viernes, 9 de noviembre de 2012

Capitulo 110 ♥


Pedro seguía besando y mimando a Pau, que al principio había querido hacerse la difícil pero no consiguió resistirse a su novio por mucho tiempo. Cuando él comenzó a levantarle la remera a ella, en el bolsillo de su bermuda comenzó  a sonar su celular.

Pedro: (Separandose de la boca de Pau) La puu…
Pau: Atende Pepe.
Pedro: Ni loco.

Saca su teléfono del bolsillo y lo tira sobre la mesita de luz, vuelve a concentrarse en su novia pero a los pocos minutos el celular vuelve a sonar.

Pau: Atende gordi, por ahí es algo de tu hermano. Dale.
Pedro: Es verdad. (Dice bufando del mal humor) Nunca pueden dejarme tranquilo.
Pau: No digas así, tu hermano está internado.
Pedro: Es verdad. Ya vengo.

Se levanta, atiende el celular y va hacia el pasillo para conversar, Paula sentada en el borde de su cama se acomodaba la remera y el pelo intentando escuchar algo pero no lo conseguía, lo único que pudo entender era que hablaba con su papá y se quejaba de algo.
Lo único que esperaba era que no deje a su papá en la clínica más tiempo del pactado por culpa de ella. Es así que sale de la habitación, cruzándoselo a Pedro por el camino, y se dirige al fondo para buscar las cosas de la merienda y guardarlas en la cocina.
Cuando estaba limpiando el mate para no guardarlo con la yerba como hacia siempre por fiaca, Pedro se aparece en la cocina y la abraza dándole un beso en el cuello.

Pedro: ¿No estábamos en algo nosotros?
Paula: ¿No tenes que ir a la clínica vos?
Pedro: ¿Estabas escuchando?
Paula: No, pero lo supuse y me lo acabas de confirmar con esa pregunta. No lo hagas renegar a tu viejo, que ya bastante nervioso debe estar con la operación de tu hermano.
Pedro: Pero yo quería reconciliación.
Paula: Yo también amor, pero ya sabes que está todo bien. Tranqui. Después hacemos la otra reconciliación (Sonriendo con franqueza)
Pedro: Pero ahora…
Paula: (Interrumpiendolo) Ahora tu papá y tu hermano te necesitan.
Pedro: Si, tenes razón. Bueno, voy yendo. (Haciendo puchero)
Paula: No pongas esa carita. (Mordiendo su labio inferior) Suerte, mandales besos. Nos vemos.
Pedro: Te amo. (La besa tomándola por la cintura para acercarla a él)
Paula: (Separandose un poco) Yo más. (Siguiendo con el beso hasta apoyarlo contra una pared)
Pedro: Asi no me voy nada. (Entre besos)
Paula: (Alejándose) Perdón, me deje llevar. ¡Yo también tengo sentimientos!
Pedro: (Riendo a carcajadas) Ahora jodete, vos me echaste. Chauuu.
Paula: Chau gordo.

Se queda mirándolo mientras subía la escalera y como él se da vuelta para mirarla antes de pasar al otro lado le tira un beso. Se sentía una nena con su primer amor, le encantaba todo lo que sentía cuando estaba con Pedro. Parecía que estaba entre nubes, aislada un ratito de las rutinas del día a día. Era su cable a tierra.
Con la sonrisa grabada en su rostro se pone a ordenar un poco su casa que la tenia medio abandonada. Prende su notebook y con música de fondo empieza a barrer, luego pasa el trapo por los muebles, y cuando iba a ponerse a lustrar el piso del living su teléfono fijo comenzó a sonar.

Pau: ¿Hola?
Ale: ¡Hola hija!
Pau: ¿Cómo andas ma?
Ale: Todo bien, ¿vos? ¿Mejor que el otro día?
Pau: Si, perdón. Estaba un poquito mal humorada. ¿Queres venir hoy a cenar y te recompenso?
Ale: Dale, me encanta la idea. ¿Segura que hoy estas de mejor humor, no? (Bromeo con su hija)
Pau: ¡Ay si, ma!
Ale: Bueno, mejor. ¿Pedro era el culpable de tu enojo?
Pau: Si, y también es el motivo de mi alegría hoy.
Ale: ¡Ah bueno! Parece que van encaminadisimos, ¿no?
Pau: Cuando venis te cuento.
Ale: ¡Entonces voy ya!
Pau: ¡Ya veo de donde salí tan ansiosa!
Ale: La verdad… (Riendo) Nos vemos en un rato entonces.
Pau: Dale, te espero. Si esta Delfi que venga también.
Ale: Dale, veo si quiere.
Pau: ¡Decile que la obligo! (Riendo) Besos ma.
Ale: Besos.

Paula siguió acomodando un poco su casa y luego, antes de que oscurezca fue hasta el almacén que había en su barrio para comprar cosas y hacerles algo rico de cenar a su hermana su mama. Opto por unas rapiditas y vegetales. Haría un intento de quesadillas.
A penas llego a su casa llegaron sus invitadas y entre las tres prepararon todo para comer.
Así como había veces que juntas se la pasaban peleándose ese día el buen humor reinaba y compartían cada cosa que hacían y cada charla que surgía con la mejor sonrisa.

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