Nuevamente viernes. Por suerte la
semana pasada había adelantado bastante su trabajo, organizando la mayoría de
las fiestas de ese fin de semana. Es así que tenía un día tranquilo.
Salió de su oficina y empiezo a recorrer la de sus compañeros a ver si podía ayudar a alguien más con su trabajo. Se queda con Mati, ayudándolo a vaciar las tarjetas de memoria de las cámaras, mientras tomaban mates y charlaban.
Salió de su oficina y empiezo a recorrer la de sus compañeros a ver si podía ayudar a alguien más con su trabajo. Se queda con Mati, ayudándolo a vaciar las tarjetas de memoria de las cámaras, mientras tomaban mates y charlaban.
Mati: Re buena onda tu amiga, a la
que ayudamos el otro día.
Pedro: Si, es re simpática, viste?
Cómo quedaron las fotos, ni las vi yo.
Mati: Buenisimas, ese mismo día las
edite y se las envié a su oficina, como ella me había pedido.
Pedro: Ah, buenísimo.
En un momento entra Jesica a la oficina, apurada, sin prestar mucha atención.
Jesica: Mati tenés las fotos de la fiesta de... (Ve que estaba Pedro y se frena). Hola Pepee, como andas? (Le dice con una sonrisa de oreja a oreja)
Pedro: bien. (Responde muy serio)
Jesica: que haces por acá? Ayudando a Mati? Ya terminaste lo tuyo?
Pedro: cuantas preguntas! Si, lo vine a ayudar. Que buscabas?
Jesica: ah (Responde media incomoda). Las fotos de las fiesta de 15 de esta chica (le da un papel con el nombre y los datos del salón) que se me borraron algunas cuando las pase a mi compu.
Pedro: ah, llegaste justo, las estábamos por borrar.
Agarra la tarjeta de memoria y se encamina a la puerta de la oficina.
Pedro: vamos que te las paso a tu compu directo desde la tarjeta, así no se pierde ninguna.
A Jesica se le ilumina la cara por el solo hecho de pasar unos minutos a solas con él en su oficina. Sonríe y sale camino a ella, con Pedro.
Jesica: acá, en esta compu estoy armando el álbum de ella. (Señalándole una notebook sobre el escritorio)
Pedro pone a pasar las fotos las cuales tardaban bastante por la calidad de las imágenes y la cantidad que eran. Pedro ya se estaba poniendo nervioso e incomodo.
Jesica se acerca a él, demasiado. Le da charla...
Jesica: y? Ya te mudaste Pepe?
Pedro: si, por suerte.
Jesica: ah qué bueno! Después me vas a invitar a conocer, no? (Tratando de seducirlo con la mirada).
Pedro: em, no se Jesica. Vos estas con otro… Dejame olvidarte tranquilo!!
Jesica: Estaba (con cara de tristeza), ya no. Y te extraño…
Pedro se queda helado. El también la extrañaba pero no se lo iba a decir. No tenía a ceder. No quería ceder. Ella no lo merecía.
Jesica: cuando salimos de acá, vamos a tomar un café? Quiero hablar con vos. Necesito hablar con vos, en serio. Ahora ya se pasaron las fotos y tengo que seguir con esto.
Se queda pensativo, dudando… Por un
lado ya no quería escucharla nunca más, pero por otro necesitaba escuchar sus
excusas, aunque solo fueran eso… Excusas.
Pedro: em, bueno, dale. Nos vemos a la salida.
Pedro agarra la tarjeta de memoria, se la devuelve a Matías y vuelve a su oficina. Se queda pensando. Lo podía. Pero ya no confiaba en ella. Era mayor el sentimiento de dolor que el de cariño cuando pensaba en Jesica.
Pedro: em, bueno, dale. Nos vemos a la salida.
Pedro agarra la tarjeta de memoria, se la devuelve a Matías y vuelve a su oficina. Se queda pensando. Lo podía. Pero ya no confiaba en ella. Era mayor el sentimiento de dolor que el de cariño cuando pensaba en Jesica.
Ideó varias formas de escaparse a
la salida y evitarla, pero… Una charla no se le niega a nadie.
Llego el horario de salida, juntó
sus cosas, y se encamino a la puerta de calle. Allí, puntual, lo esperaba
Jesica. Le sonrió y sin decir más comenzaron a caminar juntos hacia la esquina,
donde había un pequeño bar.
Se sentaron enfrentados en una mesa para 4, y se acercó un mozo.
Mozo: Saben que van a tomar o les traigo la carta?
Pedro: La carta, por favor.
El mozo se va y vuelve con la carta. Pedro y Jesica todavía no
cruzaban palabra. Él estaba muy serio. Lee la carta.
Pedro: Para mí una lagrima y un tostado por favor.
Jesica: Y yo quiero un café con leche y dos medialunas. Gracias.
Pedro: Bueno, acá estamos. Qué me querías decir?
Jesica: Principalmente quería pedirte disculpas, te deje de un día
para el otro, así de la nada… Estoy re arrepentida ahora.
Pedro: Si, estarás arrepentida pero me lastimaste. Parece que por
el que me dejaste no te quería tanto como yo, no? (pregunto con bronca) Nunca
me quisiste como yo a vos.
Jesica: Yo te quiero.
Pedro: Y si es así, por qué me hiciste esto? Por qué me dejaste?
Jesica: Es que estaba confundida, no sabía que hacía. Es como que
con vos ya se estaba volviendo todo una rutina, y este chico me ofrecía algo
distinto… Pero en seguida me di cuenta que te extrañaba un montón. En serio
Pedro. Perdóname.
Pedro: Sabes qué es lo que más me duele?
Jesica se queda mirándolo invitándolo a continuar con su idea.
Pedro: Que yo todavía te quiero, y me importas. Pero siento que yo
a vos no. No puedo creerte.
Jesica: En serio, creeme y perdoname. Te juro que no vuelve a
pasar nunca más. Y yo te quiero mucho! Me das una segunda oportunidad? Por
favor. (Con ojos tiernos)
Pedro: No se Jesy, no sé.
Jesica
se levanta de su silla, se sienta en la de al lado de Pedro y lo abraza. Golpe
bajo. Él le devuelve el abrazo. Cae en sus redes, una vez más.
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