A
penas salen a la ruta Josefina se queda dormida en el asiento de atrás del auto
de Pedro. En el lugar del acompañante, por supuesto, iba Paula quien le cebaba mates
al conductor.
Paula:
Esta mujer se sube a un auto y se plancha en seguida. (Mirando a Jose)
Pedro:
¿Ya se durmió?
Paula:
Si, es terrible.
Pedro:
Parece que va a dormir todo el camino como cuando vinimos.
Paula:
Puede ser. (En ese momento comienza a sonar el celular de Pedro) ¡Uh gordo! Tu
teléfono… ¿Dónde está?
Pedro:
Lo puse en tu cartera para no olvidármelo. Atendé, dale, rápido.
Paula:
Euu, euu, bajando los humitos. (Haciéndose la enojada mientras buscaba el teléfono)
Pedro:
Dale, que van a cortar.
Paula:
(Con el celular en la mano y leyendo la pantalla) ¡Ay es tu prima Rocío! ¿Pongo
el “manos libres”?
Pedro:
Atendé vos a ver que quiere y vemos.
Llevando
el celular a su oído…
Pau:
¡Hola Ro! Soy Pau, la vecina de Pedro. ¿Te acordás de mi?
Rocío:
Si, hola divina. ¿Cómo andas?
Pau:
Todo bien, ¿vos?
Rocío:
¿Estas con mi primo, no? Digo, porque es su celular…
Pau:
Si, si, él está manejando el auto. Estamos volviendo de la costa. Nos fuimos
con todo el grupo de amigos. ¿Queres que te ponga en alta voz así hablas con
él?
Rocío:
No, está bien. No quiero desconcentrarlo. Decile que cuando llegue a su casa y ya
este instalado de nuevo ahí, me llame. Solo era para charlar un poco y ponernos
al día.
Pau:
Ah bueno, dale. Yo le digo.
Rocío:
Mandale un beso enorme Pau, y otro para vos. Nos hablamos.
Pau:
Dale, le mando. Besote Ro.
Paula
le cuenta la conversación con la prima a su novio, poniéndolo en aviso de que Rocío
iba a estar esperando su llamado durante ese día o el de mañana.
Cada
momento que se acercaban mas a Buenos Aires, las nubes iban encapotando el
cielo, se cruzarían con la lluvia en cualquier momento.
Entre
el sonido del celular y luego Paula hablando en voz muy alta para que quien
estaba del otro lado del teléfono escuche bien, Josefina se había despertado. Ahora
se encontraba tomando mates con sus amigos mientras escuchaban un poco de
música para entretenerse en el viaje.
Jose:
Che, no quiero ser molesta… Pero me estoy haciendo piiiis.
Pedro:
Sos molesta. (Con seriedad)
Paula:
¡Gordo! (Retándolo) Ahora les avisamos a los chicos que paren en la próxima estación
de servicios y paramos todos, ¿sí?
Jose:
Dale, ¿estará cerca? ¡No me queda mucho aguante!
Pedro:
¡No se te ocurra mearme el auto porque te mato!
Paula:
(Riendo) No sé quien es mas exagerado de todos.
Pedro:
(Y Josefina a la vez) ¡Vos!
Paula:
Ah, bueno, complótense tranquilos, eh.
Pedro:
(Riéndose y luego cambiando de tema) Hace un kilometro leí un cartel que decía que
a 5 había una estación de servicios. Así que en 4km llegamos.
Jose:
¡Genial!
Enseguida
encuentran el área de servicios y allí se detienen. Santi propone almorzar en
ese lugar, ya que todavía les faltaba mitad de camino para llegar a sus casas.
Todos aceptan su idea, por suerte en el lugar vendían todo tipos de sanguches fríos
y calientes. Algo bien rápido y práctico para comer.
Una
vez que todos habían pasado por el baño y terminado de comer, siguen camino a
sus hogares. La lluvia ya había comenzado a caer sobre ellos, por lo que iban a
tener que transitar la ruta con más cuidado del que ya tenían teniendo.
Con
dos horas más de viaje llegan a su destino. Cuando los autos deben separarse, debido
a que vivían en distintas zonas de la cuidad, se despiden con bocinazos y
gritos. Tantos días habían estado todo el tiempo jutnos que ahora se iban a
extrañar.
Pedro
lleva primero a Jose a su casa y luego de dejarla a ella y sus valijas se
encaminan con Pau a la suya.
Estaciona
frente a la casa de su novia y detiene el auto.
Pedro:
¿Me invitas a dormir la siesta? Este día lluvioso lo amerita.
Paula:
(Sonriendo) ¡Pero obvio!
Pedro:
Genial. Manejar tanto me estresa, si salen unos masajitos no me ofendo. (Guiñándole
un ojo)
Paula:
Ah, esta pretencioso mi señor novio.
Pedro:
Así es, señorita novia. (Acercándose y robándole un beso)
Paula:
Dale, vamos. Si queres baja tus cosas acá y las pasas por el fondo. Así no
dejas nada en el auto que queda en la calle.
Pedro:
Si, tenes razón.
Se
bajan del auto, y juntos llevan las valijas hacia la casa, las dejan en el
living y luego de pasar por el baño se encaminan a la habitación. Por la
ventana entraba el olor a tierra mojada y se escuchaba el tintineo de las gotas
de lluvia cayendo sobre el vidrio de la ventana.
Paula:
Más perfecto para dormir una siesta no puede estar... Domingo de lluvia, recién
llegados de un viaje de 4 horas, con el cansancio de muchos días moviditos en
la playa…
Pedro:
Y con la novia más hermosa que podría tener, al lado mío.
Paula:
¡Sos un dulce! Bancame que llamo a mamá para avisarle que llegamos y ya vengo.
Pedro:
Uh, es verdad. Voy a llamar a mi viejo y a alguna de mis hermanas, después que
hagan cadena. (Riendo)
Paula:
Que pancho.
Pedro:
¿Vos vas a llamar a tu papá también?
Paula:
No, le avisa mamá.
Pedro:
Entonces no me digas a mí.
Paula:
Bueeno, era un chiste. (Poniendo cara de santa)
Pedro:
¡Esa carita! (La besa con mucha dulzura)
Paula:
¿Queres esperar que hable yo y vos también llamas del fijo?
Pedro:
No, deja. Habla tranqui que yo llamo rápido desde el celu.
Paula:
¿Seguro?
Pedro:
Segurísimo. Dale, que quiero mis masajes.
Paula
va hacia el living donde se encontraba el teléfono inalámbrico en su base.
Llama a su mamá y le cuenta que ya estaba en su casa, que más tarde pasaría a
buscar a Moro que lo extrañaba horrores. Enseguida cuelga y vuelve a su habitación,
donde habia dejado a su novio.
Pedro
recostado sobre la cama seguía charlando por teléfono, al parecer lo hacía con
su padre. Escucha que le pide que él se encargue de avisarles a todos que ya había
vuelta así se quedaban tranquilos y que cualquier cosa lo llamen a su celular
porque se quedaba en la casa de Hernán. Cuando corta Pau lo encara.
Paula:
¿Así que ahora me llamo Hernán yo?
Pedro:
(Riendo) No, gorda. Pero no les puedo decir que me quedo a dormir la siesta con
vos. Lo del noviazgo se los digo después en persona.
Paula:
Ya se tontito, te estaba cargando. (Recostándose a su lado)
Pedro:
No te olvides de mis masajes…
Paula:
Ufa. (Volviendo a levantarse)
Pedro:
Dale, una vez.
Paula:
Si, dale. Te lo prometí. Ponete boca abajo.
Pedro
le hace caso a lo que le pide su novia enseguida. Ella se sienta sobre sus
piernas y comienza a pasar sus manos con suavidad pero a la vez con firmeza por
la espalda de él.
Cada
tanto le hacia un poco de cosquillas y Pedro se quejaba pero luego continuaba
con la sesión de masajes, que poco a poco se iban convirtiendo en mimos.
Paula,
dejándose llevar, comienza a besarle la espalda y luego sube a su cuello.
Pedro:
Esto me gusta más que los masajes.
Paula:
A mí también. (Le dice cerca de su oído)
Más
mimos y más besos repartía por el torso desnudo de su novio, quien ahora también
la mimaba a ella.
Dejándose
llevar por la situación, por la tarde gris que solo daba ganas de quedarse en
la cama, hacen el amor, y luego con total relajación duermen una placida
siesta.
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Muy buenas noches a todos!
Les informo que mañana no voy a subir capitulo ya que el viernes tengo un parcial en la facu.
Espero les guste el capitulo.
Besos ♥