Por
la mañana del lunes, Pedro se levanta luego de posponer el despertador unas 3
veces, debía volver a trabajar si o si, volver a la rutina. Sin muchas energías
se levanta. Toma una ducha para terminar de despertarse, desayuna algo rápido y
en su auto se dirige a la oficina.
Al llegar
notaba todo muy calmo, cosa que le parecía rara pero sin analizarlo mucho se
encamina su escritorio. Sobre este no había nada, ninguna de las carpetas que
siempre tenía con los llamados para realizar, o demás deberes.
Se
sienta en su silla y enciende su computadora, en ese momento entra Matías, el
fotógrafo de la empresa.
Mati:
Hola Pepe, ¿Qué haces acá? (Le pregunta extrañado)
Pedro:
Vengo a laburar. Hoy me tocaba volver.
Mati:
Si, pero… Digo… Por lo que pasó.
Pedro:
¿De qué me hablas?
Mati:
No hablaste con tus hermanas, ¿no?
Pedro:
¿Le paso algo a mi viejo?
Mati: No, a Fede.
Pedro: ¡Dale Matías decime todo!
Mati:
Bueno, pensé que sabias. Está internado desde esta mañana. No sé bien que tiene
pero le dolía el estomago.
Pedro:
La puta madre. ¿Cómo nadie me aviso? ¿Sabes donde esta?
Mati:
Si, en la clínica esa, que esta acá cerca. La que esta la pizzería es grande en
la esquina, cruzando las vías. No me sale el nombre pero te ubicas, ¿no?
Pedro:
Si, si, gracias. ¡Ya voy para allá!
Apurado
se sube al auto de nuevo y sin respetar la mayoría de los semáforos rojos que
se cruzaba en el camino, llega con rapidez a la clínica. Le preocupada
demasiado no saber que le pasaba a su hermano, su compinche, su mejor amigo en
tantas ocasiones, se moría si le pasaba algo grave. A la vez sentía mucha
bronca ya que ni su padre, ni sus hermanas se habían dignado a llamarlo para
avisarle y que lo vaya a ver.
Con
unos nervios acumulados terribles, llega a la clínica y deja el auto en un
estacionamiento que se encontraba en frente. Parado en la vereda, frente a las
grandes puertas de vidrio que debía cruzar para ingresar al lugar, saca su
celular del bolsillo y llama a su hermana Luciana para que le digan en qué
parte estaba Fede.
Varios
tonos suenan y no contesta. Encima le quedaba poca batería. Más cosas no le
podían pasar. Marca ahora el teléfono de su padre, llega a escuchar dos tonos y
se le apaga el BlackBerry. Definitivamente tendría que consultar en la recepción
para saber dónde podía ver a su hermano.
Pedro:
(Nervios y trabado) Hola. ¿Me puede decir donde encuentro al señor Federico
Alfonso?
Recepcionista:
(Buscando en su computadora) ¿Federico me dijo?
Pedro:
Si, si.
Recepcionista:
(Con toda la paciencia del mundo, al menos eso le parecía a Pedro) Em, disculpe.
No tengo ningún Federico Alfano.
Pedro:
(Subiendo un poco el tono de su voz) Alfonso señorita, Federico Alfonso.
(Diciendo detenidamente cada silaba del nombre y apellido de su hermano para
que comprenda bien)
Recepcionista:
Bueno, tranquilo. (Volviendo la vista a su PC) Ah, sí. Acá esta.
Pedro:
Al fin. (Murmurando)
Recepcionista:
(Dirigiéndole una mirada de enfado) Esta en el piso dos, en una de las
habitaciones normales, la número 27. Igualmente no es el horario de visita
ahora.
Pedro:
Voy a pasar igual porque seguramente en el pasillo esta el resto de mi familia.
Gracias eh. (Medio irónico)
No comprendía
de qué le servía a esa mujer hacer su trabajo con tan pocas ganas. Capaz era él
el que estaba demasiado apurado o alterado, pero definitivamente esa señora no
estaba en su mejor día tampoco.
Tan
apurado estaba que casi corriendo subía las escaleras. Enseguida encuentra a su papá y a su hermana
Caro sentados en un banco que había en el pasillo.
Pedro:
¿Cómo está Fede? ¿Qué le paso?
Caro:
Hola, ¿no?
Pedro:
Hola nada, todo mal. ¡¿Cómo no me avisan que le paso algo a mi hermano?!
Horacio:
Perdón Pedro, fue todo muy rápido. Recién hoy a la mañana me llamo para decirme
que se había estado sintiendo mal toda la noche, yo ya estaba en la empresa, de
ahí me fui a buscarlo a él y lo traje para acá.
Pedro:
Claro, y a Caro le avisaste, ¿no?
Caro:
Eu, tranquilo Pepe. Lo que importa es que Fede ya está mejor, ¿no?
Pedro:
Todavía no sé ni siquiera que le paso.
Horacio:
Nosotros tampoco. Tenía fuertes dolores en el abdomen, se doblaba en dos el
pobre. Ahora le dieron unos calmantes y le están haciendo varios estudios. Para
el medio día están los resultados.
Pedro:
¿Lo puedo ver?
Caro:
Ahora no se puede porque es horario en que pasan las enfermeras a sacarles
sangre y esas cosas, entonces nos dejan un rato afuera para que no molestemos.
Pero después podemos quedarnos todo lo que queremos con él. Por suerte está
solo en la habitación.
Pedro:
Uff.
Horacio:
¿La llamas a Lu, Pepe? Que a ella tampoco le dije, así le avisa a Sonia.
Pedro:
No, me quede sin batería recién. Me quería morir.
Horacio:
Uh. Yo me quede sin crédito. ¿Vos podes avisar Caro?
Caro:
Si, no hay drama. Voy a la vereda que de paso me quiero comprar unos chicles o
algo para entretenerme.
Pedro:
Traeme a mi también.
Caro:
Dale.
La
mañana pasa como un chicle, justamente. Los minutos se hacían eternos, para
colmo ni el celular tenía para entretenerse. De allí no pensaba moverse hasta
saber los resultados de los análisis que le habían hecho a su hermano durante
la mañana.
Por
suerte pueden pasar a la habitación a eso de las 11:30 y ya se quedan charlando
con él. Estaba bastante animado pero aún dolorido, los médicos sospechaban que
podía tratarse de una apendicitis.
En
un momento la puerta de la habitación se abre y entra una enfermera, quien se
presenta amablemente. Les cuenta que se llama Irene y que era la encargada de
Fede por ese día. Se retira y al rato vuelve con un plato de sopa para el
internado.
Fede:
Puaj. Siempre odie la sopa.
Irene:
Bueno señor, hasta que no sepamos por qué es el dolor que tiene, solo puede
consumir esto.
Fede:
Okey. Gracias Irene.
Irene:
De nada. Nos vemos luego.
En
cuanto la enfermera sale de la habitación Pedro lo carga con ella, insinuándole
que era bonita y podía tirarle onda. Quería verlo sonreír y ese chiste servía.
Por un rato jode con su hermano pero de tanto reírse los dolores en el abdomen
vuelven a ser más fuertes y Pedro muy apenado por haberlos causado se disculpa
y se retira de la habitación. Va a la calle a fumar un cigarrillo, supuestamente
los estaba dejando pero en ese momento los necesitaba para calmar su ansiedad.
No soportaba ver mal a su hermano.
ayyy que se reconcilien y que se mejore fede... me encanta tu nove,seguí subiendo!!!
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