Paula
sentía una música que sonaba cada vez con más fuerza pero no podía tomar total
conciencia de que seguía durmiendo y que esa música era su celular indicando
una llamada entrante. A la segunda vez que el Blackberry suena, Pau termina de
despabilarse y se levanta con rapidez, se dirige a la mesita de luz y
atiende.
(Conversación
telefónica)
Pau:
¡Hola ma! ¿Qué paso?
Ale.
¿No ibas a venir a buscar a Moro?
Pau:
Si, a la tarde te dije.
Ale:
Hija, son las 8 ya.
Pau:
(No pudiendo creer todo lo que había dormido) ¡Uh! Me re dormí, no sé que voy a
hacer esta noche ahora. (Riendo y mirando a Pedro que seguía a su lado
roncando)
Ale:
Me imagine. ¿Vas a venir entonces?
Pau:
Si, ahora voy.
Ale:
Dale, te espero. Besos Pau.
Pau: Beso ma.
Deja
el teléfono nuevamente en la mesita y vuelve a la cama pero esta vez con la
intención de despertar a su novio. Al ver la paz que este tenía en su rostro le
da mucha ternura y antes de comenzar a llamarlo, le da unos cuantos besitos por
todo su rostro. A la mitad de los besos Pedro ya estaba despierto pero mantenía
los ojos cerrados para que ella continúe, cuando ella se aparta, él abre los
ojos.
Pau:
Ah, me estabas haciendo trampa.
Pedro:
Quería que sigas.
Pau:
Pero no vale, creí que dormías.
Pedro:
Ah, ¿solo si duermo me das esos besos? Me voy a dormir de nuevo eh.
Pau:
Callate bobo. ¿Sabes la hora que es?
Pedro:
No, ¿por?
Pau:
¡Las 8 gordo! Dormimos un montón. Ahora a la noche ¿quién me duerme?
Pedro:
¿Pensabas dormir? (Con picardía)
Pau:
No te hagas el vivo que ambos empezamos a trabajar mañana.
Pedro:
(Tapándose con la sabana) ¡No me lo recuerdes!
Pau:
No te tapes de nuevo. Vamos.
Pedro:
¿A dónde?
Pau:
Mamá me llamo recién para que lo busque a Morito. ¿Me acompañas? Y de paso te
puedo presentar como novio. (Sonriendo ampliamente)
Pedro:
(Con preocupación) Em, ¿vos decís? No sé si es el momento indicado.
Pau:
Ay si, gordo. Es lo mismo hoy, mañana, pasado. Cualquier día.
Pedro:
Pero me da vergüenza.
Pau:
Ay Pedro. Es mamá.
Pedro:
Pero ahora soy tu novio.
Pau:
Ah, ¿y eso te avergüenza? ¿eh? No estás
tan seguro de todo esto, ¿no?
Pedro: Paula, no digas pavadas.
Pau:
Pero no te entiendo.
Pedro:
Solo que no quiero ir hoy, ¿sí?
Pau:
Bueno, hace lo que quieras.
Pedro:
Si, mejor me voy a mi casa. Parece que no te hizo bien la siesta.
Pedro
levanta sus cosas, agarra su valija y se dirige hacia la puerta pidiéndola a
Paula que le abra, su auto estaba en la calle aún y en él se iría. Ella sin
decirle nada espera que salga y cierra de un golpe la puerta.
Con
mucha bronca contenida por las inentendibles (al menos para ella) respuestas de
su novio, se mete a la ducha. Se baña con rapidez y se encamina a la casa de su
madre en su auto.
Cuando
llega habla muy poco con ella, ya que el mal humor la seguía acompañando, solo
la hizo sonreír Moro, quien la saludaba con mucho amor y no dejaba de lamerle
la cara cada vez que se lo acercaba. Se notaba que la había extrañado mucho, y
Pau se dio cuenta cuánto lo había extrañado ella a él.
Ya
con el perrito en el auto vuelve a su hogar, en el camino piensa parar en una
pizzería y comprar algo para cenar, pero realmente no tenía mucha hambre. Prefería
seguir durmiendo hasta el día siguiente que tenía que levantarse a las 6 y
media de la mañana para ir a trabajar.
Después
de unas cuantas vueltas en la cama, ya que no podía dejar de maquinar por la
mini discusión que había tenido con Pedro, logra conciliar el sueño.
Al
otro día, al escuchar su despertador se levanto de su cama, sin muchas ganas de
ir a trabajar, pero era lo que le correspondía. Así que se viste, desayuna con
lo poco que tenía en su casa y parte hacia la oficina.
Por
ser el día que volvía de las vacaciones, estaba todo bastante tranquilo, solo
se ponía al día con las novedades. Es así que en un momento por la tarde, en el
que ya nada tenía que hacer, decide mandarle un mensaje a Pedro. No quería estar
peleada, y asumía que tal vez lo había presionado un poco con lo de la presentación
a su mamá. Para tantear el terreno le escribe en el BlackBerry Messenger. “Hola
gordo! Cómo va la vuelta al trabajo?”
A
las 6 de la tarde saluda a todos sus compañeros y regresa a su casa. A penas
llega comienza a desarmar la valija, no había tarea más tediosa pero necesaria
que esa.
Toda
la ropa sucia la apila en un canasto que generalmente usaba para la misma, y de
a tandas va lavando todo en su lavarropas. Lo que no había llegado a usar lo
dobla y guarda en los cajones o percheros correspondientes.
Cuando
estaba por poner el segundo lavarropas, su celular suena y enseguida lo busca
en su cartera pensando que seguramente sería Pedro, pero no, se había
equivocado, era una tonta cadena de BlackBerry Messenger. Los estaba odiando a
todos los que se la reenviaban haciéndola tener ilusiones de que sea Pedro.
A
las diez de la noche se prepara algo para cenar y enciende el televisor para
ver si encontraba una película o serie que la entretenga un rato. No podía dejar
de pensar en Pedro, no le gustaba estar distanciados, ya se le había pasado la
bronca del día anterior. Estaba mirando una película que había encontrado en un
canal de cable pero no le prestaba nada de atención, por su cabeza solo daba
vueltas la duda de si mandarle otro mensaje a Pedro o no.
Borra
uno a uno los chat’s abiertos por la maldita cadena y cuando llega al de Pedro
le escribe casi por impulso y lo envía sin dudar. “Pepe, ya fue, no estés enojado,
entiendo que no hayas querido ir ayer.”
Una
hora más se queda despierta intentando entender la película que veía, Pedro seguía
sin responder. Ya se estaba poniendo de mal humor de nuevo, por lo que rendida
se pone su pijama y ya en su cama se propone dormir hasta el día siguiente.
ayyy que no dure mucho la pelea,que se reconcilien pronto...pepe se pasa con el enojo che..jejeje
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