El
día se mantenía soleado desde la mañana por lo que el calor se hacía sentir
bastante en Bariloche, Rocío y Paula habían abierto todas las ventanas para
dejar que el calor y el aire puro de montaña impregnara en la casa. Matías, el
novio de Rocío, había llegado a las tres de la tarde de trabajar y luego de
almorzar lo que su novia le había dejado preparado en la cocina, se unió a las
chicas en los preparativos: acomodó las mesas, las sillas, corrió los muebles
que molestaban... El trabajo pesado lo habían dejado para él.
Pau
estaba muy indignada porque su novio también tendría que haber estado allí para
ayudar, y aunque Rocío y Matías le decían que no pasaba nada cada vez que ella
se disculpaba por la falta de colaboración de Pedro, estaba molesta... Le
parecía muy desubicado que se hubiera ido por ahí en vez de ayudar a las
personas que los estaban alojando en su propia casa en esas vacaciones.
Llegadas
las cinco de la tarde Rocío, Matías y Paula comenzaron a vestirse para asistir
a la ceremonia del bautismo en una iglesia del centro de Bariloche. Mientras se
preparaban, Pau le envió un mensaje a Pedro para ver por donde andaba ya que
aún no había vuelto y en unos minutos tendrían que partir hacia la iglesia.
Que
se demorara hacia que su enfado crezca, no entendía qué le pasaba. ¿De repente
había vuelto a la adolescencia y prefería un partidito de futbol que estar
presente en un momento importante para su familia? ¿Era de nuevo un pendejo
inmaduro que ni miraba su celular para responder un mensaje? ¿A caso el primo
que había ido con él a jugar a la pelota no tendría que estar también
preparándose?
Suspiró
con fuerza como si haciendo eso un poco de la bronca que sentía saliera de su
cuerpo... Se abrochó las sandalias que acababa de ponerse y se miró por última
vez al espejo que había en su habitación antes de salir. En el living ya estaba
sentado en un sillón y totalmente listo: Matías, quien al ver a Pau se quejó de
que su novia no había sido tan rápida como ella.
Pau:
(riendo) bueno, pero Ro es la madrina, tiene que prepararse más, ¿no?
Mati:
si, pero como es la madrina... ¡no podemos llegar tarde!
Pau:
eso es cierto. Igual hay tiempo todavía (acotó mientras miraba la hora en su
celular). Los que vamos a llegar tardísimo somos Pedro y yo, ¡no aparece este
pibe! No me respondió los mensajes ni atendió mis llamadas...
Mati:
igual nosotros, los hombres, en dos minutos estamos listos.
Pau:
si, puede ser. Igual Pedro es bastante vueltero para vestirse... ¡Para todo en
realidad!
Mati:
(riendo) no te enojes, va a llegar.
Pau:
voy a ver si Ro necesita algo.
Mientras
subía la escalera hacia la habitación de Rocío un mensaje le llegó:
"gorda, anda yendo con Ro y Mati a la iglesia que yo me traje la ropa
porque suponía que se me iba a hacer tarde. Nos vemos allá. Besos amor."
La
bronca que la embargó en ese momento no se le pasaría así no más… Terminó de
subir la escalera y justo se encontró con Rocío saliendo de su habitación, ya
lista. Ella le sonrió pero noto que a Paula le pasaba algo así que la tomo de
la mano y la metió en la habitación con ella.
Rocío:
Vení para acá. ¿Qué te anda pasando Pauli? Desde hoy que estas re seria.
Paula:
Tu primo me pasa (soltó la frase y a la vez el aire contenido en un gran
suspiro).
Rocío:
(comenzó a excusar a su primo) Ya va a llegar...
Paula:
(la interrumpió) no, no llega. Me mandó un mensaje recién diciéndome que vaya
con ustedes y nos vemos allá.
Rocío
no sabía que responderle pero Pau en vez de notarla preocupada la notaba casi
divertida. En ese momento el celular de Rocío sonó y al leer el mensaje sonrió.
Rocío:
No te hagas drama Pauli. Anda medio colgado pero te ama de corazón mi primo.
Paula:
Pero no me molesta que no esté conmigo… Me molesta que no ayudara nada acá hoy
y que sea el bautismo de su sobrino y él va a llegar tarde…
Rocío:
(interrumpiéndola) no te hagas drama, todos lo vamos a perdonar (le sonrió para
transmitirle confianza y la tomó de la mano). En serio, no te preocupes. Y
vamos que Matías nos va a matar.
Juntas
bajaron la escalera de la casa para encontrarse en el living con Matías
moviendo los pies con impaciencia, las chicas se disculparon por la demora y
los tres partieron hacia la iglesia. Llegaron justo a tiempo, en cuanto se
ubicaron en sus lugares la ceremonia dio comienzo y a los 5 minutos llegó
Pedro.
“Tan
lejos no estaba, podría haber ido a buscarme” pensó Paula pero trato de poner
total atención en la ceremonia para no comenzar a pelear en susurros en medio
del silencio que dominaba en el lugar con Pedro que acababa de sentarse a su
lado.
Al
finalizar el bautismo Matías, Rocío y la mamá de ésta última se fueron
rapidísimo hacia la casa donde sería la reunión para así terminar con lo
últimos detalles, mientras el resto de los invitados se tomaban fotos o charlaban
en la iglesia. Paula, para no tener que volver con Pedro con el que seguía
bastante molesta e intentaba evitarlo como sea, se ofreció para acompañar a
Matías, Rocío y su mamá a preparar las cosas.
Durante
lo que quedaba de la tarde y la cena que celebraron en honor al recién
bautizado, Pedro intentó acercarse varias veces a su novia pero esta lo
esquivaba como podía… Sabía que un poco se iba a enojar por su ausencia y sobre
todo por su demora al llegar a la iglesia pero nunca había pensado que el enojo
llegaría a tal punto como para evitar hablarle. En una ocasión, durante la
sobremesa luego de la cena, Pau estaba hablando muy animadamente con Rocío,
Julieta (la otra prima de Pedro, la madre del recién bautizado) y la mamá de
estas dos, Mayra; y en cuanto Pedro se acerco, se sentó al lado de su novia e
intento darle un beso, ésta se levantó excusándose con un “voy al baño, ya
vengo”. Pero nunca regresó mientras Pedro siguió allí. A partir de ese momento
decidió dejar de intentar hablar con ella mientras estaba su familia, antes de
ir a dormir intentaría calmarla un poco o “de última, seguramente, mañana se le
pasaba todo enojo…” pensó y sonrió satisfecho de sí mismo.
Cuando
los invitados comenzaron a irse Pau se extrañó de que Pedro no le estuviera encima
intentando hacerla hablar o intentando ver que le pasaba. ¿Tan fácil de rendía?
¿Desde cuándo? Siempre que se enojaba lo tenía encima reclamándole atención…
“Creo que estoy muy perseguida, ¡basta Pau!” se dijo a sí misma y comenzó a
llevar a la cocina algunos de los vasos sucios que quedaban en la mesa.
Entre
los 4 limpiaron la mayoría de las cosas, guardaron la comida que había sobrado
y tiraron lo que era basura, la limpieza más profunda y el acomodado de los
muebles a su lugar de siempre lo harían al día siguiente, ahora estaban todos
cansados y necesitaban dormir, sobre todo Pedro y Paula que al otro día tenían
su última excursión al bosque de arrayanes que ya habían reservado desde el día
que llegaron a Bariloche.
Paula
subió a la habitación mientras Pedro charlaba un poco con Matías de futbol, los
dos eran fanáticos hinchas de River por lo que esa conversación podía extenderse
bastante, así que se desvistió, se duchó y se acostó para dormir. A penas se
terminó de acomodar en la cama escuchó que Pedro llegaba, sintió que se acercó
a ella pero decidió hacerse la dormida, sabía que se hablaban ahora iban a
terminar discutiendo, lo presentía.
Pedro:
Pau (dijo en un susurro). Gorda, ¿estás despierta? (no recibió respuesta) Se ve
que no…
Se dio
por vencido y entró a bañarse, al terminar se acostó al lado de su novia y
enseguida se durmió, estaba cansado porque había tenido una tarde movida… No había
jugado al fútbol como Pau creía pero había sido una tarde atareada.
Como
estaban tan cansados ninguno de los dos escucho el despertador que habían dejado
programado ya que la excursión comenzaba por la mañana, por suerte Rocío se despertó
temprano para desayunar con Matías antes de que éste se fuera a trabajar y como
vio que ni Paula, ni Pedro bajaban decidió despertarlos. Golpeo con fuerza la
puerta para que la escucharan y Paula dio un salto en la cama del susto que se
pegó, corrió a abrir todavía asustada y Rocío se rió de su cara.
Rocío:
Son dos morsas eh. Los vine a despertar porque ya escuche el despertador
sonando y ustedes ni se mosquearon.
Pau:
(bostezando y desperezándose) ¿Qué hora es?
Rocío:
nueve y medio. ¿No tiene que estar a las diez y medio en el muelle?
Pau:
Si. ¡Gracias Ro! Ahí lo levanto a Pepe y bajamos. Gracias de verdad.
Rocío:
De nada. Dale, métanle que es cerca pero el catamarán se va puntual eh.
Rocío
desapareció por el pasillo y Pau abrió la ventana para que la luz del sol
despertara a su novio, mientras ella fue al baño y se aseó un poco. Al salir
encontró a Pedro tapado hasta la cabeza, seguramente se había puesto así para
que el sol no lo molestara y seguir durmiendo.
Paula:
¡Pedro! Dale nene. Que se nos hace tarde para la excursión.
Pedro:
(se destapo de repente y se levantó muy sobresaltado) ¿Qué? ¿Qué viste? ¿Qué
paso?
Paula:
(sin podes evitarlo se rió de la reacción de su novio) Nada vi. ¿Qué tenía que
ver? (preguntó con intriga)
Pedro:
(más tranquilo y ubicándose en tiempo y espacio le respondió) Nada, nada. ¡¿Qué
hora es?! No sonó el despertador, ¿o si?
Paula:
Rocío dijo que si pero se ve que no lo escuchamos… Son las 10 menos cuarto así
que dale, levantate porque no llegamos.
Con
la mayor rapidez que pudieron se vistieron y alistaron para la excursión,
bajaron las escaleras casi corriendo y para suerte de ambos Rocío los esperaba
con dos tazas grandes de café con leche para que se terminen de despertar y
unas ricas tostadas recién hechas untadas con mermelada de frambuesa.
Pedro:
Sos lo más prima. Muchísimas gracias.
Los
dos salieron casi corriendo de la casa y todavía agradeciéndole a Rocío, quien
los despedía desde la puerta de su casa, por el desayuno y por despertarlos.
En
el camino Pau terminó de acomodar la mochila que llevaba ya que habia metido
las cosas así no más para hacer rápido; Pedro trataba de entender el mapa para
llegar rápido al muelle.
Paula:
Deja Pedro. Ahí me fijo yo.
Pedro:
Pero dale, que no llegamos.
Paula:
(soltó la mochila y agarró el mapa) A ver (lo observó por unos segundos). Seguí
por esta derecho, agarra la ruta que bordea el lago y ahí tenemos que ver el
muelle.
Pedro:
Gracias. Allá vamos.
Por
suerte no se perdieron y llegaron justo cuando el capitán estaba haciendo el último
llamado a los que tenían boleto para ese catamarán.
Se
sentaron en los banquitos que había dentro y respiraron con tranquilidad por
primera vez desde que se habían levantado.
Pedro: ¡Llegamos!
Paula:
Si, menos mal.
Pedro:
Que lindo día nos toco, ¿no?
Paula:
Ajam (volvía a tratarlo de manera distante y seca)
Pedro:
Pau, ¿te pasa algo?
Paula:
Nada (desvió la mirada). Voy a ver el paisaje afuera.
Se
levantó y salió a la parte del catamarán que te dejaba estar al aire libre
disfrutando del hermoso paisaje de montañas que comenzaban con una base verse y
llena de flores de muchos colores
terminaban en una punta blanca a causa de la nieve que allí se mantenía
por la diferencia de temperatura.
Pedro
la dejó un rato sola pero luego la siguió, se paró a su lado y sin hablarle le
hizo compañía. Allí quedaron hasta que llegaron al puerto del Bosque de
Arrayanes.
Recorrieron
el lugar siguiendo a un guía que les contaba la historia del lugar, caminando
por las tarimas de madera que indicaban el camino a seguir para poder ver todo
lo que había en ese lugar. Llegado el medio día el guía los dejó en el
restaurant que estaba en medio del bosque donde almorzaron tranquilos. Luego, tenían
la tarde libre para recorrer el parque por los lugares que más les gustara.
Pedro:
Pau, vení. Cuando recorríamos pasamos un lugar que quiero ver mejor. ¿Me
acompañas?
Paula:
Pará que le quería preguntar algo al guía.
Pedro:
No, dale. Vení (la tomó de una mano). Después le preguntas.
Paula:
Pero… ¿Qué apuro tenes Pedro? Espera un minuto (intentó soltarse).
Pedro:
No, ahora. Porque si no me agarran los nervios mal.
Paula:
No te entiendo, pero vamos. A ver… ¿Qué lugar?
Pedro:
Seguime.
Tomados
de la mano comenzaron a caminar por uno de los caminos construidos con madera,
en un punto del camino había una escalerita que te permitía salir de la tarima
y acercarte al lago y una elevación de piedras, una mini montaña. Caminaron
cerca del lago por un rato, Pau miraba intrigada a su novio a quien le
transpiraban las manos, se acercaron a la elevación de rocas y Pedro empezó a
subirla por una zona que no era muy empinada pero Pau se le soltó de la mano.
Paula:
¿Qué haces? ¿A dónde vas?
Pedro:
Veni. Dale (le sonrió con franqueza)
Pau
lo alcanzó y siguieron metiéndose en un lugar donde la elevación y los arboles
estaban muy juntos. Pau no entendía nada pero sabía que su novio tenía un espíritu
aventurero muy a flor de piel, lo único que esperaba era que ningún bicho raro
apareciera.
Luego
de unos cuantos pasos más entre los árboles y la elevación Pau empezó a escucha
ruido a agua, siguió caminando detrás de su novio un poco más y llegaron a un
pequeño manantial que formaba un arroyito muy chico que llevaba su agua rumbo
al lago Nahuel Huapi.
Pau:
¡Qué lindo lugar! (Comentó sonriendo)
La luz
del sol no llegaba mucho a ellos ya que se encontraban rodeados de arboles muy
frondosos pero llegaba la suficiente para que pudieran ver el manantial y el
arroyo.
Pedro:
¿Viste? Es hermoso.
Pau:
Bueno, volvamos. Se nos va a ir el grupo (contestó ella recordando su enojo).
Pedro:
No, pará. ¿Por qué estas enojada? (Tomó a su novia por la mano y se pudieron a
hablar cara a cara parados al lado del arroyito)
Paula:
¿Hace falta que te responda? Ayer desapareciste todo el día por jugar a la
pelota, no ayudaste a preparar la casa de Rocío para el bautismo (el calor de
sus mejillas empezó a subir y estas se pusieron coloradas a causa del enojo que
volvía a florecer en Paula), después no viniste a buscarme para ir juntos, como
corresponde, llegaste solo y tarde…
Pedro:
Pará… (La interrumpió) Te juro que tengo una explicación para todo…
Paula:
Si, ya sé… Que hace años que no ves a tu primo, que no podías negarte a jugar
un partido…
Pedro:
(Volvió a interrumpirla) Pau, no fui a jugar a la pelota ayer…
Paula:
(ahora lo interrumpió ella) Ah, encima me mentiste. Más razones para estar
enojada tengo (soltó las manos de su novio y quiso volver por donde habían llegado
hasta allí).
Pedro:
Pau, pará… En serio… Tenía algo mucho más importante que hacer y Matías y Rocío
lo saben y me cubrieron.
Paula:
(detuvo su andar y se volvió hacia su novio) ¿Qué? No entiendo.
Pedro:
Veni (ella camino de nuevo hacia él). Tenía que comprar una cosa que hace rato
que tengo ganas de comprar… Y la traje acá… (Tomó aire con fuerza, metió la
mano en su bolsillo y miró a los ojos a su novia) Sabes que te amo con toda mi
alma, sabes que te elijo día a día y te volvería a elegir cada uno de los días
que me quedan por vivir y como yo también lo sé… (se quedó unos segundos en
silencio repensando cada palabra que quería decir) Sé que quiero que seas la
madre de mis hijos, la que me espere cada día del resto de mis días cuando
vuelvo de trabajar o de jugar a la pelota, la que me rete como una madre, me de
consejos como una amiga y me ame como la mejor amante…
Paula
estaba anonada, entendía y no entendía lo que estaba pasando, ella estaba tan
enojada y él venía con una declaración de amor. De repente su enojo quedaba de
lado y sus manos comenzaban a transpirar al igual que las de Pedro. Todo le
cerraba de repente y se sentía mal por haberse enojado tanto… Miles de cosas
pasaban por su mente, quería decirle que lo amaba como él a ella y más, que
ella deseaba también que fuera el padre de sus hijos, su hombre para toda la
vida pero las palabras no le salían de la boca.
Pedro:
Paula, (se arrodilló frente a ella) ¿te querés casar conmigo? (Mientras
realizaba esa pregunta sacó de su bolsillo un estuche de terciopelo negro y lo
abrió dejando a la vista un hermoso anillo de oro blanco con algunos pequeños
brillantes incrustados)
Paula
seguía sin podes recuperar el habla y ahora algunas lagrimas rodaban por sus
ojos. Tanto había soñado con ese momento, de tantas maneras diferentes, pero
nunca tan especial como estaba siendo. Quería responder a Pedro, hablar pero
sentía que si abría la boca ninguna palabra podría salir debido al nudo que se
le había formado en la garganta por la emoción.
Tenía
que hacerle entender que su respuesta era “si” sin hablar, por lo que lo tomó
de las manos e hizo que se levantara. Pedro se asustó, ¿no querría casarse con
él? ¿No sería el momento adecuado para la propuesta?
En
cuanto lo tuvo de nuevo de pie, frente a ella lo rodeo por el cuello con sus
brazos y comenzó a besarlo con desesperación, con amor, con ternura, con pasión,
con todos los sentimientos que pasaban por su cuerpo en ese momento, con todos
juntos.
Por
varios minutos estuvieron entrelazados en ese beso hasta que necesitaron
separarse en busca de aire para sus pulmones y en ese momento fue cuando Paula sintió
que debía hablar, que ahora si podía hablar.
Paula:
Si, claro que quiero casarme con vos. ¡Te amo mi amor! (Le respondió entre nuevas
lagrimas de emoción)
Pedro:
Te amo con mi vida (También las lagrimas inundaron sus ojos)
Volvieron
a besarse quién sabe cuánto tiempo más, sellando ese perfecto momento tan
soñado por dos personas que se aman puramente como ellos lo hicieron, lo hacen
y lo harán…
Hermoso Final Agos!!! hasta el último momento dieron honor al título!!! como ya te dije voy a extrañar un montón Vuelteros!!!
ResponderEliminarOjalá la inspiración te haga que nos dejes disfrutar un poco más de leer cosas tan lindas!!!
Con un poco de tristeza, otro de nostalgia pero totalmente conforme!!! Hasta Pronto!!! ;)
Un final perfecto y maravilloso como se merecía esta novela tan tierna y llena de amor Agos, me da mucha emoción sigo esta novela desde siempre ♥
ResponderEliminarSos genial ...besos grandes ☺ Candy
QUE AMOOOOOOOOR!!!!! Me encanto el final.... hermosa novela ♡
ResponderEliminarMe encanto esta novela... la disfrute muchisimo y me da un poquito de nostalgia que llego su final. Gracias por escribir y por compartirla con quienes disfrutamos leer....
ResponderEliminarEspero tengas alguna idea en puerta para comenzar otro proyecto.... Avisame que te sigo :)
hermoso capítulo y hermosa nove... nostalgia porque ya termino,ojala pronto vuelvas a escribir otra nove!!!
ResponderEliminarAgos... mi vueltera favorita!
ResponderEliminarDivino final, para divina novela.
Tan tiernita y sana como te imagino a vos.
Gracias por tantas vueltas entretenidas y adorables.
y gracias por llevarnos de viaje a tantos lugares con tantos detalles como Italia y a Bariloche :)
extrañare leerte.
ojala que no por mucho tiempo!
Felicitaciones!!!
Agos: que linda historia que contaste con Vuelteros. Ella hizo que nos conozcamos allá por los primeros 40 CAP en el Picadilly coincidiendo en el final de DDS
ResponderEliminarComparto un poco lo que dijo Luna nos llevaste a viajar a lugares bellísimos. Me acompaño en muchas madrugadas antes de dormir
Ojalá encuentres inspiración y nos cuentes otra historia tan cálida como esta y como sos vos Te quiero nena!
Gran final para una gran historia, sin VUELTAS
Hermoso final, para hermosa novela! Que decirle a mi vueltera preferida? Sos muy grosa Agos y de verdad te admiro... tenes una forma muy particular de escribir que me encanta, creeme que transmitis muchisimo!
ResponderEliminarAme leer esta novela, fue na muy especial.. admito que en oportunidades tenia ganas de traspasar la compu y pegarte con tantas vueltas jajaja pero valieron la pena! Y es verdad lo que dicen las chicas.. fuiste como una guia turística jajaja
Felicitaciones de verdad por estos 175 capitulos llenos de ternura, locura, peleas, mucho amor y por sobretodo VUELTAS! jajaja Lograste que de verdad nos metamos en la historia!
Ojala nos sigas permitiendo disfrutar de tus ocurrencias xq son geniales! @maraaldecoa_cba *perdon por la tardanza del comentario, pero estaba sin compu y desde el celu se complica jaja*