martes, 14 de mayo de 2013

Capitulo 172 ♥


Pedro se vistió y corrió hacia la cocina para sacar del horno la pre pizza que Pau había puesto a calentar. Seguía confundido con la reacción de su novia, creía que ésta iba a encontrar lógicas las razones que él le daba para mudarse a su casa y no a la de ella.
En sí, lo importante era vivir juntos no el lugar donde lo hicieran, al menos para él era así. Pero ya que podían elegir, su casa era más grande, la había construido cuando se mudo, o sea que era más nueva, no como la de ella que la compró a una familia que ya hacía años que vivían allí. Su casa también contaba con pileta cosa que la de ella no tenía... Pero bueno, si ahora iba e intentaba hablarle seguramente lo echaría a los gritos y todo sería peor. Comió algunas porciones de pizza, se lavó los dientes y se fue a dormir. Mañana sería otro día.

Pau, por su parte, llegó enojada a su casa, se puso el pijama y se fue a dormir, no le gustaba que le lleven la contra y ante situaciones así siempre reaccionaba mal pero ahora también estaba enojada consigo misma porque creía que se le había ido un poco la mano. Igualmente no pensaba ir a pedirle perdón a Pedro ni nada por el estilo, ahora no podía, estaba alterada, ahora quería dormir y nada más.

A la mañana siguiente se despertó sobresaltada, con lágrimas recorriéndole su rostro, con el corazón y la respiración acelerados. Había tenido muchas pesadillas horribles durante toda la noche, sueños que la habían dejado pensando. Sueños en los que veía situaciones ente ella y Pedro, situaciones en las que ya Vivian juntos, él siempre quejándose de que ella no limpiaba, que no ordenaba, que dejaba descuidados a los chicos (si, en su sueño ya había formado una familia con Pedro), discutiendo mucho y Pau siempre llorando y superada totalmente por las situaciones de la cotidianidad de una familia, de una casa de a dos.
Lo único que podía pensar era: ¿realmente estaba preparada para ir a vivir con Pedro? ¿Podría formar una familia y llevarla hacia delante? Muchas veces sentía que todavía era solo una niña caprichosa. Con 23 años ya hacía tiempo que vivía sola y había podido arreglárselas lo más bien, pero vivir con alguien más, formar una familia era muy distinto, estaba llena de miedos, quería poder dar ese paso, crecer… pero sus miedo la hacían reaccionar como una niña, tal y como lo había hecho la noche anterior.
Luego de respirar hondo unas cuantas veces para volver su respiración a la normalidad y secarse las lágrimas que habían seguido recorriendo sus mejillas aun después de despertarse, se levantó y dirigió al baño. Necesitaba una ducha.
Por ser sábado, estaba despierta desde muy temprano y no quería volver a dormirse y soñar esas cosas horribles que la hicieran dudar más, por ellos decidió llamar a su mamá, necesitaba desahogarse con alguien y era la única que seguro estaba despierta a esa hora. Igualmente esta vez necesitaba esa contención que sus amigas no podían darle, precisaba esa seguridad que solo una madre puede brindar con su experiencia.
En cuanto salió del baño y se vistió, tomó su teléfono y marcó el tan conocido número.

Ale: ¿Hola?
Pau: Ma!
Ale: ¿Pau? Qué raro despierta un sábado a esta hora. ¿Todo bien?
Pau: Mas o menos (respondió con la voz un poco quebrada al recordar la situación de anoche con Pedro y todos sus sueños)
Ale: ¡Ay hija! ¡Me asustas! ¿Te pasó algo? ¿Estás con Pedro? ¿Querés que vaya?
Pau: Para ma… Estoy bien, no me paso nada y no estoy con Pedro. Solo estoy un poco triste o confundida y necesito tus consejos.
Ale: Me preocupas hija, ¿querés que vaya para allá?
Pau: No. Voy yo, ¿sí? Voy con Moro.
Ale: Dale. Los espero con mate y tostadas.
Pau: gracias ma. Ahí voy.

Agarró su cartera que estaba en el sillón, le puso la correa a Moro que no dejaba de dar saltitos de alegría por salir de paseo, y cuando estaba por salir no pudo evitar pensar “ojalá esta auto funcione bien”, pero dos segundos después recordó que justamente por lo mal que funcionaba su auto habían decidido junto con Pedro venderlo y usar los dos el de él. Ahora estaba en la casa de su novio y la verdad era que no quería cruzárselo todavía, así es que llamó un remis, a uno de esos de confianza que no le hacían drama por viajar con Morito y se puso a esperarlo.

Alejandra la recibió con el mate preparado y las tostadas calentitas tal como le había prometido por teléfono.
Se sentaron en la mesa de la cocina del lado que estaba más cerca al radiador, el frío que estaba haciendo era tremendo, el invierno que ya llegaba se hacía sentir. Charlaron de cualquier cosa, de Moro, del trabajo, de cómo le estaba yendo en el cole a Delfi que ahora estaba en la casa de una amiga porque se había quedado a dormir la noche anterior; hasta que Ale sintió que era el momento de averiguar por qué esa mañana la había llamado tan afligida.

Ale: Y bueno, contame hija. ¿Pasaba algo esta mañana? (Le preguntó mientras le pasaba un mate y la miraba fijamente a los ojos).
Pau: Ay ma. Que soy una tonta pasa (respondió bajando la mirada y jugando con la bombilla entre sus dedos).
Ale: Pau, no digas así.
Pau: es que es verdad ma. ¿Viste que con Pedro estamos re bien? Hasta compartimos el auto y vivimos casi juntos... Yo lo amo y estoy re feliz con él (hacía silencios mientras le contaba para poder pensar bien las palabras justas para explicarle todo)... Y bueno, me propuso irnos a vivir juntos y obvio que yo quiero eso, pero después me agarraron miles de dudas y me mande una macana, le discutí por pavadas al pobre... Que se yo, ahora es como si viviéramos juntos pero, ponele que nos peleamos, yo me puedo ir a mi casa él se va a la de él... Em, o si me quiero juntar con las chicas tengo mi lugar, el tiene su lugar para la Play. A demás no sé, ¿estaré lista para hacerme cargo de una casa de a dos, de tomar responsabilidades como mujer, de formar una familia? (Termino de plantear todas sus dudas hablando rápido para que le salgan todas las ideas juntas, ahora que lo hablaba se sentía más liviana. Ale esperó unos segundos desde que dejó de hablar y luego le expuso su opinión).
Ale: Ay hija. Sinceramente te digo: me das ternura (comento tratando de evitar la risa)
Pau: ¿Qué es lo tierno mamá? ¡Estoy en crisis! (Contesto alterada, exagerada) ¡E hice lío con Pedro!
Ale: Me da ternura que tengas estos miedo porque noto cuanto creciste y cuanto seguís creciendo... Pero hija, no tener que tener miedo a la convivencia, y a las cosas nuevas que se te van presentando ¿no es Pedro el hombre que amas y elegís?
Pau: Obvio, pero fue la reacción del momento y me re arrepiento. Te juro que lo elijo día a día a él y… (Ale levantó una mano para que se calle y volvió a hablar)
Ale: Bueno, basta. ¡No des más vueltas nena! Ya fue, pedile perdón y deja los miedos de lado, yo los veo re bien juntos, no creo que surjan grandes problemas a raíz de la convivencia.

Siendo sábado y al no tener planes de ir a ningún lado en la mañana Pedro recién se levantó al medio día, cuando su celular sonó indicando una llamada de su papá a quien atendió enseguida, con la voz muy ronca y entre bostezos mantuvieron una corta charla en la que Horacio le decía que iría por la tarde a su casa a tomar mates con él. Pedro aceptó encantado, necesitaba algunos consejos de su viejo, la situación con Pau, la reacción de ella la noche anterior, lo había dejado descolocado.
Luego de almorzar algunas porciones de pizza recalentadas que le habían sobrado de la noche anterior se puso a jugar a la Play Station mientras hacía tiempo para que su padre llegue. A cada minuto se le cruzaba por la mente alguna excusa para acercarse a la medianera que separaba su patio del de Paula para ver si andaba por allí. Pero se contenía, creía que era mejor no cruzársela todavía, tal vez era mejor esperar que ella lo buscara a él. Estaba realmente muy desconcertado y no se le podía ocurrir justificación para la reacción que había tenido su novia, pero tampoco podía enojarse, no sabía por qué, pero no podía.
Siendo las cuatro de la tarde el timbre sonó, sin asegurarse de que su papá era el que estaba del otro lado de la puerta, abrió ya que estaba convencido de que era él, pero su intuición había fallado.
Del otro lado de la puerta se encontraba su hermana Sonia con un paquete de panadería en las manos.

Sonia: ¡Hola!
Pedro: ¡Hermana! ¿Qué haces por acá?
Sonia: Em, papá me comentó que venía y como tengo el día libre decidí colarme en la mateada (rió).
Pedro: Buenísimo, pasa (le dijo mientras se hacía a un lado para dejarla pasar).

Entraron los dos y prepararon la merienda, Sonia había traído una rica pastafrola de la cual cortaron varias porciones y las pusieron en un plato para podes servirse más cómodamente. Ubicaron todo en la mesa del living y antes de podes sentarse, el timbre volvió a sonar, esta vez sí era Horacio.
Se sentaron los tres alrededor de la mesa del living y comenzaron a charlar un poco de todo. En un momento Sonia le preguntó por Paula y ahí fue cuando Pedro les comentó la situación que habían vivido la noche anterior y lo desconcertado que estaba.

Pedro: No entiendo qué fue lo que pasó. No me parecía que la “discusión” (dijo ésta palabra marcando las comillas con sus dedos en el aire) que estábamos teniendo era tan grave como para que se vaya enojada de la manera en que lo hizo.
Sonia: Si, la verdad es que es rarísimo por lo que nos contas.
Horacio: Si, es cierto. ¿Y volviste a hablar hoy?
Pedro: No, no tuve oportunidad todavía. Pensaba ir más tarde, espero esté tranquila y podamos arreglar todo.
Sonia: Espero que sí, yo creo que sí… Anda a saber que le pasó… Pero no la pelees eh, escúchense y no hagan que la pelea crezca.
Pedro: No, eso es lo que menos quiero.

***

Ya tenía la cena lista, la había preparado con muchísima dedicación, la mesa del living y todo el living lo habían ambientado para generar un ambiente romántico. Lo único que esperaba era que Pedro la perdonara, y pudiera entender lo que había pasado la noche anterior, en realidad ni ella se entendía pero no quería mas peleas, quería seguir avanzando en la relación con él, estaba total y completamente segura que él era su príncipe azul, su hombre ideal, el amor de su vida (aunque parezca un poco cursi las maneras de definirlo, lo amaba con su corazón).
Hacía cinco minutos que le había escrito en BBm y la preocupaba un poco que todavía no respondiera pero tenía fe de que se iba a hacer presente allí, en su casa.
Terminó de poner las copas y el vino en la mesa cuando sintió que la puerta del patio se abría, sonrió y se dirigió a la cocina. Allí, en el umbral se encontró con Pedro sonriéndole. Ver esa sonrisa en sus labios la relajó un poco, ya que estaba bastante nerviosa.

Pau: Hola (sonrió).
Pedro: Hola. Acá estoy.
Pau: Veo (comentó sin dejar de sonreír). Pasa. Preparé las cosas en el living, ahí sirvo la cena.
Pedro: Dale.

Se sentó en uno de los sillones y esperó a su novia que minutos después apareció con dos platos con pastas y puso uno frente a él. Pero antes de comenzar a cenar prefería hablar un poco, si después peleaban la comida le caería mal, igualmente iba mentalizado en no buscar pelea y no aceptar peleas por parte de ella.

Pedro: Em, creo que preparaste esto por algo en especial, ¿no?
Paula: Si (contestó con la vista fija en el plato, meditaba las palabras justas). Primero que nada, quería pedirte perdón… Por mi reacción de anoche.
Pedro: Todo bien… Pero no entendí qué fue lo que pasó. ¿Hice algo malo? No sé…
Pau: No, nada que ver gordo. Todos mambos míos, inseguridades, falta de confianza en mí como concubina. De repente me cayó la ficha del gran paso que era pasar a tener los dos una casa, y me sobrepasó la situación.
Pedro: Bueno, capaz que si no estás preparada (se le borró la sonrisa)… No sé… Podemos…
Pau: (lo interrumpió) no, no. Para. Yo a vos te amo, y confió en nuestra relación. Quiero que vivamos juntos, quiero dar este paso con vos. Fue una locura mía que la verdad ni yo me entiendo muy bien.
Pedro: Vos y tus mambos (volvió a sonreír). No entiendo por qué en vez de hablar de frente te agarra el ataque y enseguida me atacas.
Pau: No sé, perdón. De verdad te pido miles de disculpas. Te prometo que voy a madurar para convivir con vos como dos personas grandes.
Pedro: A mí me gustas con tus cosas de mujer (se levantó del sillón de un cuerpo en el que estaba y se sentó al lado de Pau en el sillón de dos cuerpos), tanto como con tus cosas de nena (se acercó a la boca de ella con los ojos fijos en ésta). Me gustas de punta a punta, me podes de punta a punta. (Cantando la canción de Axel siguió exponiendo lo que sentía, sin dejar de mirarla bien de cerca a los ojos) Porque me puedes de punta a punta porque superas lo que soñé, estar contigo es un privilegio, hoy por ti vuelvo a nacer.

Al terminar esa estrofa de la canción termino con esa distancia que los separaba y unió sus labios, comenzando lentamente con un beso que con el paso de los segundos se hizo más intenso, más profundo. Enseguida Pau cruzó sus brazos por la nuca de su novio para acercarlo más a ella y se acopló al beso con total perfección.
Hacía bastante que no se daban un beso tan sincero, un beso que demostrara tanto, esta especie de “pelea”, esta especie de “discusión” había servido para revivir la pasión de la pareja, esa que a veces suele quedar olvidada por culpa de la cotidianeidad, de verse todos los días, de pasar tanto tiempo juntos.
Poco a poco la fue recostando en el sillón mientras le subía el pulóver junto con la remera que Pau llevaba puestos. La cena había quedado en el olvido. “Directo al postre” pensó Pedro y rió mientras no dejaba de besarla.
Pau interpretó esa risa como muestra de la felicidad que le daba a su novio que todo vuelva a estar bien y se contagió de esa alegría.
Los mimos, los besos siguieron aumentando al igual que la pasión que gobernaba sus cuerpos. Estaban cada uno tan concentrado en el otro que el sillón (un tanto pequeño) no fue impedimento de nada. Dejaron fluir sus sentimientos y disfrutaron muchísimo de ese reencuentro después de un día maquinándose con ideas medio negativas con respecto a la pareja.
Love is in the air.

-----------------------------------------------------------------------------------------------------

Capitulo dedicado a Jose para que se recupere de su operación ♥ y a Vane para que no decaiga la alegría que tiene siempre (acordate que el viernes te presto a Peter Lanzani eh, no lo hago por cualquiera jajaja). ♥

Gracias a TODOS! Cada vez queda menos... ☺ 

4 comentarios:

  1. me encanto,sos una genia escribiendo!!!

    ResponderEliminar
  2. Ya lo dicen por ahí, lo bueno de las peleas, es la reconciliación!!!! Lindísimo capítulo!!!!

    ResponderEliminar
  3. Qué lindos!!! son lo más tus reconciliaciones!!! con Axel incluído!!! jajaja que pena que falte tan poquito!!! se va a extrañar Vuelteros!!!

    ResponderEliminar
  4. Aay xfiin se reconciliaron! Amo tuu nove y siigo con esaa dudiita se cuiidan?? Besos♥

    ResponderEliminar