Capitulo 121 ♥

Pedro iba y venía del living a la cocina ordenando todo lo que habían usado para merendar y Pau se había quedado sentada en el sillón, con la vista fija en la computadora pero sin hacer nada, en el último viaje que hacia Pedro llevando la azucarera y el mate, antes de cruzar la puerta de la cocina se detiene y le habla a su novia, lo tenía preocupado que este tan callada.

Pedro: Eu, gorda. ¿Te paso algo?

Pau: (Volviendo de repente a la realidad) Ay, gordo, perdón, colgué mal y ya llevaste todo solito.

Pedro: No pasa nada (le sonríe), ¿veías algo en la compu?

Pau: No, solo pensaba.

Pedro: Mmm, esa cabecita, llevo esto, vuelvo y me contas.

Tal como dice deja todo en la cocina, en donde el piso seguía lleno de harina… Pero ya barrerían ahora quería saber en qué pensaba su novia. Vuelve al living y se sienta al lado de Pau.

Pedro: Bueno, te escucho.

Pau: Nada importante gordo. (Riendo para descontracturar la situación) Solo pensaba qué loco lo de Barby, todo rapidísimo hizo, pero se nota que se aman. Me pone re feliz por ella y Benja. Además los casamientos me re sensibilizan…

Pedro: ¡Que tierna sos mi amor! (Abrazándola) Si hoy quedaste así ese día ¡¡inundas la iglesia!!!

Paula: ¡Ay si tan cual! (Riendo) Bueno, vamos a sacar la harina del piso de la cocina así después me saco la harina de mi cuerpo.

Pedro: (Riendo a carcajadas) Todavía no entiendo como los chicos no nos vieron medios canosos por Skype.

Paula: Tal cual, agradecé que mi cámara no es de las mejores, y se ve medio oscuro.

Pau se pone a barrer y Pedro lavaba la sartén y demás utensilios que había usado para hacer las tortafritas. Moro corrió un rato detrás de la escoba mientras su dueña barría, queriendo jugar, pero enseguida se cansó y se fue a su cunita a dormir.

Una vez que la cocina estuvo limpia y ordenada, Pau le encendió el televisor a Pedro y le dijo que mire lo que quiera, mientras ella se bañaba.

Paula: ¡Sabes lo que me va a costar sacarme la harina de la cabeza!

Pedro solo se río y puso un canal de futbol. Ella se metió pronto en el baño y abrió la ducha, se desvistió y comenzó a sacarse primero la harina de su cuerpo para luego encargarse del engrudo que le iba a quedar en la cabeza.

Al poco tiempo escucha que abren la puerta de baño y alguien entra, obviamente tenía que ser Pedro.

Paula: ¿Tenías que ir al baño, gordo? (riendo)

Pedro: No, te dije que hoy no te escapabas de mí. (Metiéndose en la ducha ya sin ropa)

Paula: (Sorprendida y riendo) ¿Qué hace Pedroooooo?

Pedro: Te vine a ayudar. (Ríe) No aguantaba más la harina, ni las ganas de estar con vos.

Paula sonríe ante la confesión de su novio y con una mano le despeina el cabello intentando sacarle la harina. Él, en un rápido movimiento la toma por la cintura y comienza a besarla. Entre mimos y besos se duchan los dos. Una vez limpitos y cuando ya el agua comenzaba a caer fría, ellos seguían mimándose sin importar nada, estaban tan apasionados que terminan haciendo el amor bajo la ducha.

Salen los dos, cada uno con su respectivo toallon y se dirigen a la habitación de Paula para cambiarse.

Pedro: Uh, voy a tener que ir a casa a buscarme ropa.

Paula: ¡Así no salís vos!

Pedro: ¿Te da celos que las vecinas vean mi sexy cuerpo? (Haciéndose el canchero)

Paula: Obvio, sos solo mío. Me cambio y voy yo.

Pedro: Okey. ¿Pido algo para comer? ¿Empanadas te va?

Paula: Dale, en realidad no tengo mucha hambre, pedí dos empanaditas para mí nada más.

Pedro: Dale.

Paula intentaba vestirse rápido para traerla la ropa a su novio pero él le sacaba las cosas que se iba poniendo o se tiraba encima, la besaba.

Paula: Dale gordo… No me escape de la ducha, ahora ¡dame un respiro! (Riendo)

Pedro. Ufa, está bien. Dale, anda y fijate en el 2do cajón de mi cómoda están las remeras, en el 1ero los bóxer y me pongo la misma bermuda que tenia ahora.

Paula: Entendido señor, usted pida la comida.

Paula agarra las llaves de la casa de Pedro que había dejado sobre la mesa del living y pasa por la medianera hacia el patio de él, por suerte ya había dejado de llover un poco por lo que no se moja tanto, una vez allí abre la puerta del fondo e ingresa a la habitación para buscar lo que su novio le había pedido.

No puede evitar ver una bolsa en el sillón del living que le llamaba la atención, parecía un regalo, se acerca a chusmear que era pensando que tal vez era algo para ella. Pero no era así, era algo que le habían regalado a Pedro, por lo que decía en la tarjeta, una tal “Natalia”. ¿Quién sería?

Se queda pensativa, pero no abre el regalo e intenta no hacerse la cabeza, seguramente su novio ya le diría quien era esa Natalia.

Vuelve a su casa y le da la ropa a Pedro quien se viste enseguida y justo cuando ya estaba listo llega el delivery.

Comen las empanadas mientras charlaban de sus respectivas familias, ya que Pedro quería organizar una comida con todos sus hermanos, su papa y su novia para presentarla formalmente, y también conversaban del viaje que harían a la costa en semana santa. Ya quedaban pocos días y debían ir averiguando un lugar en donde hospedarse.

A penas terminan de comer, limpian las pocas cosas que habían usado y se van a la cama a ver televisión, seguramente una película.