an nublado.
¡Era obvio que iba a llover! Encima esta helada el agua (agregó mientras in
escalofrío le recorría el cuerpo).
Pedro:
No pasa nada, veni. Así nos damos calor (le estiro los brazos para abrazarla y
ella enseguida accedió a hacerlo)
Los
minutos pasaban y la fuerza de la tormenta no aminoraba, tampoco parecía que
fuera a parar enseguida y los chicos estaban calados hasta los huesos, ya no
sabían cómo acomodarse porque el agua les llegaba bastante a pesar de estas
debajo de los frondosos pinos y el frío se hacía sentir bastante.
Pau:
Me parece que este paseo campestre nos va a salir caro en remedios para la
gripe o angina que nos vamos a agarrar.
Pedro: (riendo) roguemos no enfermarnos. Igual, pensándolo bien, si
me enfermo tendría una linda enfermerita (le guiñó un ojo y la abrazó con más
fuerza).
Paula:
(riendo) cállate tarado. Mejor estar sanito.
Pedro:
Ah, ¿no me queres de enfermero a mi? (haciéndose el ofendido dejó de abrazarla
y se cruzó de brazos)
Paula:
Obvio que si, vos serías el mejor. ¡Y abrázame que tengo frío!
Pedro:
Pedro Frazada Alfonso me voy a llamar ahora.
Paula:
No seas peleador nene.
Se
mantenían abrazados y por suerte la lluvia empezaba a caer un poco mas
despacio, pero esperarían un rato mas para volver tranquilos.
Pedro: Che, cambiando de tema... Estaba pensando.
Paula:
¡ay no Pedro! Que no quiero que llueva mas.
Pedro:
ah, te volvió el humor parece.
Paula:
dale, contame.
Pedro:
Ahora no.
Paula:
Dale (le pidió alargando la palabra y haciéndole ojitos para convencerlo).
Pedro:
(riendo) esos ojitos. Bueno, pensaba... Em… Cómo decirte…
Paula:
¡Ay! Siempre que te pones nervioso me das miedo.
Pedro:
No, no tengas miedo (rió). Bueno, creo que no tenes que tener miedo.
Paula:
Diciendo eso me das más miedo (Dijo mientras se acomodaba más cerca de su novio
y temblaba). Dale, anda al grano y vayamos que tengo mucho frío.
Pedro:
Bueno, ¡eh! (Le sonrió) decía: que estaba pensando, hace bastante ya que
estamos juntos y…
Paula:
¿Si? (No sabía qué era lo que pensaba decirle su novio pero cada vez que
empezaba a tartamudear o se ponía nervioso ella se ponía el doble de nerviosa).
Pedro:
No me apures. Bueno, y todos los días pasamos la mayor parte del tiempo juntos…
Y yo, Pau… Yo te amo (le hablaba mirándola fijamente a los ojos
Paula:
Yo también gordo, ¡pero decime!
Pedro:
Bueno, yo te quería proponer… (En ese momento desvió la mirada y sonrió)
Paula:
¿Qué Pedro? ¿Qué?
Pedro:
¡Mirá! (Señalo hacia donde miraba y Pau tuvo que voltear)
Pau
sonrió al ver a su hermano y su padre con la camioneta de su tío. ¡Habían ido a
rescatarlos! Enseguida se levantó y levantó también a su novio tomándolo por la
mano, agarró la campera de Pedro sobre la que se habían sentado y corrió hacia
la camioneta. Una vez que los dos estaban dentro de la misma les agradecieron a
Gonzalo y Miguel, y les preguntaron por los caballos. No podían dejarlos ahí.
Gonza:
El tío me dijo que atemos las riendas a la parte de atrás de la caja de la
camioneta y vayamos despacio para que puedan seguirnos.
Miguel: Ahí voy.
Pedro: No Miguel. Deje que voy yo que ya estoy
empapado.
Miguel:
Bueno, dale. ¡Pero tutéame Pedro! (Le sonrió)
Pedro:
Bueno, es la costumbre. Espérenme que en 5 minutos estoy acá de nuevo.
Pau
agradeció a su papá y hermano por 5ta vez mientras esperaban a Pedro que muy
rápidamente ató a los caballos a la caja de la camioneta. Cuando volvió a subir
emprendieron camino lentamente, para que los caballos pudieran seguirlos, hacia
las caballerizas. Allí descendió Pedro nuevamente y dejó a los caballos al
resguardo de la tormenta. Como la casa quedaba a un largo trecho todavía,
volvió a subir a la camioneta, allí, en la cabaña, los esperaban Alejandra y la
tía de Pau con unos ricos y bien calentitos mates para que entraran en calor.
Delfina
y la prima menor de Pau estaban sentadas en el sillón, tapadas con una manta y
jugando a las cartas con Moro a sus pies.
Pau:
Ustedes sí que no pasaron frío (comentó Pau cuando las vio mientras un nuevo
escalofrío la hacía temblar de pies a cabeza)
Delfi:
¡Ay Pau! ¡Estas empapada!
Pau:
Y si, llueve.
Delfi:
Uh, ¿te pone de mal humor la lluvia?
Pau:
Perdón. Si, un poco. Creo que me voy a ir a bañar antes de tomar mates o lo que
sea.
Ale:
Dale, vos metete a la ducha que ahora le pido un toallón a la tía y te lo
alcanzo.
Pau:
Dale, gracias ma.
Pedro
también pidió un toallón para mantenerse calentito mientras esperaba su turno
en l baño. Pau se quejaba de que iba a tener que usar la muda de ropa que había
llevado para el día siguiente pero su tía le dijo que no se preocupara y luego
de enjuagarla la puso en una silla muy cerca de la estufa para que se vaya
secando.
Pau:
Gracias tía, sos lo más. Gordo, vos que armaste el bolsito conmigo, ¿me dejas
mi ropa lista arriba de nuestra cama?
Pedro:
Dale amor, no te preocupes pero hace rápido que yo también tengo frío.
Pau:
Dale, ya me meto (al pasar por al lado le hablo al oído sonriendo), si
estaríamos solos no tendrías que esperar pero creo que no da ducharnos juntos
ahora, ¿no?
Pedro: No me tientes. Anda. (Le respondió también en el
oído)
Pau:
Bueno. Ah, y me debes una charla…
Pedro:
No me olvido.
Mientras
se duchaba divagaba en sus recuerdos de esa tarde especialmente en el momento
en que la charla con Pedro había sido interrumpida, imaginaba cuál podría ser
la propuesta que Pedro tenía para hacerle antes de que su Padre y hermano
llegaran a rescatarlos de la lluvia.
El
agua calentándole la piel le daba placer, la de la lluvia estaba helada. Se
lavó enseguida pero una vez limpia se quedo unos minutos más bajo el agua para
terminar de entrar en calor, luego recordó que su novio también estaría
congelado y querría ducharse así que se apresuró y pidió, con un grito, el
toallon a su mamá. Cuando se lo alcanzó, cerró la ducha y se envolvió en el
mismo. Luego de secarse un poco fue a su habitación y se vistió con la ropa que
Pedro le había dejado lista, era un amor su novio.
Pedro
esperó que el agua volviera a calentarse y se metió él en la ducha. El agua
caliente cayendo en su cuerpo lo reconfortaba, pero a penas terminó de lavarse
se apresuró a salir ya que quería reanudar la charla que había quedado
pendiente con Pau, estaba ansioso por comentarle la idea que se le había
ocurrido y creía que iba a encantarle.
Salió
del baño directo hacia su habitación que quedaba enfrente y se encontró son su
novia tapada hasta la cabeza en la cama individual que había elegido para ella.
Pedro:
¿Ya te vas a dormir?
Pau:
No, pero tenía frío (sonrió) ¿Le pido a mi tío que encienda la estufa acá, no?
Pedro:
Si, todos la prendieron, además acá, en el campo hace más frío que en la
ciudad.
Pau:
Si. Brr… No hace falta que me lo recuerdes.
Pedro:
(riendo) dale, tampoco la pavada amor (le retó mientras ya con la ropa interior
puesta buscaba una remera y un jean seco)
Pau:
Ay, te juro que con la ducha entre en calor pero no dejo de temblar. Me agarran
chuchos de frío todo el tiempo.
Pedro:
Mmm, ¿no te habrá levantado fiebre vos, no?
Pau:
No sé, ¿tendrán un termómetro? No me siento muy bien.
Pedro:
Ahora le pregunto a tu mamá. ¿Me trajiste otro buzo además del que tenia hoy,
no? Encima la campera también quedó empapada (le preguntó mientras agarraba el
bolsito que habían llevado para los dos)
Pau:
Si, debajo de todo, en ese bolso.
Pedro:
Acá, está. Genial. Ahí le pregunto a tu mamá lo del termómetro.
Por
suerte la tía tenía un termómetro y enseguida le midieron la temperatura,
efectivamente el agua helada le había jugado una mala pasada y le había levantado
la fiebre. Por las dudas Pedro también midió su temperatura pero estaba normal.
Pedro:
Yo te dije que el enfermero no te iba a faltar, acá me vas a tener.
Pau:
Gracias gordo (le respondió con voz débil, tapada con dos frazadas en su cama)
La
cama matrimonial del lugar era ocupada por los tíos de Paula y luego había dos
habitaciones más que contaban una con dos camas y la otra con tres, en la
primera dormirían Pau y Pedro, en la otra Alejandra, Delfi y su primita,
Gonzalo usaba uno de los sillones cama que había en el living y Miguel el otro.
A
la hora de cenar, prepararon una sopa bien calentita y se las llevaron a Pedro
y Paula a su habitación para que cenaran allí, así Pau no tenía frío y se
recuperaba lo más pronto posible.
Pau:
¡Que bronca! Espero mañana sentirme mejor así disfruto el día, porque a la
noche ya nos volvemos.
Pedro:
Si, tranquila. Te abrigas bien y nada de cabalgatas bajo la lluvia y vas a
poder disfrutar (le dijo entre risas).
Pau:
Que chistoso. Vos quisiste salir a andar a caballo.
Pedro:
Bueno, che. No era mala idea. Al principio te estabas divirtiendo, ¿o no?
Pau:
Si, te lo tengo que admitir. Y después estando empapados también la estaba
pasando bien, si dejamos de lado el frío que tenía (le sonrió). Igual no me
olvido de la charla pendiente, eh.
Pedro:
¿Qué charla? (Preguntó por inercia y después comprendió a lo que se refería su
novia) Ah, sí. Ya sé. Bueno, te comento ahora…
Pau:
Dale.
Pedro:
Bueno, te iba a proponer… No sé, si queres…
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Puedo cantar victoria!! Yes!
Espero disfruten el capitulo. Gracias por leer, ya se acerca el final!!
IMPORTANTE!! Sigan a las chicas de @WikiFictionPyP... Tienen las novedades de TODAS las novelas de PyP. Toda la info esta en su blog wikifictiondepyp.blogspot.com.ar en el cual las novelas estan organizadas segun el tipo de ficcion que sean, y avisan de las actualizaciones del blog en ese twiter. SIGANLAS!
Que tengan un bebito antes del final!!
ResponderEliminarNO VALE ESO ES DE MALA PERSONA DEJARME CON ESA INTRIGA ES MALOOOOOOOOOO :) MUY BUENA AMO TU NOVELA @PAULITER100PRE
ResponderEliminarbuenísimo el capítulo,seguí subiendo genia!!!
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