viernes, 28 de septiembre de 2012

Capitulo 83 ♥


Estaciona frente a la casa de su madre y baja del auto con una bolsa en la mano con 1kg de helado que acababa de comprar por el camino. No le gustaba llegar con las manos vacías, además con el calor que hacía nada mejor que tomar o comer cosas bien frías.
Golpea la puerta y mientras esperaba que le abran le manda un mensaje a Pedro. “Ya te extraño gordo (corazón)”. Hacía apenas 2 horas que no lo veía pero realmente ese día estaba muy pegote a él. Le había costado mucho ir a la casa de su mamá y dejar que Pedro se vaya a la suya. Quería recuperar los días juntos que se habían perdido por culpa del enojo.
Guarda el celular en su cartera y en ese momento siente que la puerta se abre frente a ella. Efectivamente, allí estaba su mamá dándole la bienvenida. Se saludan afectuosamente y se dirigen al patio de la casa, donde Delfina estaba tirada en una lona sobre el pasto tomando un poco de sol. El día estaba hermoso.

Paula: ¡¡No!! Me hubieras avisado y traía mi traje de baño.
Delfi: Es que no sabía si ibas a venir, ¡nunca me respondiste el mensaje que te mande esta mañana nena!
Paula: Ay, es verdad. ¡¡¡Perdón!!! Me re colgué. Porque me había mandado Jose también y después vino a casa... Se me re paso. Igual vine. (Le sonríe)
Ale: Si, lo importante es que estas acá. ¿Qué tenés en la bolsa hija?
Paula: Ah, helado.
Ale: Dame que lo guardo en el freezer un rato porque si no vamos a tomarlo como jugo. (Ríe)
Paula: Si, es verdad, no me di cuenta.
Delfi: (A su mamá) Que distraída esta Paula, ¿no? ¿Por qué será?
Ale: La verdad que sí. ¿En qué andas?
Pau: Callate Delfina. En nada ma…
Ale: No te creo, algo me ocultan ustedes.
Delfi: Yo no. Paula si.
Pau: DELFINA, basta.
Ale: Si no me querés contar, no me cuentes hija. Todo bien.

Alejandra se va a guardar el helado y Paula se queda mal, la vio irse con cara de desilusión. Su mamá se merecía saber que estaba pasando por un buen momento en cuanto al amor. A Delfina la quería matar, menos mal que habían prometido mantener sus cosas en secreto, ya se vengaría mandándola al frente a ella también.
Paula se sienta a la sombra para no quemarse con la ropa puesta, el sol estaba muy fuerte. Cuando su mamá vuelve, se sienta a su lado e inicia la conversación.

Pau: ¿Todo bien ma?
Ale: Si, todo en orden. ¿Vos?
Pau: Bien, re feliz.
Ale: Que bueno.
Pau: ¿No me vas a preguntar por qué?
Ale: Si no me querés contar.
Pau: Ay ma, sí que quiero. Pasa que con Delfi quedamos en guardarnos unos secretitos por un tiempo, pero parece que no entendió bien el concepto de “secreto”. (Lo dice mirando seriamente a su hermana, pero cuando esta pone cara de probrecita Pau se ríe, demostrándole que lo decía en broma.) Ahora quiero contarte… Igual creo que algo ya suponías vos, hace un tiempo.
Ale: (Pensativa) Em, no sé. ¿Con que tiene que ver?

Paula se sonroja un poco, le costaba dejar sus sentimientos en evidencia, como siempre… Se lleva una mano al corazón para que su mamá comprenda que se trataba de un amor.

Ale: Así que un hombre… ¿Uno que lo tenés más cerca desde hace un tiempo?
Paula: Ajam.
Ale: ¿Estas de novia con Pedro? (Sonriendo)
Paula: No, de novia no, ma. Pero estamos intentando algo, digamos. (Sus ojos brillaban al hablar de él)

En ese momento suena el Black berry de Paula, era un mensaje. Lo busca en su cartera, se trataba de Pedro, como suponía. Enseguida lo lee. “Yo también te extraño mi amor. Esta noche venís a cenar a casa?”
Le responde al instante confirmándole su asistencia, no pensaba perderse un segundo a su lado.

Ale: ¿Era él, no?
Pau: Si.
Ale: Se nota en tu cara.
Pau: ¿Tanto?
Ale: Si, me alegra mucho verte así. Hacía mucho que no te veía así de enganchada. Se te nota en la mirada.
Pau: (Risas nerviosas) Pedro es re dulce, me cuida, me mima… A pesar de que a veces nos peleamos, el tema es que los dos tenemos personalidades muy fuertes y sobre todo, somos muy orgullosos.
Ale: Si, pero no te hagas drama por eso, en todas las parejas hay peleas, y por experiencia te digo… Lo mejor son las reconciliaciones. (Guiñándole un ojo)
Pau: ¡Mamá!
Ale: Bueno, no tenes 12 años hija. (Risas) ¡Te felicito! Disfrutalo y cuidalo. Me encanta como es Pedro, no lo pierdas por tonterías.
Pau: Gracias ma. Te adoro.
Ale: Y yo a vos.
Pau: Ah, y preguntale a tu otra hija también en que anda…
Ale: Delfi…

Cargan un rato a Delfina para que confiese que le gustaba un chico, y hasta lo que sabía Pau, algo de onda de parte de él, también había. Pero la pequeña se negaba rotundamente, no quería admitirlo ante su madre de ninguna manera. Le daba vergüenza.
Cuando el calor del sol ya les molestaba demasiado, entraron a la casa y comieron el helado que Paula había llevado.
Con la buena relación que tenían entre las tres, y sin parar de hablar a no ser para comer otra cucharada de helado, se hicieron las 7 de la tarde.
Paula se sentía liberada al contar lo que le pasaba con Pedro. De a poco, dejar de ocultarlo, le hacía bien. Y también empezar a contarlo significaba que estaba más segura.
Cuando a una mujer le pasan cosas lindas y buenas, quiere gritarlo a los cuatro vientos. Igualmente con que su mamá, se mejor amiga y su hermana lo sepan, le alcanzaba, era bueno poder contarles a ellas las cosas que le iban pasando con Pedro para que también puedan aconsejarla.
Ya irían blanqueando con los demás, a medida que ellos estén más afianzados como pareja.

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