viernes, 2 de noviembre de 2012

Capitulo 106 ♥


Paula sentía una música que sonaba cada vez con más fuerza pero no podía tomar total conciencia de que seguía durmiendo y que esa música era su celular indicando una llamada entrante. A la segunda vez que el Blackberry suena, Pau termina de despabilarse y se levanta con rapidez, se dirige a la mesita de luz y atiende.

(Conversación telefónica)
Pau: ¡Hola ma! ¿Qué paso?
Ale. ¿No ibas a venir a buscar a Moro?
Pau: Si, a la tarde te dije.
Ale: Hija, son las 8 ya.
Pau: (No pudiendo creer todo lo que había dormido) ¡Uh! Me re dormí, no sé que voy a hacer esta noche ahora. (Riendo y mirando a Pedro que seguía a su lado roncando)
Ale: Me imagine. ¿Vas a venir entonces?
Pau: Si, ahora voy.
Ale: Dale, te espero. Besos Pau.
Pau: Beso ma.

Deja el teléfono nuevamente en la mesita y vuelve a la cama pero esta vez con la intención de despertar a su novio. Al ver la paz que este tenía en su rostro le da mucha ternura y antes de comenzar a llamarlo, le da unos cuantos besitos por todo su rostro. A la mitad de los besos Pedro ya estaba despierto pero mantenía los ojos cerrados para que ella continúe, cuando ella se aparta, él abre los ojos.

Pau: Ah, me estabas haciendo trampa.
Pedro: Quería que sigas.
Pau: Pero no vale, creí que dormías.
Pedro: Ah, ¿solo si duermo me das esos besos? Me voy a dormir de nuevo eh.
Pau: Callate bobo. ¿Sabes la hora que es?
Pedro: No, ¿por?
Pau: ¡Las 8 gordo! Dormimos un montón. Ahora a la noche ¿quién me duerme?
Pedro: ¿Pensabas dormir? (Con picardía)
Pau: No te hagas el vivo que ambos empezamos a trabajar mañana.
Pedro: (Tapándose con la sabana) ¡No me lo recuerdes!
Pau: No te tapes de nuevo. Vamos.
Pedro: ¿A dónde?
Pau: Mamá me llamo recién para que lo busque a Morito. ¿Me acompañas? Y de paso te puedo presentar como novio. (Sonriendo ampliamente)
Pedro: (Con preocupación) Em, ¿vos decís? No sé si es el momento indicado.
Pau: Ay si, gordo. Es lo mismo hoy, mañana, pasado. Cualquier día.
Pedro: Pero me da vergüenza.
Pau: Ay Pedro. Es mamá.
Pedro: Pero ahora soy tu novio.
Pau: Ah, ¿y eso te avergüenza?  ¿eh? No estás tan seguro de todo esto, ¿no?
Pedro: Paula, no digas pavadas.
Pau: Pero no te entiendo.
Pedro: Solo que no quiero ir hoy, ¿sí?
Pau: Bueno, hace lo que quieras.
Pedro: Si, mejor me voy a mi casa. Parece que no te hizo bien la siesta.

Pedro levanta sus cosas, agarra su valija y se dirige hacia la puerta pidiéndola a Paula que le abra, su auto estaba en la calle aún y en él se iría. Ella sin decirle nada espera que salga y cierra de un golpe la puerta.
Con mucha bronca contenida por las inentendibles (al menos para ella) respuestas de su novio, se mete a la ducha. Se baña con rapidez y se encamina a la casa de su madre en su auto.
Cuando llega habla muy poco con ella, ya que el mal humor la seguía acompañando, solo la hizo sonreír Moro, quien la saludaba con mucho amor y no dejaba de lamerle la cara cada vez que se lo acercaba. Se notaba que la había extrañado mucho, y Pau se dio cuenta cuánto lo había extrañado ella a él.
Ya con el perrito en el auto vuelve a su hogar, en el camino piensa parar en una pizzería y comprar algo para cenar, pero realmente no tenía mucha hambre. Prefería seguir durmiendo hasta el día siguiente que tenía que levantarse a las 6 y media de la mañana para ir a trabajar.
Después de unas cuantas vueltas en la cama, ya que no podía dejar de maquinar por la mini discusión que había tenido con Pedro, logra conciliar el sueño.
Al otro día, al escuchar su despertador se levanto de su cama, sin muchas ganas de ir a trabajar, pero era lo que le correspondía. Así que se viste, desayuna con lo poco que tenía en su casa y parte hacia la oficina.

Por ser el día que volvía de las vacaciones, estaba todo bastante tranquilo, solo se ponía al día con las novedades. Es así que en un momento por la tarde, en el que ya nada tenía que hacer, decide mandarle un mensaje a Pedro. No quería estar peleada, y asumía que tal vez lo había presionado un poco con lo de la presentación a su mamá. Para tantear el terreno le escribe en el BlackBerry Messenger. “Hola gordo! Cómo va la vuelta al trabajo?”
A las 6 de la tarde saluda a todos sus compañeros y regresa a su casa. A penas llega comienza a desarmar la valija, no había tarea más tediosa pero necesaria que esa.
Toda la ropa sucia la apila en un canasto que generalmente usaba para la misma, y de a tandas va lavando todo en su lavarropas. Lo que no había llegado a usar lo dobla y guarda en los cajones o percheros correspondientes.
Cuando estaba por poner el segundo lavarropas, su celular suena y enseguida lo busca en su cartera pensando que seguramente sería Pedro, pero no, se había equivocado, era una tonta cadena de BlackBerry Messenger. Los estaba odiando a todos los que se la reenviaban haciéndola tener ilusiones de que sea Pedro.

A las diez de la noche se prepara algo para cenar y enciende el televisor para ver si encontraba una película o serie que la entretenga un rato. No podía dejar de pensar en Pedro, no le gustaba estar distanciados, ya se le había pasado la bronca del día anterior. Estaba mirando una película que había encontrado en un canal de cable pero no le prestaba nada de atención, por su cabeza solo daba vueltas la duda de si mandarle otro mensaje a Pedro o no.
Borra uno a uno los chat’s abiertos por la maldita cadena y cuando llega al de Pedro le escribe casi por impulso y lo envía sin dudar. “Pepe, ya fue, no estés enojado, entiendo que no hayas querido ir ayer.”
Una hora más se queda despierta intentando entender la película que veía, Pedro seguía sin responder. Ya se estaba poniendo de mal humor de nuevo, por lo que rendida se pone su pijama y ya en su cama se propone dormir hasta el día siguiente.

1 comentario:

  1. ayyy que no dure mucho la pelea,que se reconcilien pronto...pepe se pasa con el enojo che..jejeje

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